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Martin McGuinness, el candidato del Sinn Fein a la presidencia de Irlanda, ha recorrido un camino muy largo desde que su función fuera la de garantizar a la línea dura del IRA que la organización jamás entregaría las armas ni abandonaría su "lucha armada".
En los inicios del proceso de paz, su tarea consistía en tranquilizar a los militantes escépticos que temían que Gerry Adams y otras "palomas" republicanas pudieran ir demasiado lejos y demasiado rápido a la hora de replantear la ortodoxia republicana.
"Nuestra postura es clara y nunca jamás cambiará", insistía con su brusquedad característica en una conferencia del Sinn Fein en 1986. "La guerra contra el dominio británico debe continuar hasta lograr la libertad".
Dispuesto a reunirse con la Reina
Sin embargo, actualmente el IRA ya no recurre a las armas y ha dejado de ser el centro de atención. McGuinness prosigue su objetivo de unidad irlandesa meramente con medios políticos y recientemente comentó que, si es elegido para ser el sucesor de Mary McAleese, estaría dispuesto a reunirse con la Reina.
Los Gobiernos de Londres, Dublín y Washington no olvidan su carrera como líder de alto rango del IRA, durante la cual debió de haber aprobado cientos de asesinatos y atentados. Los unionistas también lo saben, pero con sus votos han refrendado el Gobierno de asociación que lidera junto a sus representantes políticos.
Su trayectoria desde líder de la guerrilla a candidato presidencial ha sido larga y tortuosa y han muerto muchas personas en el camino. Se unió al IRA en su ciudad natal de Londonderry mucho antes de que los paracaidistas asesinaran allí a 13 personas en el Domingo Sangriento de 1972. Incluso desde joven ya era una figura destacada del IRA y formó parte de un grupo que posteriormente ese mismo año mantuvo una reunión ultra secreta con un ministro del Gabinete británico en Chelsea.
La sorpresa de su encanto personal
En cuestión de unos años, las fuerzas de seguridad se prepararon para lo que el IRA denominaba "la larga guerra". Se basaba en la idea de que la violencia continua obligaría a los británicos a recapacitar y a retirarse finalmente de Irlanda del Norte. Sin embargo, el liderazgo formado por Adams y McGuinness fue el que tuvo que recapacitar y llegar a la conclusión de que ni siquiera se barajaba la retirada. Poco a poco, desarrollaron la idea alternativa de que los republicanos debían pasar al ámbito político.
Una de las sorpresas de este proceso fue que McGuinness destacó en política tanto como lo había hecho como comandante del IRA. Se convirtió en el negociador jefe del Sinn Fein y, junto a Adams, pasó muchas horas de conversación con Tony Blair. Continúo su carrera y llegó a la administración de Belfast, para asombro de los horrorizados Unionistas llegó a convertirse en ministro de Educación. Y aunque dejó el colegio durante su adolescencia, mostró una destacada habilidad como administrador.
Otra sorpresa fue su encanto personal, con el que conquistó a muchos antiguos oponentes, entre los que destacó el reverendo Ian Paisley, que llegó a estar muy unido a él.
Sin rastro de las armas
La carrera de McGuinness llegó a un importante hito hace dos años cuando, en un momento de tensión, calificó a los grupos disidentes de republicanos violentos de "traidores". Otro hito fue el momento en el que, junto al Sinn Fein, instó a los nacionalistas a que se unieran a la policía. Su objetivo de unidad irlandesa persiste, pero no hay ni rastro de armas.
Algunos disidentes republicanos se muestran disgustados por ello, pero les superan en número los que apoyan el nuevo pragmatismo. Es algo que se refleja en el creciente número de votos del Sinn Fein. Están cerca de convertirse en el mayor partido de Irlanda del Norte, donde ahora mismo constituye la fuerza nacionalista dominante.
Al sur de la frontera, sus éxitos son menores, pero este año se convirtió en el cuarto partido político. Las aspiraciones de McGuinness seguirán apuntando alto. Son pocos los que predicen que podría ganar, pero un resultado respetable en las elecciones representará un paso más en su largo camino hacia el poder político.
Contexto
Unas elecciones emocionantes
“Martin McGuinness 1, el presidente del pueblo” se muestra como titular optimista en An Phoblacht, el megáfono oficial del partido nacionalista irlandés Sinn Féin. Según el corresponsal en Belfast de The Observer, que el antiguo comandante del IRAse presente a luchar por un cargo para figurar ha hecho que se convierta “en la contienda más fascinante de toda una generación”. Sin embargo, “A lo largo de las cuatro semanas de campaña deberá afrontar su pasado en la filas del IRA y, en concreto, que él defiende haber abandonado el IRA Provisional en 1974”, una afirmación que desmiente un alto cargo retirado de la Garda Síochána [policía irlandesa] que sostiene que “creía que McGuinness formó parte del Consejo Armado del IRA hasta el proceso de paz de la década de los noventa”.
De la lista de siete candidatos, los más destacados son Michael D. Higgins, del Partido Laborista, un popular exministro y exdiputado; la ganadora de Eurovisión de 1970, Dana, que aúna el voto tradicionalista católico; y el senador David Norris, un gay que no se esconde y que es un erudito en la obra de [James] Joyce. Norris se retiró de la carrera en agosto, después de que se hiciese público que había escrito a las autoridades israelíes pidiendo clemencia para un amante que había sido declarado culpable de haber mantenido relaciones con un menor. Sin embargo, sigue siendo el candidato más popular en las encuestas, alcanzado el 21% en la más reciente, mientras Higgins ostenta un 18% y McGuinness un 16%.
