Ya hace bastante tiempo que se viene argumentando que la única solución para la Eurozona —empezando por sus economías periféricas— es la consecución de un equilibrio entre aquellos que exigen una disciplina fiscal a ultranza y aquellos otros que solicitan un apoyo o garantía común para su deuda. Tras más de tres años, la burocracia europea se ha mostrado incapaz de ofrecer soluciones para que ese equilibrio sea posible.
Entretanto, el Banco Central Europeo (BCE) ha ejercido una controvertida labor de proveedor urgente de liquidez para las situaciones más extremas de tensión en el mercado. Sin embargo, cada vez que el BCE realizaba alguna operación extraordinaria de liquidez, la gobernanza económica europea ganaba aparentemente tiempo para buscar nuevas soluciones, pero caía una y otra vez en la inacción y el letargo. Esta cansina dinámica se ha repetido durante muchas ocasiones, amenazando la estabilidad misma de la moneda única. Y en esto llegó Mario Draghi y cambió las reglas del juego.
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Desde Italia
La valentía de Mario Draghi
Il Sole 24 Ore, que milita desde hace tiempo a favor de una intervención del BCE como lo que se anunció el 6 de septiembre, no ahorra los elogios hacia el presidente de la institución.
Mario Draghi "ha probado que tiene valentía para ser independiente" y respetar su promesa de hacer "todo lo necesario para salvar el euro".
El gran técnico de Fráncfort ha hecho sus deberes, mostrando su independencia y su valentía política, una virtud que, en estos tiempos de elecciones repetidas, no es corriente en Europa. Draghi no ha dudado en desafiar a la oposición abierta del Bundesbank y, lo que es peor, de la opinión pública alemana.[...] No solamente ha puesto un parche a tres años de errores de una mala política europea que ha roto el euro, llevándolo al borde del abismo. También ha puesto la primera piedra para dar a la moneda única una estructura más sólida y ofrecerle un futuro estable, coherente y creíble.
"La palabra recae ahora en los Gobiernos", escribe el diario económico: son numerosos los que temen que el colchón de seguridad del BCE conlleve una mayor laxitud en las reformas. Pero la condicionalidad de la solicitud de la intervención del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera podría, al contrario, "estimular la puesta en marcha de reformas de ajuste acelerados de las cuentas públicas y evitar una puesta bajo tutela europea imposible de vender a la opinión pública".