Datos Europa y Covid

¿Cuál es el impacto de los fondos de la UE en la gestión de la crisis de la COVID?

Antes de utilizar ayudas económicas como el Fondo Europeo de Recuperación, una de las primeras medidas de la UE fue permitir a los países miembros que ellos mismos reasignaran sus propios fondos europeos para hacer frente a la crisis de la COVID-19. A continuación analizaremos el impacto que esto tuvo en Italia y otros países.

Publicado en 19 marzo 2021 a las 12:42

En los últimos meses, la crisis de la COVID-19 ha ejercido una presión cada vez mayor sobre la capacidad de respuesta tanto de los Estados miembros de manera individual, como en la totalidad de la Unión Europea. En primer lugar, en el campo de la asistencia sanitaria, con la necesidad de garantizar el acceso a equipos de protección, ampliar los cuidados intensivos e investigar y distribuir vacunas. En segundo lugar, en cuestiones económicas y sociales: confinamientos que afectan al consumo y la producción, empresas que necesitan subsidios y garantías de préstamos.

Debido a su naturaleza, la pandemia requiere respuestas coordinadas entre los países de la UE que sean rápidas y eficaces. Desde las primeras semanas de la crisis, las instituciones europeas han puesto en marcha diversos instrumentos. Entre ellos, los más destacados son la suspensión del Pacto de Estabilidad, Next Generation EU (Instrumento Europeo de Recuperación), los fondos SURE para atenuar los riesgos de desempleo en una emergencia, Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), las intervenciones del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la compra de valores por parte del Banco Central Europeo (BCE).

En este contexto, entre las primeras medidas puestas en marcha figuran las iniciativas IIRC e IIRC+ (Iniciativas de Inversión en Respuesta al Coronavirus). Estos no son recursos adicionales, sino que permiten reasignar los fondos europeos existentes para el ciclo 2014-20 a otros gastos relacionados con emergencias, desde la compra de suministros médicos hasta el apoyo a las empresas y el bienestar social.

Esta ha sido una estrategia decisiva. Desde el comienzo de la crisis hasta mediados de enero de 2021, se ha producido un aumento neto de 6800 millones de euros en asistencia sanitaria en la UE, y más de 3500 millones en apoyo a las empresas afectadas. Se registrarán más resultados a mediados de 2021. Hasta el momento, parecen haber sido inmensamente útiles para los gobiernos para hacer frente a la pandemia, especialmente en los primeros meses.

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El seguimiento de la reasignación de estos recursos es crucial, especialmente para conocer el impacto que los fondos europeos han tenido en la crisis. La publicación por parte de la Comisión Europea de conjuntos de datos específicos nos permite evaluar, país por país, el papel que han desempeñado los fondos europeos en la gestión de la crisis.

Reasignación de los fondos de la UE en el sector médico

La crisis ha puesto en relieve lo necesario que resulta reorientar los recursos hacia el equipo de protección para el personal, los suministros médicos y otras infraestructuras sanitarias. Los fondos europeos han desempeñado un papel decisivo, pero difícil de supervisar. Como ha destacado la Comisión, las clasificaciones existentes se remontan a antes de la pandemia y, por lo tanto, es muy difícil rastrear cómo han utilizado los países los márgenes concedidos por las iniciativas IIRC e IIRC+.

Desde mayo de 2020, la Comisión ha introducido nuevas clasificaciones para la COVID-19, pero su uso no es obligatorio. Por lo tanto, es bastante posible que no se pueda realizar un análisis completo. Otra estrategia de registro, posibilitada por los conjuntos de datos publicados por la Comisión, es aislar los fondos categorizados como relacionados con la salud y observar los cambios ocurridos desde el 1 de febrero de 2020 hasta el presente (los datos recopilados para este análisis son del 15 de enero de 2021).

Este método nos permite entender algunas tendencias. En 2020, un total de 7200 millones (un aumento neto de 6800 millones) se reasignó al sector de la salud.

Esto se explica porque la categoría de intervención con los mayores aumentos es la infraestructura de salud. Se reasignaron un total de 4500 millones, lo que supone un aumento casi constante. Esto indica que los países de la UE han dado prioridad a las intervenciones en este sector (categoría de intervención 053). También se han aumentado los fondos destinados a programas que promueven el acceso a los servicios de salud, una categoría bastante amplia que probablemente ha permitido una mayor flexibilidad en la emergencia sanitaria.

 

También se pueden observar reasignaciones menores pero significativas en el ámbito de las intervenciones de salud electrónica. Para estos programas hay 177 millones de euros en ingresos y 139 millones en gastos. Esto parece indicar una reestructuración de los fondos en esta categoría con el fin de optimizar las intervenciones específicas de la crisis del coronavirus.

En comparación con los países de la UE, el mayor volumen de reasignación en el sector de la salud se produjo en España (2700 millones de ingresos, 95 millones de gastos) e Italia (2000 millones de ingresos, 683 millones de gastos), seguidos de Polonia, Rumanía, Irlanda, Grecia y Francia.


En cuatro países (República Checa, Finlandia, Países Bajos y Suecia), el importe de la financiación en las categorías de intervención sanitaria no ha cambiado desde el 1 de febrero de 2020 hasta la actualidad. Por lo tanto, estos países no parecen haber aprovechado la flexibilidad permitida por las iniciativas IIRC y IIRC+ para responder a la crisis de la COVID-19, al menos en lo que respecta a la atención sanitaria. Una de las posibles razones es que los estados más virtuosos en el uso de los fondos de la UE tenían márgenes disponibles más bajos que los asignados en el presupuesto 2014-2020. Hungría, Estonia y Austria mantuvieron estables los fondos relacionados con la salud o los reasignaron a otras áreas.

Fondos y transferencias en el sector de la asistencia sanitaria entre diferentes regiones

Un aspecto clave de la iniciativa IIRC+ es la capacidad de transferir fondos de la UE entre diferentes regiones. Normalmente, de acuerdo con el Reglamento de la UE que rige los fondos europeos, no está permitido trasladar las ayudas económicas asignadas a regiones poco desarrolladas a otras más desarrolladas.

La pandemia ha provocado una revisión de esta limitación, ya que fueron principalmente las áreas metropolitanas y los territorios más dinámicos económicamente los primeros afectados por el virus.

Como consecuencia de ello, se han producido aumentos en la financiación del sector de la salud en todo tipo de regiones, pero en mayor medida en las más desarrolladas. En comparación con el 31 de enero de 2020, la financiación de la atención de la salud ha aumentado un 30 % en las regiones menos desarrolladas, un 169 % en las regiones en vías de desarrollo y un 255 % en las regiones más desarrolladas.

Para Italia, el aumento fue de un 89 % en las regiones menos desarrolladas. Esto comenzó con 435 millones de euros en las categorías de intervención relacionadas con la salud, antes de casi duplicarse a 823 millones de euros. El aumento es de un 216 % en las regiones en vías de desarrollo (de 18 a 58 millones) y de un 394 % en las regiones más desarrolladas (de 230 millones a 1100 millones).


Reasignación de los fondos de la UE al sector económico y a las empresas

Junto con el sector de la salud, otro sector bastante que se ha visto bastante afectado ha sido la economía. La flexibilidad garantizada mediante las iniciativas e IIRC+ ha permitido el uso de fondos masivos para apoyar a las empresas. En el período comprendido entre el 1 de febrero de 2020 y el 15 de enero de 2021, hubo alrededor de 11 mil millones de euros que fueron reasignados, lo que supuso un aumento neto de más de 3,5 mil millones de euros.

Como ya hemos visto en el sector de la salud, podemos reconstruir estas cifras comparando los cambios en la financiación entre las diferentes categorías de intervención. A diferencia de las pocas categorías relacionadas con el sector de la salud, en este caso tenemos alrededor de 24 tipos diferentes de intervención. Estos van desde inversiones productivas en pequeñas y medianas empresas (categoría 001) hasta investigación e innovación para grandes empresas (002); desde recursos para mejorar la eficiencia energética y medioambiental (categorías 068, 069, 070), hasta aquellos que ayudan a los trabajadores y a las empresas a adaptarse (106).

Las mayores reasignaciones positivas se registraron en la categoría 001, probablemente debido a la amplitud de la definición. Muchas intervenciones relacionadas con las pequeñas y medianas empresas pueden haberse concentrado precisamente en inversiones productivas.


Comparando los países de la UE, Italia ha participado en la mayor reasignación de fondos (2900 millones en ingresos y 1600 millones en gastos). El 1 de febrero de 2020, todas las categorías de intervención relacionadas con las empresas en Italia ascendían a 7100 millones de euros, mientras que la reasignación de fondos a este sector elevó este valor a 8400 millones.


Grecia le sigue de cerca, con 1300 millones en ingresos y 82800 millones en gastos. En cambio, hay cuatro países en los que la financiación del sector empresarial no ha cambiado sustancialmente: Finlandia, Luxemburgo, Los Países Bajos y Suecia. Como ya se ha indicado, estos países — que ya habían acordado una gran parte de sus fondos de la UE- tenían menos margen de maniobra, y solo hicieron un uso marginal de las posibilidades permitidas por los paquetes IIRC y IIRC+.

Fondos para empresas y transferencias entre regiones 

La capacidad de transferir fondos de una región a otra también se ha utilizado ampliamente para apoyar a las empresas. Una vez más, en toda Europa, casi todas las categorías de regiones han experimentado un aumento, aunque en diversos grados.

A diferencia de las reasignaciones sanitarias, la ayuda a las empresas aumentó más en las regiones menos desarrolladas. Estas regiones experimentaron un aumento de un 6,3 % (de 43 a 45,7 mil millones de euros), seguidas por las regiones en transición (+5,1 %) y las más desarrolladas (+2,6 %).

El mayor aumento de la financiación en las regiones menos desarrolladas se debe probablemente a la diferencia entre los efectos inmediatos de la crisis sanitaria y los de la crisis económica. La primera tuvo un impacto inicial mucho más fuerte en las regiones más desarrolladas. Sin embargo, las regiones menos desarrolladas no quedaron indemnes de las consecuencias económicas de la pandemia. Estas regiones dependen en gran medida de las actividades económicas de las regiones más desarrolladas, por lo que sus economías se desaceleraron. Esto solo aumenta el riesgo de ampliar las diferencias entre naciones individuales.


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