“Una nueva solidaridad euromediterránea”es dibujada por el sociólogo Sami Naïren un artículo publicado en El País. La actual fórmula de cooperación “se está hundiendo poco a poco" y ni siquiera el intento de la presidencia española de la UE ha conseguido rescatarla, fracasando incluso la cumbre sobre el aguaen la que el ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos puso tanto interés. Así que, "ante la crisis política y económica en Europa, potenciar las relaciones Sur-Sur podría ser clave para el desarrollo y la prosperidad en esta zona”, explica Naïr. Dos años después de la Unión por el Mediterráneo, la política mediterránea de Europa “se hunde lentamente en el fango” debido al persistente conflicto palestino-israelí, la ausencia de un proyecto serio para el Mediterráneo y un nuevo elemento: “la crisis económica mundial y sus efectos sobre Europa”.
La situación de los países del Este y el Sur del Mediterráneo también está cambiando. “Turquía ha llamado durante mucho tiempo a las puertas de Europa y Europa ha hecho durante mucho tiempo oídos sordos”, por lo que ha reorientado su política exterior para convertirse en una potencia regional. Por otro lado, los países del Magreb y el Mashreq han comprendido que “Europa no puede ser el motor central del desarrollo”. Estos Estados deberían integrarse para hacerse más fuertes ya que, por ejemplo, el Magreb tiene un inmenso potencial para desarrollarse y los costes económicos y políticos del “no-Magreb” son dramáticos para sus habitantes.
Mediterráneo
El abismo Norte-Sur no deja de crecer
"La brecha cultural entre el Norte y el Sur se agranda en la Unión por el Mediterráneo", señala el diario El País en referencia al sondeo Tendencias interculturales euromediterráneas 2010, realizado por la Fundación Anna Lihn a cerca de 13.000 personas de 13 de los 42 países que integran la UpM. El informe concluye que "los valores entre ambas orillas difieren drásticamente": los países musulmanes -con Marruecos a la cabeza- ponen gran énfasis en "la religión y en lo innegociable de la verdad", mientras que para los países europeos - especialmente para España y Suecia - "la religión queda superada por la familia" y "la verdad debe ser analizada a la luz de las circunstancias".