Hubo un tiempo en que los alemanes preferían llamarse europeos antes que alemanes. Una época en la que la unión de Europa tenía el valor de un objetivo intangible. Todo indica que esta época ha quedado atrás. Tras la reunificación, los alemanes han recuperado su orgullo. ¿Pero orgullo de qué? Hoy, cualquier iniciativa va acompañada de la pregunta: ¿y qué ganamos con eso? Los viejos amigos del proyecto europeo están acostumbrados a esta pregunta desde hace tiempo.
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