De camino al euro

El 1 de enero de 2014, Letonia se convertirá en el decimoctavo país en utilizar la moneda única. Una elección racional que no comparte la mayoría de letones y que no está exenta de riesgos.

Publicado en 20 febrero 2013 a las 12:09

A los extranjeros les sorprende el hecho de que el Gobierno letón y el Banco Nacional prosigan el rumbo para introducir el euro el 1 de enero de 2014, sin la aprobación de la sociedad. Un sondeo de opinión, encargado por el Banco Nacional de Letonia el pasado mes de agosto, indica que sólo el 13% de los habitantes desean que el euro se introduzca lo más rápido posible. El 21,9% opinan que no habría que adoptarlo en los próximos años, y el 59% están poco o nada a favor de la adopción.
Sin embargo, el Gobierno avanza, sin mirar ni a izquierda ni a derecha. El septiembre, todos los indicadores letones cumplían los criterios necesarios para poder acceder a la eurozona. El tímido entusiasmo que reflejan los sondeos de opinión no impide que el Gobierno avance en esta dirección. Los políticos letones están acostumbrados desde hace tiempo al negativismo permanente de los habitantes, independientemente de cuál sea la cuestión política. También han constatado que los electores poseen el inmenso talento de creer dos cosas contradictorias. La sociedad expresa en las encuestas su escepticismo con respecto al euro, pero el primer ministro Valdis Dombrovskis, el principal y más visible defensor de la introducción del euro, no deja de avanzar en los sondeos.

Acceso a los fondos del BCE

Como es evidente, los partidos de la oposición también se han dado cuenta de que oponerse claramente al euro equivale a que su barca acabe encallada en aguas poco profundas. El rechazo al euro está condicionado tanto por el vínculo sentimental con el querido lats [la moneda nacional letona] como por un reflejo de rechazo a lo nuevo y lo desconocido. No se trata en ningún caso de una resistencia nacional profundamente anclada ni de la consecuencia de argumentos políticos y económicos racionales.

Por otro lado, existen argumentos relativamente fuertes a favor de la adopción de la moneda única europea. La mayoría de empresarios letones se pronuncian a favor del euro para que desaparezca el factor de riesgo asociado a la moneda. El euro también permitirá ahorrar en gastos de conversión y favorecerá el comercio. Andres Aslund, un experto mundialmente conocido, ante la cuestión de las economías de los países de Europa Central y Oriental, destaca que en caso de que se produzca una nueva crisis, la pertenencia a la eurozona ofrecerá al sector bancario letón un acceso a los fondos del Banco Central Europeo, algo que puede constituir un gran impulso para un Estado pequeño que posee numerosos depósitos extranjeros. Las ventajas geopolíticas desempeñan también una función nada desdeñable. Cuanto más fuerte sea la integración en todos los ámbitos de la UE, mayor será el retroceso de la zona de influencia de Rusia.

Pronósticos muy optimistas

La reciente crisis de la eurozona ha demostrado claramente que el mero hecho de introducir la moneda común no es una garantía de bienestar y de crecimiento económico. Sin embargo, el Banco de Letonia y el Gobierno exponen múltiples pronósticos optimistas sobre las ventajas de la introducción del euro para el país. Las inversiones extranjeras aumentarán y el país podrá pedir prestados fondos a tipos de interés más bajos. Pero esos pronósticos también pueden caer en saco roto.

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A pesar de todo, el incumplimiento de las ventajas prometidas constituye un riesgo político mucho menor que los relacionados con la aparición de la inflación y la participación nacional en los fondos de ayuda de los Estados de la eurozona. Cada vez es menor la esperanza de escapar a una nueva eliminación de las deudas de Grecia. Esta situación no es en ningún caso excepcional, ya que será necesario otorgar una ayuda similar y no indemnizable a cualquier otro país afectado por la crisis. Si Letonia tuviera que conceder ayudas importantes a países mucho más ricos que ella, la reacción política podría ser feroz y despiadada.
Además, los habitantes están convencidos de que los precios subirán. 2014 no es únicamente el año de la introducción del euro, sino también un año de elecciones a la Saeima [el Parlamento letón]. Cualquier problema económico, y en especial la subida de los precios, para los habitantes será una consecuencia de la introducción del euro. Si los nuevos recortes, que llegarán a las carteras en enero, pierden su valor demasiado rápido, los partidos de la coalición que han traído el euro tendrán que pagar un alto precio, en especial en octubre, en el momento de las elecciones.

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