En este año hemos vivido la quinta crisis de un siglo que sigue siguiendo joven. Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre, la Gran Recesión, la denominada “crisis de los refugiados” y la pandemia de la COVID-19, en 2022 llegó la invasión rusa a gran escala de Ucrania. Esta situación brindó a los políticos la oportunidad de dar por finalizada la pandemia, a pesar de que siguen aumentando los casos, pero también les planteó nuevos desafíos en áreas que llevaban décadas intentando ignorar o al menos despolitizar, en particular los ámbitos estrechamente interconectados de la defensa y la energía.
Si bien la defensa y la energía están muy vinculadas a la cuestión de la soberanía nacional, en el contexto europeo son fundamentalmente internacionales. Y plantean a los europeos una realidad dolorosa: aunque la Unión Europea es la tercera potencia económica del mundo, depende en gran medida de Estados Unidos en cuanto a defensa y de Rusia en lo que respecta a energía. La guerra de Ucrania ha obligado a Europa a abordar por fin estas vulnerabilidades fundamentales, que no son solo retos para países concretos, sino para la propia UE.
Hasta ahora, la mayor parte del mundo está en modo de crisis. Mientras la UE ha adoptado sanciones económicas contra Rusia y los compinches de Vladimir Putin, gran parte del resto del mundo, sobre todo en el denominado "Sur global”, se ha unido más con palabras que con acciones. La consecuencia ha sido que las sanciones no han tenido los resultados deseados, algo que se espera solventar con las sanciones de diciembre más estrictas. Independientemente del resultado, la defensa y la energía figurarán en el lugar más destacado de la agenda europea en 2023. No obstante, es crucial que se aborden estos retos sin caer presa de la trampa iliberal.
Política de defensa
La invasión rusa a Ucrania a gran escala ha dejado claro que Europa sigue dependiendo totalmente de Estados Unidos en cuanto a protección militar. Incluso en lo que respecta al apoyo militar a Ucrania, los países europeos son casi intrascendentes. No solo EE. UU. prometió unas cinco veces más transferencias de armas a Ucrania que todos los países europeos juntos, sino que solo Reino Unido ofreció más que el total de todos los países de la UE.
Paul Nemitz, jurista y consejero de la UE para asuntos de libertad digital
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