El 9 de marzo, el Gobierno italiano anunció que extendería medidas restrictivas sin precedentes a todo el país a partir del día siguiente para hacer frente a la epidemia de coronavirus: se pide a los ciudadanos que restrinjan sus movimientos tanto como sea posible y se cancelan todos los eventos deportivos o culturales. Las escuelas, universidades, teatros y cines están cerrados, al igual que los museos, iglesias, piscinas y pabellones deportivos. Solo se permite viajar "por razones profesionales comprobadas, situaciones de necesidad o por razones de salud" hasta el 3 de abril.
La medida, sin precedentes en tiempos de paz en un país democrático, tiene como objetivo contener la propagación del virus, que ya ha causado más de 460 muertes hasta la fecha y está ejerciendo presión sobre el sistema de salud de Italia.