París (Francia), el 18 de junio de 2009 : un centenar de personas protestan por la reelección del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad (AFP).

Radio Farda, la voz de los exiliados iraníes

Mientras que el régimen de Teherán bloquea cada vez más la cobertura de los medios de comunicación, las voces iraníes que se emiten desde el extranjero se mantienen firmes y se hacen oír. En Praga, Radio Farda sigue los sucesos en Irán en detalle y continúa emitiendo a pesar de las tentativas de censura.

Publicado en 23 junio 2009 a las 17:36
París (Francia), el 18 de junio de 2009 : un centenar de personas protestan por la reelección del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad (AFP).

Se dejan escuchar las últimas notas de una canción pop iraní, luego una técnica de sonido introduce la cuña que da paso al informativo. Es mediodía y estamos en Praga, en el barrio de Strasnice, en el local de Radio Free Europe/Radio Liberty, y más precisamente en el estudio de radio Farda, que emite hacia Irán. La actualidad del día se resume a sólo un tema : El Guía supremo, el Ayatolá Jamenei debe pronunciarse en la Universidad de Teherán. Su discurso es esperado con impaciencia en el mundo entero. Hace días que millones de iraníes se manifiestan en las calles. ¿Cuál será la reacción del hombre fuerte del régimen?

El informativo recuerda brevemente la posición del Guía supremo y luego dos periodistas comentan sus declaraciones basándose en extractos de su discurso. La emisión dura 20 minutos. Luego, Javad Kooroshy sale del estudio, respira profundamente y hace su aparición en la redacción. A 65 años, este hombre es un viejo lobo del periodismo. "Hace ya una semana que casi no duermo. Emitimos 24 horas continuas. Hace treinta años que no teníamos tantas esperanzas. Millones de jóvenes están en las calles y se manifiestan pacífica pero obstinadamente. Es simplemente fascinante", declara.

Radio Farda tiene actualmente un sitio particular en el corazón de los iraníes. "El régimen intenta por todos los medios interferir la recepción de nuestros programas pero la gente nos capta en la onda corta y en la mediana", explica Abbas Djavadi, redactor-jefe y responsable de los programas para Irán, Afganistán y Asia Central. "La censura está por todos lados. Los SMS fueron los primeros en ser atacados. Actualmente es completamente imposible enviarlos. Hemos por tanto abierto las líneas telefónicas en Skype. La gente nos cuenta lo que pasa en las ciudades y nos proporciona informaciones que se hacen encajar como piezas de un puzzle en nuestros programas. Esto prueba que las manifestaciones no se limitan sólo a Teherán, a los intelectuales y los estudiantes. El país entero se ha rebelado".

Javad Kooroshy ha preparado algunas fichas. De vez en cuando su mirada se detiene sobre el gran retrato del Ayatolá Jamenei colgado de la pared. La foto irradia un verdadero sentimiento de optimismo. El discurso del Guía supremo, en cambio, se vuelve cada vez más amenazante. "Es una mala señal, lanza el redactor-jefe. Jamenei acaba de soltar la señal de ataque. No habla de compromiso sino de confrontación. Se mete de nuevo con nuestra radio y nos califica de instrumento de propaganda al servicio de Estados Unidos". Sus grandes ojos se han ensombrecido y han perdido el brillo que tenían una hora antes, cuando hablaba de los manifestantes y de su deseo tan natural de vivir libres en un país salido del aislamiento."La gente no pide gran cosa. Quiere simplemente vivir una vida mejor. Naturalmente, los más osados desean el fin de la república islámica, pero esto no está en la agenda. No se trata tampoco del fin del programa nuclear, que a la gente le trae sin cuidado".

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Kooroshy es más optimista que su redactor-jefe. "Incluso si el movimiento de la juventud iraní termina en un baño de sangre, incluso si no logra satisfacer sus demandas, lo que estamos viviendo actualmente es un hito histórico para Irán. Nuestro país podrá finalmente servir de modelo de democracia en el mundo musulmán. Yo estoy decidido y estaría ya en Teherán si alguien que no fuera Ahmadineyad hubiera ganado las elecciones".

Por el momento, sin embargo, Kooroshy se quedará en la radio y continuará informando, comentando y sobre todo apasionándose, esperando y temblando junto con sus colegas. "Quizás estemos un poco lejos de Teherán, pero nuestro corazón late siempre por nuestra patria", confiesa.

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