Escaparate anunciando rebajas antes del cierre definitivo de un centro comercial en Edimburgo (Reino Unido), marzo de 2009. Foto : Jerome Lorieau.

El rompecabezas de los tesoreros de la Unión

¿Hay que regular aún más los mercados financieros? Sobre esta cuestión, los ministros de Finanzas europeos están divididos. La Vieja Europa continental es favorable, al contrario que Londres, Dublín y algunos países nuevos miembros de Europa del Este.

Publicado en 3 junio 2009 a las 15:29
Escaparate anunciando rebajas antes del cierre definitivo de un centro comercial en Edimburgo (Reino Unido), marzo de 2009. Foto : Jerome Lorieau.

Ante la insistente pregunta de cuánto dinero público piensa seguir dando a los bancos, el ministro alemán de Finanzas responde con gesto sombrío: «No lo sé, no lo sabré hasta que llegue el momento». Y si alguien le pregunta, al salir a altas horas de la noche de una reunión con su gabinete en Berlín o de un Consejo de Ministros en Bruselas, cómo le ha ido, a Peer Steinbrück se le puede llegar a escapar un «de perros ».

Hoy en día los ministros de Finanzas de la Unión no dan ninguna envidia. Por un lado está Washington reclamando a voz en grito que refloten la economía con cada vez más y más millones, y por otro lado Bruselas que les amenaza con actuaciones judiciales por elevar demasiado la deuda pública. Además, los 27 tesoreros de la Unión deben ocuparse de otra misión encargada por sus superiores: encontrar nuevos instrumentos de regulación.La Comisión ha hecho unas propuestas y el Parlamento ha votado la primera ley: en el futuro los créditos entre bancos se limitarán al 25% de sus fondos propios. Además, al realizar una venta de fondos de alto riesgo, el banco está obligado a conservar al menos el 5%. Y ya está. Esto es todo por el momento. Hay pocas posibilidades de que a estos anuncios les sigan otras medidas concretas.

Una brecha se ha abierto en la Unión, se oye decir en el entorno de los ministros de Finanzas. Una vez más se trata de la vieja Europa continental contra los ingleses, los irlandeses y algunos de los nuevos miembros del club venidos del Este. Son sobre todo Londres y Dublín los que están bloqueando cualquier medida que pueda resultar problemática para su industria financiera. Algo que se puede llegar a entender si tenemos en cuenta que en Gran Bretaña e Irlanda no hay ningún otro sector industrial prometedor. Pero para Europa esta opción puede resultar muy peligrosa.

Al menos en teoría casi todos se ponen de acuerdo. Incluso Gordon Brown, el primer ministro británico, que suele ser poco afable, se declaró después de una mesa redonda entre Jefes de Estado «claramente a favor de avanzar hacia el desarrollo de una regulación», para regocijo de la canciller Angela Merkel. Salvo que evidentemente no se le ha ocurrido informar del cambio de rumbo ni a sus Ministros, ni a sus Secretarios de Estado, ni a sus funcionarios.Y es que parece que la mayor parte de la Unión sigue estando decidida a restablecer la primacía de la política frente a los mercados financieros, que hasta ahora carecían prácticamente de regulación. Para unos estas propuestas van demasiado lejos, para otros se quedan cortas. Incluso la ministra de finanzas francesa, la conservadora Christine Lagarde, considera que existen lagunas peligrosas. Bruselas prevé abrir Europa a los fondos emitidos en otras regiones del mundo. A Lagarde le preocupa que esto resulte ser un «caballo de Troya» que beneficie a los fondos offshore procedentes de paraísos fiscales.

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Principalmente son los ingleses los que tienen otro punto de vista. Proteger los fondos británicos implica que no se les impongan demasiadas restricciones a los “señores de la City”. Estos aseguran que si se regula en exceso, los inversores optarán por otros mercados en Asia o en América. Opinión ratificada enérgicamente por los periódicos británicos. Esta postura la comparten los nuevos países miembros del este de Europa que, aunque no tienen plazas financieras que defender, se sienten más cerca de la ideología británica e irlandesa. En estos países, hay quienes crecieron en una sociedad comunista y realizaron estudios de economía liberal en Estados Unidos.

La dificultad para crear una alianza Oeste-Este ya ha dado sus primeros frutos: no se creará un organismo de control a nivel europeo. El control se deja en manos de cada uno de los países. Ahora sólo se debate para decidir hasta qué punto estos organismos de control nacionales van a compartir información y los criterios que se aplicarán para evaluar los riesgos antes de intervenir en el mercado. Solo los líderes podrán conseguir que en junio nos pongamos de acuerdo sobre otra cosa que no sean «los títulos de apartados sin contenido», comenta un funcionario de Bruselas encargado de preparar la cumbre. Al presidente francés, Nicolas Sarkozy, le gustaría volver a casa con el título de «Gran Regulador» y la canciller alemana, Angela Merkel (que se encuentra en plena campaña electoral) tampoco quiere quedarse al margen. Para Gordon Brown ya se ha avanzado demasiado, al menos retóricamente, para poder bloquear ahora todo el proceso.

FINANZAS

Propuestas que está considerando la Unión para regular los mercados financieros

  • una normativa más estricta para los fondos propios de los bancos con objeto de evitar grandes operaciones financieras que minusvaloren los riesgos,
  • obligación de registrar los fondos especulativos más importantes (los hedge funds) para poder divulgar sus actividades,
  • regulación de las primas y los salarios percibidos en el sector bancario y ajustarlos a los beneficios a largo plazo de la empresa,
  • licencia obligatoria para los agentes de rating, que ya no podrán asesorar y al mismo tiempo dar un rating a un mismo cliente,
  • control europeo de todos los actores financieros y una directiva común de regulación.

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