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¡Alerta al cannabis de síntesis! Los sustitutos del cáñamo conocidos bajo el nombre de spice, y que se ofrecen legalmente a través de Internet desde hace al menos cinco años, han resultado contener unas sustancias más potentes que el THC, el principio activo del cannabis. El fenómeno de las designers drugs (drogas de síntesis) ha llegado pues al campo de las drogas fumables. Ha comenzado un nuevo juego del gato y del ratón entre las autoridades y unos pequeños laboratorios, en el que el ratón parece tener un ventaja considerable. Uno tras otro, desde principios de año, los países europeos añaden a sus listas de productos estupefacientes (y por lo tanto ilícitos) nuevas sustancias con nombres esotéricos: JWH-018, CP 47497, HU-210, y no cabe duda de que la lista aún no está cerrada. Austria y Alemania fueron los primeros en el mes de enero, seguidos de Francia en febrero, de Polonia y de Luxemburgo en mayo y de Suecia el 15 de septiembre, al igual que otros países que no pertenecen a la Unión Europea. El Reino Unido seguirá la corriente a finales de año.
Hierbas que tenían un recibimiento entusiasta
El origen de este zafarrancho de combate es una mezcla de varias hierbas –y legales- que normalmente se venden en bolsitas de tres gramos y que llevan la advertencia «Not for Human Consumption». Oficialmente, se trata de incienso para quemar. Pero en la práctica, se fuma. El spice forma parte de las decenas de sustitutos al hachís que están en venta libre en Internet, así como en algunas tiendas especializadas. La mayoría de estos productos que afirman procurar “legal highs” (colocones legales) son rara vez eficaces. Pero el spice es una excepción.
En 2006, los vigilantes de la toxicomanía señalan que en los foros de Internet de los adeptos a las drogas fumables se elogia este producto. Parece ser que el spice apareció alrededor de 2004, pero no se difundió realmente hasta dos años más tarde, al precio de 30 ó 40 euros la bolsita de 3 gramos. Si nos atenemos a los comentarios de los primeros consumidores, sus efectos son parecidos a los del cannabis, pero con una mayor duración (hasta seis horas), y se puede conseguir sin problemas. Sin embargo, los análisis que se realizaron en aquel entonces no detectaron ninguna sustancia ilícita.
Centenares de "colocones legales"
Pero en diciembre las cosas cambiaron. A instancia de la policía de Fráncfort, el laboratorio alemán THC Pharm analiza el producto y halla un cannabinoide de síntesis, el JWH-018. El spice no es pues una mezcla anodina de hierbas: sus productores han añadido al menos un producto de síntesis para volverlo psicoactivo. Es entonces cuando el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías hace sonar la alarma.
Desde entonces, otros equipos de investigadores han continuado con los análisis y han hallado otros cannabinoides, como el CP 47497 que el laboratorio farmacéutico Charles Pfizer sintetizó en los años 70. El pasado verano, un equipo alemán de la universidad de Braunschweig confirmó la presencia de un nuevo compuesto, y los investigadores se preguntan, en un artículo que saldrá publicadoen la revista Forensic Science International, si la caza a los cannabinoides de síntesis terminará algún día, dado que existe una cantidad elevada de estos productos (unos centenares). Pero como una sustancia no puede ser prohibida hasta que no haya sido identificada, parece que al “colocón legal” aún le quedan muchas primaveras.
La ofensiva comienza
La mayor parte de estas sustancias fueron desarrolladas para tener un mayor entendimiento sobre el funcionamiento de nuestro sistema endocannabinoide, pues el cuerpo humano produce sus propios cannabinoides. Pero con el tiempo se dejó de lado su desarrollo por no tener una aplicación terapéutica evidente (salvo algunas excepciones, como el cannabigerol, que puede ser eficaz contra la hipertensión y que tiene un efecto antiinflamatorio).
Desde finales de febrero, el spice es ilegal en Francia, y tres de los cannabinoides que suele contener con más frecuencia ya están inscritos en la lista de estupefacientes. Aunque se hayan observado unos casos aislados de sobredosis en Alemania, un consumo en cantidad “razonable” de estos cannabinoides no debería suponer mayores problemas que el THC. Sin embargo, varios análisis han mostrado que la proporción de principios activos podían variar de 1 a 10 en función de la bolsita, lo cual puede reservar unas sorpresas nada buenas. “Como algunos compuestos pueden ser activos con dosis muy pequeñas, no puede excluirse la posibilidad de sobredosis accidentales que tengan un riesgo de complicaciones psiquiátricas graves”, apunta un informe europeo difundido este verano en los centros nacionales de vigilancia epidemiológica.
Además, de momento no hay ningún estudio clínico o toxicológico que esté disponible. Único elemento reciente: un equipo de psiquiatras de Dresde (Alemania) acaba de detallar en la revista Deutsches Arzteblatt un primer caso de dependencia al spice gold (una variedad del producto) en un sujeto de 20 años que lo fumaba desde hacía ocho meses en cantidades importantes (tres gramos al día). La mayor parte de las páginas web que vendían el producto han dejado de hacerlo. Pero otras mezclas, propuestas con otros nombres [sence, gorilla, solar flare, Yucatan fire, smoke, chillX, Earth impact, Moon rocks, galaxy gold, genie, blue lotus, aroma, scope, etc.] y estudiadas para no caer ante la ley, ya están, sin duda, siendo estudiadas.
