Al admitir que “estaba harto”, Marc Descheemaecker, director de la empresa belga de ferrocarriles SNCB, probablemente expresó con acierto la sensación que han tenido muchos viajeros con respecto al tren de alta velocidad Fyra.
Descheemaecker así lo confesó el 21 enero, en el programa de la televisión flamenca VRT "De zevende dag" [“El séptimo día”]. El Fyra, que debía constituir un enlace de alta velocidad entre Ámsterdam y Bruselas, ha resultado ser un fiasco. Desde el principio, la puntualidad ha brillado por su ausencia y, desde el pasado fin de semana, el tren sencillamente ha dejado de circular, una situación que quizás dure meses.
Los motivos del funcionamiento deficiente van desde la presencia de un cisne en las vías, hasta averías relacionadas con las infraestructuras en Róterdam. Una serie de problemas informáticos también han causado retrasos de duraciones variables e incluso la detención completa de los trenes entre dos estaciones. El propio tren, el Fyra-V250, presenta fallos preocupantes. Al parecer, los trenes no resisten los bloques de hielo. Se han encontrado pedazos de la carrocería y una rejilla de protección del Fyra en las vías. Por lo tanto, no es de extrañar que la empresa belga de ferrocarriles haya decidido prohibir su circulación [el 18 de enero].
Lo barato sale caro
Los dedos acusadores señalan ahora en dirección del fabricante, la empresa italiana AnsaldoBreda, que se apresuró a excusarse. Pero también habría que determinar por qué el servicio neerlandés de trenes de alta velocidad NS-Hispeed y SNCB eligieron a este proveedor y no a uno de los fabricantes más conocidos, como Siemens, Alstom o Bombardier y cuyos trenes ya circulan por la red europea. Se trata del típico caso de algo barato que acaba costando caro.
La secretaria de Estado de Infraestructuras neerlandesa, Wilma Mansveld (del Partido Laborista), aboga ahora por un servicio ferroviario alternativo, como lo planteó este 22 de enero en la Cámara de los diputados.
La paciencia se agotó rápidamente
La paciencia que mostró durante los difíciles inicios del Fyra rápidamente se agotó: ahora ejercerá toda la presión posible para obligar a los transportistas a que cumplan con los contratos que presentaron para obtener la concesión o a que firmen nuevos acuerdos.
Es lo mínimo que podría hacer. Además de la investigación sobre las causas de este fracaso que exigirá que realicen las empresa de ferrocarril neerlandesa y a SNCB. Esto implica igualmente que será necesario reabrir la negociación belgo-neerlandesa con respecto al enlace ferroviario de alta velocidad, que nunca se ha caracterizado por su flexibilidad. El futuro del Fyra está en juego.
En cuanto a los pasajeros, lo único que les queda esperar es que se fijen unos horarios fiables. Después de todo, es preferible la fiabilidad que la falsa promesa de la alta velocidad.
Análisis
Un fracaso anunciado
Ya en diciembre de 2012, Le Monde denunció “la maldición del ‘tren Benelux’”, apenas unos días después de su lanzamiento. El Fyra es el sucesor del tren que durante 55 años enlazaba Bruselas y Ámsterdam (210 km) en tres horas y “lo explota NS Highspeed, una alianza entre la red de ferrocarriles holandesa (NS) y KLM, y la Sociedad Nacional de Ferrocarriles belga (SNCB)”, concreta el diario. Además, enumera los problemas que afectan al tren desde el primer día: retrasos, cancelaciones, averías…alimentando así la sensación de estar frente a una “especie de catástrofe industrial” que además
irritó a los viajeros belgas y holandeses tanto como la supresión del tren Benelux, una mini-revolución sobre la que no fueron consultados y que ha supuesto una explosión de los tarifas.
La Libre Belgique analiza por su parte “las razones de un fiasco” que llevó a “un fracaso monumental internacional”.
El proyecto Fyra se remonta a 1996. Una época en la que las líneas de ferrocarril belgas y holandesas querían competir contra el Thalys en la línea Bruselas-Ámsterdam. La idea era crear una especie de TGV [tren de alta velocidad] de bajo coste, con menos comodidades, sin servicios de restauración, y con precios bastante más bajos. Esta tendencia es europea pues la SNCF [compañía nacional ferroviaria francesa] quiere también tener "alta velocidad low cost". […] en ese sentido, Fyra pretendía ser accesible, pues indudablemente el coste del material ferroviario que se propuso entonces fue uno de los factores clave para los promotores del proyecto. En 2003, se escogió al fabricante italiano AnsaldoBreda frente a otros siete candidatos para desarrollar los Fyras. […] La empresa tenía poca experiencia en el ámbito del desarrollo de trenes de alta velocidad, al menos fuera de las fronteras italianas.
Un fiasco que no sólo puede justificarse por cuestiones técnicas, añade el diario:
Según algunas fuentes, el operador belga entró con pies de plomo en el proyecto Fyra, empujado por el operador holandés y los políticos de las dos orillas del Moerdijk [región fronteriza]. "Existía una gran presión política. Construimos una nueva línea de alta velocidad y había que poner trenes a circular por ella ", explica el diputado ecologista Ronny Balcaen.