La imparable carrera de Turquía

Ankara aún no es miembro de la UE, pero el viceprimer ministro Ali Babacan ya reivindica una función de primer nivel para su país. Die Presse estima que, con su crecimiento económico y demográfico, corre el riesgo de conseguirlo.

Publicado en 28 septiembre 2010 a las 15:50

"Si Turquía se convierte en miembro de la UE, no se quedará en un segundo plano y es uno de los motivos por los que nuestra adhesión preocupa a países como Alemania y Francia", declaró con orgullo el viceprimer ministro turco Ali Babacan en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Este deseo de ver a Turquía desempeñar una función de dirección se basa en hechos sólidos: con un crecimiento económico que se espera que alcanzará el 7% este año, una influencia cada vez mayor en el sector energético, en el que es un punto neurálgico y un potencial prácticamente inagotable de recursos humanos, el país ha pasado recientemente a la vía rápida hacia Europa.

Actualmente, Turquía es la decimoséptima economía del mundo. Según los expertos, de aquí a veinte años se encontrará entre las diez primeras y adelantará a países como España o Italia. Al mismo tiempo, según los pronósticos del IIASA y del Instituto Demográfico de Viena, contará con 85,5 millones de habitantes y superará en términos de población a Alemania, el mayor país de Europa.

Si Turquía entrara en la UE, a pesar de la resistencia de países como Austria, Alemania o Francia, dominaría la orientación política de las instituciones europeas. Constituiría la segunda influencia política en el Parlamento Europeo y se encontraría en igualdad de condiciones con respecto a los grandes países en el Consejo de la UE. Aunque la estructura del poder debe adaptarse progresivamente a las reglas del Tratado de Lisboa en los próximos años, no cambiaría en gran medida para Turquía. Su influencia incluso aumentaría por el gran crecimiento de su población, ya que el número de escaños en el Parlamento o las nuevas mayorías del Consejo dependerán ante todo del número de habitantes.

Una economía que crece a toda velocidad

Al ser uno de los grandes países, Turquía no sólo podría conseguir que se aprueben fácilmente sus decisiones, sino también bloquear las medidas que no fueran de su agrado. El Tratado de Lisboa prevé que a partir de 2014, los países que representen juntos más del 35% de la población de la UE constituirán una minoría de bloqueo. Esto significa que Ankara podría obstaculizar cualquier medida presentada por París y Berlín, por ejemplo, junto a Londres, Madrid y Varsovia. Sería el fin de la dominación del eje germano-francés.

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¿Qué cambiaría en el ámbito político la entrada de Turquía en la UE? Según los diplomáticos europeos, la política exterior y la seguridad girarían aún más hacia Estados Unidos. En lo que respecta a la política comercial, Ankara se posicionaría más a favor del libre intercambio que los demás países. Lo más probable es que Ankara abogara por una mayor cooperación en materia de seguridad interior, pero frenaría las iniciativas sobre derechos civiles, como la protección de datos informáticos.

Bacaban destacó en Nueva York que la Unión Europea cobraría con Turquía una mayor importancia en la escena internacional. "El peso de la economía europea en el mundo es limitado y seguirá disminuyendo. La EU sólo podrá mantener su poder y su influencia con la ampliación". Una opinión a la que se suma Gerhard Schröder en un artículo para Die Welt-Online. "Sin Turquía, la UE se sumirá en la mediocridad", declara el ex canciller social-demócrata en un artículo en el que destaca el elevado índice de crecimiento del país. Sólo este año, la economía turca crecerá cuatro veces más que la de Francia y dos veces más que la alemana. Schröder estima que Turquía será en veinte años la cuarta o la quinta economía europea. Y entonces no tendremos más remedio que contar con ella.

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