Una griega se manifiesta ante la sede de la Federación de Industrias alemana en Berlín, durante una reunión en la que participaban Angela Merkel y Yorgos Papandreu, el pasado 27 de septiembre.

Los buenos consejos de Berlín

A comienzos de octubre, mientras la troika y el Gobierno de Papandreu debaten las nuevas medidas de ajuste, el ministro de Economía alemán se encuentra en Atenas para proponer a Grecia que cambie su modelo económico. Sugiere uno que se acerque más al modelo alemán.

Publicado en 11 octubre 2011 a las 16:16
Una griega se manifiesta ante la sede de la Federación de Industrias alemana en Berlín, durante una reunión en la que participaban Angela Merkel y Yorgos Papandreu, el pasado 27 de septiembre.

Jueves, 6 de octubre, alrededor de las once de la noche. Philipp Rösler, ministro alemán de Economía, sale un momento de su hotel de Vouliagmeni para dar un paseo por la playa cercana. Es una noche preciosa. Tranquila. Una brisa suave transporta un aroma de pinos y unas notas de música "lounge" que salen de un bar de cocktails. El mar calmado evoca la época homérica, las intrigas de Olimpia, los héroes de Sófocles y las alegorías de Platón.

Cuesta creer que Grecia esté al borde de la ruina, que si la troika (el FMI, el BCE, la Comisión Europea) no da su aprobación, Atenas podría quebrar a partir del próximo mes, que Europa viva atormentada desde hace ya dieciocho meses intentando encontrar el mejor modo de contener una crisis que amenaza con arrastrar al euro. Y sin embargo, así es la realidad. La víspera de la llegada de Philipp Rösler, el país se paralizó con una nueva huelga general contra las medidas drásticas de ahorro decididas por el Gobierno de Papandreu. Justo cuando el ministro alemán, rodeado de guardaespaldas, se da un paseo de unos minutos, una serie de griegos disfrazados de Hitler se manifiestan ante la embajada de Alemania en Atenas. El índice de desempleo se acercaría al 20 % el año que viene, según pronostican los economistas, después de cuatro años consecutivos de recesión.

Si Philipp Rösler ha venido a Atenas, no es para paladear un momento de eternidad, sino para ofrecer la ayuda de Alemania, el primer socio comercial de Grecia, con intercambios anuales del orden de 8.000 millones de euros. En Berlín, han comprendido hace tiempo que para salir del atolladero, no sólo hay que obligar a Atenas a que realice una purga en sus finanzas públicas. También es necesario ayudarla a que recupere su competitividad. En otras palabras, que cambie de modelo económico. Si puede ser, para adoptar uno más... germánico.

Un potencial enorme en el sector fotovoltaico

Philipp Rösler encabeza una delegación de unos 70 empresarios y banqueros que deben aportar ideas, consejos y capitales. La gestión debe entenderse como un complemento a los trabajos de la "task force" de la Comisión Europea, creada en julio para agilizar la economía griega y presidida por Horst Reichenbach, un... alemán. Un signo de que esta visita se toma en serio es que a Philipp Rösler lo recibe el primer ministro en persona, el viernes por la mañana. También conversa con el ministro de Finanzas, su homólogo de Economía y el ministro de Energía. En este último ámbito es donde el Gobierno alemán ve más oportunidades. Sobre todo en la energía fotovoltaica.

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Con más de 300 días de sol al año de media, Grecia posee un potencial enorme que aún no ha explotado: actualmente cuenta con una capacidad de apenas 350 MW, comparados con los 20 GW de Alemania. "El país dispone de un interesante sistema de tarifas garantizadas, más interesante que en Alemania, el problema es que los inversores no saben cómo pueden continuar", explica Dirk Janssen, abogado especialista de Watson, Farley & Williams.

Ahora Atenas tiene como objetivo instalar una capacidad de hasta 10 GW en su territorio: es el proyecto Helios. Con la perspectiva de exportar esta electricidad limpia. ¿Por qué no hacia Alemania? En junio, Berlín decidió salir de la energía nuclear de aquí a diez años y por lo tanto debe planificar sus fuentes energéticas. La canciller indicó la semana pasada que tendría sentido producir energía solar allí donde las condiciones sean óptimas. Como es evidente, vender energía solar griega a los consumidores alemanes es un reto tecnológico y jurídico. Pero las empresas alemanas de energía fotovoltaica dicen estar dispuestas a financiar hasta el 5 % de los 20.000 millones de euros de la inversión necesaria en el proyecto Helios. "Con la condición de que la UE también invierta", previene Frank Asbeck, director de Solarworld, una de las "historias de éxito" del sector solar alemán.

Funcionarios alemanes en Grecia

"El principal problema es el de la financiación. Ralf Ketteler, director de proyectos para el especialista eólico WPD, con sede en Bremen y presente en 14 países europeos, confirma que "en este momento es muy difícil, pero seguimos trabajando y hay posibilidades, sobre todo a través del banco KfW". En efecto, Berlín reserva a este banco público una función importante en su plan de ayudas a Grecia, mediante asociaciones con empresas griegas. KfW se propone así ayudar a las autoridades griegas a que monten su propio banco público de apoyo a las pequeñas y medianas empresas.

Este banco griego podría financiar proyectos, no sólo en el ámbito de las energías renovables, sino también en el turismo, la sanidad, la informática. "En Grecia hay muchos jóvenes especialistas en informática con una gran formación", asegura Volker Treier, experto de las cámaras de comercio e industria. Las empresas alemanas se beneficiarían al contratarles, ya que el coste del trabajo es inferior al de Alemania. También se habla mucho de los proyectos de residencias con asistencia sanitaria para los jubilados, pues la población alemana envejece rápidamente. "Pero para que todo esto funcione, habrá que realizar reformas profundas, ha señalado Philipp Rösler. Durante las reuniones en Berlín que precedieron a su viaje, el entorno del ministro hizo alusión a la necesidad de un "cambio de mentalidad". Philipp Rösler no dejó de recordar a sus interlocutores que una serie de grandes empresas alemanas, entre ellas Bayer, Deutsche Telekom, Siemens y Fresenius, intentan recuperar sus créditos griegos en algunos casos desde hace años y sin éxito.

No se realizarán inversiones masivas en Grecia si no existe un mejor contexto normativo y una mejor administración. Las autoridades alemanas están dispuestas a enviar a funcionarios a Grecia para ayudarles a realizar las reformas.Con su experiencia de la reunificación, tras la cual la agencia Treuhand organizó la venta de los activos alemanes del Este, Alemania también quiere ayudar en las privatizaciones griegas. Otro ámbito en el que también habrá que actuar rápidamente es la creación de un catastro fiable. "Actualmente, a menudo no sabemos bien a quién pertenece esta o aquella parcela", lamenta Volker Treier. Por último, Philipp Rösler sugiere a Atenas que imite a Polonia que, tras la caída del Telón de Acero, obtuvo grandes beneficios con la creación de zonas económicas especiales, con un tratamiento fiscal privilegiado.

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