El Palacio Salimbeni (s. XIV), sede del banco Monte dei Paschi, en Siena (Italia)

Esplendor y decadencia del banco más antiguo del mundo

El banco Monte dei Paschi, fundado en 1472, contribuyó a situar a Siena en los puestos más destacados por su calidad de vida y de gobierno. Pero el escándalo político-económico que ha estallado alrededor del “MPS” podría constituir el fin de un sistema y de una época.

Publicado en 25 enero 2013 a las 16:33
Jacqueline Poggi  | El Palacio Salimbeni (s. XIV), sede del banco Monte dei Paschi, en Siena (Italia)

“Siena está roja, pero de vergüenza”: delante de un café, un experto en asuntos sieneses comenta los últimos análisis sobre las pérdidas abismales del banco. Cabe destacar que desde hace casi setecientos años, los sieneses tienen ante sus ojos la mejor representación que pueda haber de los estados de ánimo de su ciudad: los Efectos del buen gobierno en la ciudad y el Estado, el ciclo de frescos de Ambrogio Lorenzetti [que adornan el Palazzo Pubblico, que sigue siendo hoy sede del Ayuntamiento] y que muestra la ciudad en ruinas y los campos abandonados si se dejan en manos del “mal gobierno”.

Roberto Barzanti, una figura muy destacada de la izquierda local, alcalde del Partido Comunista (PCI) en la época en la que el Monte des Paschi celebraba el 500 aniversario de su fundación, atribuye los problemas de hoy a “la superstición de los sieneses”, responsable del matrimonio indisoluble entre el banco y la vida política local.
“La transformación en 1995 de la antigua institución de derecho público en una sociedad por acciones aquí fue mucho más problemática que en otros lugares”, comenta este exeurodiputado. “A los sieneses les costó mucho admitir la separación entre las actividades filantrópicas del ‘Monte’ y las del banco propiamente dicho, que tendría que haberse concretado mediante la creación, por una parte, de una fundación y por otra, de un banco que cotizase en bolsa. Así, cuando finalmente se dio el paso, las cosas cambiaron de verdad, pero todo se hizo para que en realidad no cambiara nada”.

Vaca lechera

De ahí surgió esa “maraña armoniosa”, esos vínculos indisolubles que mantenían la antigua Democracia Cristiana y el antiguo Partido Comunista, la Iglesia y la masonería, los sindicalistas y los banqueros. Los nombramientos del banco se decidían en las reuniones de los partidos, en los plenos del Ayuntamiento, en el banco- En los últimos 25 años, todos los alcaldes de Siena iniciaron su carrera en el Monte dei Paschi, excepto el último, Franco Ceccuzzi, que se mantuvo en el cargo poco más de un año y también fue arrastrado por la crisis del “Monte”. El “Padre Monte”, como lo llaman aquí, o “la vaca lechera”, según las malas lenguas, en el sentido de que, a su paso por el banco, ninguno se privaba de ordeñarla.

Hay que decir que hubo leche en abundancia y para todos: de 1995 a 2010, la Fundación distribuyó “en el territorio” cerca de 2.000 millones de euros. Carreteras, restauraciones del patrimonio, instalaciones deportivas, asociaciones y programas de voluntariado. Todo ello, según un reparto inmutable, de modo que nadie tuviera quejas, independientemente de su color político.

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Un sistema hecho trizas

Hace un año, el juego llegó a su fin, cuando la Fundación descubrió que estaba al borde del abismo. A partir de ahí, todo fue precipitándose. El Partido Demócrata [heredero del PCI] local se disolvió tras el voto de confianza: una parte (La Margarita) se negó a conceder su confianza al exalcalde, Franco Ceccuzzi, durante la presentación del presupuesto, como protesta por el reparto de las subvenciones concedidas por la Fundación.

Mientras que el pequeño mundo político local se desgarra con los restos del “sistema de Siena”, que ha quedado hecho trizas, la sociedad civil de pregunta sobre su futuro. En los últimos días, la austeridad impuesta por los números rojos ha obligado a realizar recortes drásticos en las financiaciones y los patrocinios. Los primeros afectados han sido el club de fútbol, Siena Calcio, cuyas subvenciones han pasado, según se ha filtrado, de cuatro a dos millones de euros, y el equipo de baloncesto, Mens Sana, la gran pasión de los sieneses, que habría visto cómo se ha reducido la suya de doce a cuatro millones de euros. Pero eso no es todo. Las subvenciones del famoso Palio también se han reducido a 250.000 euros, es decir, 15.000 menos para cada "contrada" [barrio] participante. No parece que sea mucho, pero tiene un gran valor simbólico.

“Paradójicamente, el fin de la era de las dádivas podría tener al menos un aspecto positivo. Todo el mundo tendrá que entender que ha terminado una época, para siempre”, escribe en su blog el ”Hereje de Siena”, un comentarista muy seguido sobre la vida de la ciudad.

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