El puerto de la ciudad en una tarde de verano.

Malmö, con el alma rota

Desde hace varios meses, un francotirador siembra de preocupación las calles de Malmö. Estos sucesos atraen la atención sobre una ciudad en transformación que lucha por liberarse de estos complejos y de su imagen negativa.

Publicado en 5 noviembre 2010 a las 12:30
Olof Werngren  | El puerto de la ciudad en una tarde de verano.

Las noticias que han llegado de Malmö este año estaban inmersas en una espiral de confusión. Hace ya tiempo que Malmö ha heredado la imagen de una ciudad en la que se dispara a la gente una semana sí y otra no y lo que se sobreentiende es que está degenerando la delincuencia de las bandas y de los inmigrantes. Luego, con el toque de una varita mágica torpe, se cambia totalmente de perspectiva para insinuar la posibilidad de se trate de un asesino racista que imita al "asesino del láser de Estocolmo" [que saltó a los titulares a comienzos de los años noventa]. De la noche a la mañana, los inmigrantes han pasado de ser culpables a ser víctimas. Pero el mal ya estaba hecho: en la retina colectiva ya había quedado impresa la imagen de una ciudad que encarnaba el fracaso de la integración de los inmigrantes.

Una mancha en la integración sueca

Malmö se presenta cada vez más como una mancha en medio del paraíso sueco. Sin embargo, antes la ciudad era un lugar insignia del modernismo, una ciudad pionera para varias generaciones de arquitectos del modelo sueco, con el puente de Øresund, el rascacielos retorcido "Turning Torso", cuando la ciudad era una obra constante. Luego se produjo un evento en marzo de 2007: Steve Harrigan, de Fox News, envió a Estados Unidos un reportaje que comenzaba con estas palabras: "Las autoridades tienen mucho por hacer en Malmö, donde ha explotado la inmigración musulmana (...). Los inmigrantes han montado en cólera y muchos la emprenden con el país que les ha acogido (...). La cuarta parte de los habitantes de la ciudad son musulmanes".

El reportaje transmitía el empeño habitual de la cadena estadounidense de representar a Europa como una víctima débil de la islamización. Empleaba términos genéricos como "Londrenistán" o "Hamburguistán" para sugerir la idea de una Europa que sirve de asilo a los terroristas que planean atentados contra Estados Unidos. El reportaje de Fox News fue el pistoletazo de salida de un auténtico frenesí mediático en torno a Malmö. Todo el mundo tenía que ir al barrio de Rosengård para grabar la revuelta de los jóvenes y plasmar la exclusión. Luego, los Demócratas de Suecia [de extrema derecha] acumularon varios éxitos electorales [y llegaron al Parlamento en las elecciones de septiembre]. Y hoy, con la llegada de un nuevo "asesino del láser", ha explotado todo.

"Han ocurrido muchas cosas en Malmö en estos últimos diez años, muchas de ellas positivas", constata Mikael Stigendal, doctor en sociología en la Universidad de Malmö, que estudia la ciudad desde hace veinte años. Comparada con otras ciudades que Mikael Stigendal ha estudiado y visitado, entre otras Copenhague y Liverpool, Malmö se defiende muy bien. Este doctor, al igual que las demás personas que he conocido, reconoce la existencia de problemas graves, como una pobreza infantil endémica (un tercio de los niños de Malmö se crían en la pobreza, en comparación con el 5% del conjunto del territorio sueco) y los deficientes resultados escolares (cerca del 25% de los alumnos que acabaron el curso escolar el verano pasado no tienen el nivel necesario para acceder al instituto, en contraposición al 10 o al 11% a escala nacional).

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"Aquí todo mezclado, la arquitectura, las personas y sus ambientes"

Pero cuando una cosa va realmente mal en Malmö, casi siempre se encuentran presentes las instituciones para solventar el problema. Mikael Stigendal cita el ejemplo de la sociedad inmobiliaria municipal MKB [el mayor propietario de vivienda de alquiler de Malmö], cuya misión es regularizar los "apartamentos del horror" mostrados en los medios de comunicación hace unos años.

Los comentarios peyorativos sobre la ciudad suscitaron reacciones, en especial en la redacción cultural de Sydsvenskan [el gran diario del sur de Suecia]. Recientemente, Rakel Chukri, responsable de las páginas culturales y el cronista Per Svensson se han esforzado por destacar los logros de la ciudad de estos últimos decenios: después de ser la antigua víctima de la crisis industrial, de estar marcada por una ausencia total de confianza en sí misma, Malmö ha surgido de las brumas provinciales para convertirse en una ciudad con conocimientos extrovertidos, una ciudad de apertura multicultural ante Europa y el mundo.

Desde la planta decimotercera de la sede del Sydsvenskan, la vista abarca toda la ciudad, incluso sus inconmensurables dársenas salidas de las tinieblas y de la decadencia para transformarse en jovial caos o la universidad, las viviendas nuevas y las empresas junto a gigantescos barcos de mercancías llegados de todas partes del mundo. Es sorprendente ver hasta qué punto está todo mezclado aquí, la arquitectura, las personas y sus ambientes. Las fronteras entre los distintos perímetros están a punto de borrarse. Estocolmo y Gotemburgo, al contrario, han construido burbujas, con espacios entre los hombres y las esferas.

Malmö estigmatizada

¿Existe algún odio con respecto a Malmö? Si es así, ¿de dónde procede? "Tengo compañeros en Estocolmo que piensan de verdad que es peligroso pasear por la ciudad, que la gente te va a tirar piedras a la cabeza", cuenta Rakel Chukri levantando la mirada al cielo, para luego decir con firmeza: "La gente tiene una fijación con Malmö. Nadie se preguntaba qué fallaba en Estocolmo cuando el 'asesino del láser' causaba estragos en la ciudad. Entonces, todo el mundo hablaba simplemente de 'Suecia". "A la gente le gustan las distopías", analiza Per Svensson. "Y en cierto modo, Malmö se ha convertido en la ciudad distópica de la extrema derecha".

Cuando un loco solitario en bicicleta se pone a disparar a la gente, de la noche a la mañana se estigmatiza a cientos de miles de habitantes de Malmö en los medios de comunicación. Pero tarde o temprano, alguien se planteará las preguntas correctas. ¿Qué hay del sistema de vigilancia psiquiátrica? ¿Qué sucede con los llamamientos de la policía para endurecer la legislación sobre las armas y para reforzar sus medios? ¿Qué decir de las necesidades flagrantes de la escuela? Entonces quizás la vergüenza se dirija hacia el norte, hacia ese mismo gobierno que ha considerado adecuado enviar a Malmö a Erik Ullenhag, el condescendiente ministro de Integración.

  • Nota de última hora: el 7 de noviembre, la policía de Malmö anunció la detención de un sueco de 38 años sospechoso de matar una persona y de herir a otras siete.

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