La primera Europa, afectada de lleno por la crisis de la deuda, cierra filas para salvarse del desastre. Lo consigue con más o menos éxito, pero por ahora al menos se mantiene unida.
La segunda Europa se encuentra al margen, observando con nerviosismo cómo van las cosas en la primera. No quiere unirse aún a la primera Europa, porque no sabe si ésta sobrevivirá y unirse a ella supondría unos costes. Pero le preocupa que si la primera Europa sobrevive, el abismo entre ellas sea demasiado grande. Y además, si al final se une a la primera Europa, no tendrá ni voz ni voto en ella. De locos.
La tercera Europa en realidad ya no es Europa. Vive a la sombra de su antigua gloria, recubierta con la pátina de un imperio, convencida de su singularidad y de su capacidad para sobrevivir sin la primera y la segunda Europa. Está dominada por el egoísmo nacional. Por ello, la tercera Europa advierte a la primera y a la segunda de que no dudará en bloquear su progreso si tiene que defender sus propios intereses. Porque los intereses están por encima de todo.
Los países de la primera Europa están intentando impulsar la integración y la coordinación de sus políticas económicas y de paso están intensificando el control de los países más fuertes sobre los más débiles. La segunda Europa intenta controlar lo que ocurre en la primera, porque todos estamos en el mismo barco. La tercera Europa se alegra de que se haya producido una división, porque desde hace tiempo quiere seguir su propio camino.
Gran Bretaña, cada vez más marginada
No es difícil averiguar quién es quién en esta historia. La primera Europa es la eurozona: diecisiete países que han adoptado una moneda común para lo bueno y para lo malo. La segunda está integrada por los países que no pertenecen a la eurozona: Escandinavia y los nuevos Estados miembros, sobre todo Polonia. La mayoría, excepto Dinamarca, no tendrán otra opción que unirse al final al euro, aunque nadie sabe cuándo sucederá.
La tercera Europa es Gran Bretaña. Aunque de grande sólo tiene el nombre, ya que la crisis le ha afectado en gran medida, se enfrenta al separatismo escocés y cada vez se encuentra más marginada en la UE. David Cameron, el primer ministro conservador, afirmó durante el mitin de su partido esta semana que si fuera necesario, vetaría todo el presupuesto de la UE para el periodo de 2014 a 2020.
Hasta ahora, el presupuesto comunitario había unido a las tres Europas, pero ahora está empezando a dividirlas. Berlín propone un presupuesto separado para la eurozona, es decir, para la primera Europa. Alemania paga, así que, está en posición de exigir. Las filtraciones a la prensa alemana sugieren que en este punto, podría ascender a 20.000 millones de euros. Incluso las autoridades responsables de la política de Polonia en la UE admiten que tarde o temprano se creará este presupuesto. Por supuesto, Polonia preferiría que se produjera lo más tarde posible y que la creación de un segundo presupuesto no implique el recorte del primero. Una lástima, porque parece poco probable. Los británicos ayudarán, bloqueando ansiosamente el presupuesto para reducir su contribución a las finanzas conjuntas de la UE.
Por lo tanto, un presupuesto único para tres Europas es insostenible. Lo que Polonia puede y debe hacer es intentar retrasar la bifurcación presupuestaria. Y unirse a la primera Europa lo antes posible. Suponiendo que aún exista algo a lo que unirse.