Los jóvenes europeos y la pandemia | Alemania

Aprendices y covid-19 en Alemania: “En medio de la tempestad”

En 2020, decenas de miles de plazas de formación profesional (uno de los pilares de la formación de los jóvenes en Alemania) permanecieron vacantes, ya que el virus obstaculizó la interacción cara a cara entre las empresas y los aprendices. Cuando ha resultado posible, estos últimos han asumido responsabilidades que no habrían tenido en un contexto normal. No obstante, estando a unos meses de las elecciones federales, algunos se preocupan por su país.

Publicado en 13 mayo 2021 a las 10:47

Cuando era niño, Oliver Sachsze soñaba con ser arquitecto. Cuando obtuvo su título de 4° de la E.S.O. (Realschulabschluss), hace cuatro años, quería ser vendedor, y después, profesor de baile. Encontrar nuestro camino nunca es fácil, incluso en circunstancias normales, y la pandemia no facilita las cosas para los jóvenes aprendices. Como el año pasado la orientación profesional, las prácticas y las ferias de empleo no se dieron de manera presencial, los miembros de las empresas y los aprendices no pudieron conocerse en persona. 


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Para febrero de 2021, la Agencia Federal de Empleo registró 387 471 plazas de formación en Alemania, es decir, aproximadamente un 8 % menos que el año anterior. A su vez, hubo un 12 % menos de candidatos en comparación con 2019, y unas 60 000 plazas de formación quedaron vacantes. Para contrarrestar esta tendencia, tanto las agencias de empleo como las cámaras de comercio y de industria han propuesto sesiones virtuales de orientación profesional como el speed-dating en línea.

“Hacer funcionar el negocio”

Gracias a la agencia de empleo, Oliver Sachsze encontró una formación antes de la crisis en Büroland (en Chemnitz, Sajonia), una empresa de 23 personas que vende mobiliario de oficina de alta calidad. “Transformamos las oficinas del ayer en el mundo de trabajo del mañana”, indica la página web. Hoy su eslogan suena como un presentimiento de grandes visionarios. Cuando Oliver Sachsze inició su formación profesional en 2019, Corona no era más que una “marca de cerveza”, y su formación se centró en la venta de mobiliario de oficina para grandes edificios administrativos, tiendas o salas de conferencias. 

En ese entonces nadie habría imaginado una oficina del mañana entre cuatro paredes. Pero la empresa supo adaptarse con rapidez y comenzó a vender escritorios de altura ajustable y sillas de escritorio ergonómicas para teletrabajadores. “Es para evitar el dolor cervical”, explica el joven de 20 años que no ha perdido su buen humor y que todavía vive en casa de sus padres, con muebles de Ikea. Habría querido mudarse a una “estupenda buhardilla” justo después de comenzar su formación, pero en vista del contexto, prefirió no vivir solo.

Martin Barthels  Foto: Iris Hoffmann| Arbeitsagentur Sachsen.

No obstante, en ningún momento temió no poder continuar con su formación profesional. Cuando se redujo la jornada laboral de los instructores poco después del inicio de la pandemia, él y otros tres aprendices tuvieron que “hacer funcionar el negocio” a tiempo completo, 40 horas a la semana y sin reducción de salario. Es fácil hacer los cálculos, afirma Oliver: “Conservamos a los aprendices como mano de obra barata y, en cuanto al resto de la empresa, la salvaremos de otra forma. Dicho de esa manera, puede sonar mal, pero no le reprocho nada a mi jefe, ya que de todas formas no podía hacer nada en casa y me alegraba ir a trabajar para mantenerme activo y ver a gente”, explica Oliver. Cuando se proveyeron las primeras ayudas para empresas en el marco del programa federal “Ausbildungsplätze sichern”, que pretendía garantizar plazas de formación, se depositó una prima Corona de 300 euros para todos, incluyendo los aprendices. Asimismo, existen muy buenas posibilidades de que la empresa contrate a Oliver después de su formación. “No hay razón para preocuparse por mí”, concluye. 

Otros horizontes y más responsabilidad

Por lo general, la situación es mucho más difícil en la hostelería y la restauración. Numerosas formaciones fueron canceladas y muchos jóvenes tuvieron que cambiar de dirección. En el hotel TORTUE, ubicado en pleno centro de Hamburgo, la situación se tornó crítica en marzo de 2020, cuando se detuvo el flujo de clientes. Las reservas, la restauración, los eventos: todo se detuvo de golpe y el hotel tuvo que cerrar, pero no echó a los aprendices a la calle. Los inventarios, los trabajos de mantenimiento y la limpieza los mantuvieron ocupados hasta la reapertura del hotel en verano. “Había que hacer un gran trabajo de limpieza y no siempre era fácil”, explica Paul Höfkes, en segundo año de su formación como cocinero. Cuando el hotel debió cerrar de nuevo a principios de noviembre, los cocineros aprendices se encargaron de la restauración para el personal. “No habría tenido tantas responsabilidades en condiciones normales, fue fenomenal”, recuerda Paul.

Aparte de los módulos de formación en ventas, mercadotecnia y comunicación, las prácticas de cocina, como la preparación de un risotto o de cócteles, comenzaron a realizarse por Zoom a principios de año. Los aprendices iban previamente al hotel para recoger los ingredientes necesarios. Todos debían participar en los cursos de cocina independientemente de la profesión para la que se estuviesen preparando. “Si el hotel hubiese funcionado como de costumbre, jamás habría tenido tiempo de participar”, se complace Renée Adam, cuya formación profesional de especialista en hostelería concluirá este año. “Queríamos expandir sus horizontes, ya que todos se benefician con ello”, explica Isabel Raschke, encargada de RRHH.

Pese a todos estos esfuerzos, se tuvo que reducir la jornada de los aprendices temporalmente durante el cierre del hotel sin cambio alguno en su salario. Algunos hoteles pagaron a sus aprendices apenas un 60 % de su salario durante los primeros tres meses de reducción de jornada, y luego un 70 % y un 80 % de manera gradual, como sucedió con los demás empleados en desempleo parcial. "Nosotros no queríamos hacer lo mismo porque el costo de vida en Hamburgo es muy elevado", declara Isabel Raschke, que en estos momentos ya puede respirar un poco porque, desde la reapertura del hotel para clientes profesionales en abril, aproximadamente un 95 % de los aprendices han podido trabajar una vez más a tiempo completo.

En medio de la tempestad

Martin Barthels, de 21 años, que en este verano concluirá su formación como asistente especializado en servicios del mercado laboral en la Agencia de Empleo de Sajonia, tuvo que adaptarse a esta nueva situación. Cuando inició su formación, aprendió a calcular principalmente los subsidios por desempleo y las prestaciones familiares. En marzo de 2020, el subsidio de jornada reducida se convirtió repentinamente en EL tema de actualidad, una cuestión de la que ni siquiera los formadores se encargaban antes. Mientras que en todo el año 2019, 900 empresas solicitaron el recurso a la jornada reducida en Sajonia, tan solo en marzo de 2021, 1000 empresas hicieron lo mismo.

Para afrontar esta demanda, se hizo uso de los aprendices, aun cuando esto no formaba parte del programa. Tras dos semanas de prácticas intensivas, estábamos listos. “En ese momento nadie sabía qué pasaría y el ambiente era pesado. Nos encontrábamos en medio de una tormenta, pero yo me sentía bien”, recuerda Martin Barthels. No es poco dar ánimo por teléfono a tantas personas con angustia existencial. No obstante, Martin no necesitó ayuda del servicio de apoyo psicológico laboral propuesto por la agencia de empleo de Sajonia para sus empleados y aprendices desde inicios de la crisis.  Tampoco teme perder su empleo. Sin embargo, las prestaciones de desempleo y de jornada reducida seguirán siendo solicitadas en el contexto actual.

“El ambiente está cambiando”

Para abril de 2020, más de 13 000 personas ya habían perdido su empleo en Sajonia. En abril de 2021, la tasa de desempleo era de 6,3 %, un poco superior a la media nacional de 6 %. Esto le preocupa a Martin Barthels, también en lo que concierne a las próximas elecciones federales previstas para septiembre. “Muchas vidas han sido destrozadas y temo que nos inclinemos hacia la derecha”. En las elecciones regionales de 2019 en Sajonia, Alternative für Deutschland (AfD, extrema derecha) llegó a la cabeza con un 27,5 % de los votos, principalmente en detrimento de la extrema izquierda (Die Linke) y de los democristianos (CDU). “El CDU seguirá perdiendo votos”, opina Oliver Sachsze. “Muchos no comprenden las decisiones tomadas durante la pandemia, estoy seguro de que eso ocasionará un enfrentamiento. El ambiente está cambiando en nuestro país, pero toda transformación puede traer algo bueno. Nadie del AfD es capaz de convertirse en canciller. Pese a todo, confío en nuestra democracia”.

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