En la capital europea, "se enfrentan dos visiones de Europa": los responsables de la Comisión Europea, "partidarios de la austeridad" y los "promotores de una Europa basada en inversiones masivas que, según los sindicatos, darán lugar a un crecimiento duradero y a empleos de calidad", expone Le Soir. No obstante, el diario bruselense hace referencia a "una investigación publicada el lunes por el sindicato alemán IG Metall que demostraría que "una gestión financiera adecuada no es sinónimo de pleno empleo. Alemania, el único país europeo que ha escapado del aumento masivo del paro, actualmente registra un gran índice de contratos de empleo precarios. Esta tendencia postergaría sine díe el advenimiento de una Europa social”.
"Sería fácil calificar de poco importantes las manifestaciones que se produjeron ayer en Bruselas y en toda Europa y barrer así de golpe la rabia de los que no tienen otra arma", estima The Guardian, según el cual "John Monks, secretario de la Confederación de los sindicatos europeos tiene razón al afirmar que los gobiernos europeos deberían escuchar a los trabajadores como escuchan a los mercados y que el camino de la austeridad podría convertir una recuperación frágil en recesión o en estancación". El diario sugiere además a los gobiernos que "escuchen a los electores cuando adopten las medidas de rigor".
Euobserver.com se muestra partidario de acabar con el cliché de que los funcionarios europeos son pudientes y recuerda que "las secretarias, los bedeles y los agentes temporales en raras ocasiones ganan más de 1.400 euros y tienen contratos temporales". Esto supone problemas de contratación en algunos países como en Reino Unido, Suecia o Alemania.
Precisamente en Alemania, el diario Tageszeitung destaca la ausencia de participación de los trabajadores alemanes en este día de manifestaciones europeas: “cuando en toda Europa están a la orden del día las luchas sociales y las cuestiones de redistribución [de la riqueza], sólo algunos activitas [de Attac] se cruzan de brazos en Alemania". El diario de izquierda sugiere que los sindicatos, que representan a seis millones de trabajadores, se movilicen más contra la reforma de las pensiones o de las prestaciones de desempleo actuales, en lugar de "quedarse bajo las faldas de la señora Merkel".
¿Qué le queda al europeo medio sino salir a la calle?
En Portugal, el diario lisboeta Público explica que el sindicato CGTP "movilizó a 70.000 personas" y "amenaza con una huelga general" y cita a un responsable del CGTP según el cual, las medidas de austeridad adoptadas por el gobierno van en esta dirección. Dichas medidas, anunciadas el mismo día, prevén entre otros aspectos una reducción del 3,5 al 10% en los salarios de los funcionarios y un aumento del IVA, que pasa del 21% al 23%. El diario destaca además que, "si las protestas han movilizado a miles de personas en Portugal, en España [véase a continuación] y en Bélgica", en países como Irlanda o Grecia, "que se enfrentan a grandes recortes, las manifestaciones apenas han logrado reunir a varios cientos de personas". El diario constata que "es síntoma de que allí los deseos ya se han topado con la cruda realidad. Aquí, aún no".
Sin embargo, para De Volkskrant, las manifestaciones corren el riesgo de no producir los efectos deseados en los gobiernos que "no parecen impresionados" con los cortejos y destaca que "las diferencias nacionales son demasiado importantes" para que "exista una auténtica solidaridad entre los trabajadores europeos". Su colega de Rótterdam, NRC Handelsblad, compara los 100.000 manifestantes de Bruselas con el movimiento de los "Tea Parties" en contra de Obama en Estados Unidos, lo califica de "gesto de impotencia", explica que las medidas de austeridad no son culpa de la UE sino "de los países que gestionan mal sus presupuestos" y que el proyecto del euro "debe tener éxito". Para ello, añade, "los países deben asumir las consecuencias" de su comportamiento.
En la misma línea, el diario polaco Rczespospolita criticaa los huelguistas: "la gente quiere trabajar lo menos posible y ganar lo máximo posible, preferiblemente para el Estado, y al mismo tiempo quieren que el Estado pague sus gastos, desde el dentista al colegio de sus hijos. ¿Qué pasa? ¿Que ya no hay dinero? ¡Tomémosla entonces con los banqueros y los directivos de las grandes empresas! ¿Déficit presupuestario? ¿Existe realmente? Los héroes del trabajo han transmitido a los dirigentes europeos un mensaje claro: aún están a tiempo de dejar de apretarnos el cinturón".
“Los próximos treinta años podrían pasar a la historia como ‘los Treinta Calamitosos", concluye Le Soir, según el cual, "ante esta perspectiva, Europa ha optado por la senda de la austeridad. Pero ¿qué puede esperar el europeo medio, al que le han dicho que su jubilación ha desaparecido y que su asistencia sanitaria costará más? ¿Y que, para que las empresas sean competitivas y puedan ofrecer una rentabilidad suficiente para atraer a los inversores, deberá trabajar más para ganar menos? (...) A este europeo medio no le queda otro recurso que salir a las calles. Y es lo que han hecho 100.000 personas este miércoles en Bruselas”.
España
La huelga no llega a general
"Huelga no general", titula La Vanguardiaque, como el resto de la prensa española, destaca el impacto limitado que tuvieron las protestas de ayer. Los sindicatos fracasaron en los servicios y no consiguieron "paralizar la vida ciudadana". Sin embargo, sí han sido más eficaces en las fábricas. Según ellos, cerca del 70% de los trabajadores se han unido a la huelga, mientras que el Gobierno no quiere "entrar en polémica con las cifras". La huelga de ayer, "es la primera en situación de crisis económica y la primera también contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero", tradicionalmente cercano a los sindicatos. El diario concluye que, a pesar de la participación desigual en la huelga, los sindicatos "respondieron a unas reformas y unos presupuestos que castigan a los sectores más desposeídos y recortan derechos laborales".