Los alemanes regresan a Polonia

Durante años, Alemania del Oeste fue el destino preferido de los emigrantes polacos. En cambio, hoy son los alemanes los que cruzan el río Óder en busca de un empleo en Polonia.

Publicado en 1 octubre 2012 a las 11:59

"Levántate, perezoso, antes de que pierda la paciencia. ¡Nos vamos a Lodz!", dice la letra de una canción muy conocida en Alemania ("Theo, wir fahr'n nach Lodz"), escrita en el siglo XIX, en la época de la industrialización y en pleno auge industrial del distrito de Calisia-Masovia. Para los alemanes, la ciudad de Lodz era el paraíso. En ella veían la oportunidad de una vida mejor, aquí crearon su fortuna los Scheibler de Renania, o las familias sajonas Geyer y Herbst. Ahora la historia parece repetirse.

Tras los cataclismos de las dos guerras mundiales y después del hundimiento del comunismo, ¿volvemos a asistir en Polonia a una oleada de inmigrantes alemanes? Es cierto que aún no es un éxodo, pero nuestro país se ha convertido en uno de los lugares preferidos de los alemanes para instalarse. En 2006, Polonia ocupaba la quinta posición en la clasificación de los destinos de los expatriados alemanes, que ahora son más numerosos en Polonia que en España o en Francia. Según la Oficina Federal Alemana de Estadísticas, 9.434 ciudadanos alemanes tienen su domicilio en Polonia. De este modo, nuestro país ha arrebatado la tercera posición a Austria, para situarse justo por detrás de Suiza y Estados Unidos.

Los alemanes, en marcha

Hace algunos años, los desplazamientos se realizaban en sentido contrario. Hasta la caída del comunismo y la transformación de Polonia, Alemania del Oeste era el destino soñado por los refugiados polacos que, con fotos de sus parientes lejanos vestidos con uniformes de la Wehrmacht, solicitaban documentos alemanes o, en su defecto, un permiso de estancia.

Hoy, a pesar de las invitaciones para ir a trabajar a Alemania, en forma de ofertas de cursos de idiomas gratuitos, o de formación profesional, o incluso de pagos de bonificaciones excepcionales por parte de algunas empresas, el interés de nuestros compatriotas por irse a vivir al otro lado del Óder es relativamente escaso.

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Ahora se han vuelto las tornas y Polonia se ha convertido para miles de vecinos del Oeste en uno de los países más atractivos para vivir y desarrollar su carrera. Cerca de 6.000 empresas alemanas, en su mayoría pequeñas y medianas empresas, ya han echado el ancla en Polonia. El valor de las inversiones alemanas se estima que asciende a 22.000 millones de euros, lo que representaría el 21% de todas las inversiones extranjeras en Polonia el año pasado.

Hace unos años, cuando un alemán comentaba que quería marcharse a trabajar a Polonia, por lo general le decían: "¿Estás loco?". Hoy ya nadie se sorprende. Los desempleados alemanes, en especial los de la zona fronteriza con la antigua RDA, ven en Polonia la posibilidad de encontrar un empleo fijo y los jóvenes recién titulados, la oportunidad de avanzar profesionalmente y de desempeñar trabajos más ambiciosos.

Bartlomiej Sochanski, expresidente de la ciudad de Szczecin y cónsul honorario de la República Federal de Alemania en esta ciudad desde 2001, habla de unos 2.500 trabajadores alemanes en la región: instaladores de fontanería y calefacción, ebanistas, albañiles, techadores, etc., procedentes sobre todo de la región de Brandeburgo y de Mecklemburgo-Pomerania-Occidental, especialmente afectados por el desempleo. Son muchos los que, una vez instalados al otro lado de la frontera, ya no se plantean regresar a Alemania.

Lo que seduce a los alemanes de Polonia es también el deseo de seguir las huellas familiares, así como una cierta forma de nostalgia. Gotthard Sinapi eligió el pueblo de Lekowo, junto a Swidwin. Este restaurador de monumentos de 58 años es uno de los copropietarios del castillo, o más bien de lo que queda del edificio del siglo XVII. La restauración, financiada por los miembros de toda la familia dispersa por todo el mundo, ha durado varios años. Aún queda mucho por hacer, pero ya hay varios cuartos de huéspedes listos para recibir a los amantes del turismo rural; también se ha renovado una sala de caza, al igual que la sala que, tres veces al año, se utiliza para celebrar conciertos.

Los caballos esperan

El alemán "polaco" más conocido es sin duda el actor Steffen Möller, que se ha hecho famoso gracias a la serie de televisión "M jak miłość" (A de amor). En su espectáculo de monólogos, este auténtico "embajador" de nuestro país en Alemania, y autor del best-seller Viva Polonia, un trabajador inmigrante en Polonia (2008) ofrece consejos a sus compatriotas sobre cómo integrarse entre los polacos. "Se lo advierto: esta noche, algunas personas echarán por la borda sus estereotipos preferidos, ya que, después de todo, ¡nuestro vecino oriental es nuestro tercer país favorito para emigrar!". Su último libro Expedición a Polonia ocupó durante varias semanas el primer puesto de los libros más leídos en Alemania. En las librerías y en Internet, podemos ver un creciente número de libros especializados dirigidos a los emigrantes, sobre normativas polacas en materia de creación de empresa, de empleo o del sistema fiscal.

"Este agujero es inmundo, soy demasiado joven para toda esta chapuza, necesito música y baile y un poco de elegancia, levántate y en marcha, allí seré libre, allí por fin viviré y descubriré el amor, Theo, vámonos a Lodz". Esta canción, reinterpretada por la cantante griega Vicky Leandros, fue un gran éxito en Alemania en 1974. Mucho antes de eso, en la época de las divisiones de Polonia, la cantaban sobre todo los soldados austriacos, que la acompañaban con las burlas escritas por Fritz Löhner-Beda, un autor judío asesinado en 1942 en Auschwitz. ¿Encontrarán los emigrantes alemanes su "tierra prometida" en nuestro país? En cualquier caso, como dice la canción, "los caballos esperan".

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