La estación de Oriente en Lisboa. Para muchos licenciados, emigrar es la única solución para encontrar trabajo.

Una generación sacrificada

En Portugal nunca ha habido tantas personas con un título universitario. Y, sin embargo, a los jóvenes nunca les ha resultado tan difícil encontrar trabajo. Entre la precariedad laboral y los que se resignan a emigrar, el país está a punto de perder a toda una generación.

Publicado en 25 noviembre 2010 a las 12:15
Feliciano Guimarães/Flickr/CC  | La estación de Oriente en Lisboa. Para muchos licenciados, emigrar es la única solución para encontrar trabajo.

El índice de paro entre los jóvenes en Portugal es más del doble que el índice entre la población en general. Sólo un tercio de los que trabajan se libran de la penosa situación de los contratos temporales, los recibos verdes [originalmente concebidos para pagar a los autónomos y que se han generalizado convirtiéndose en el paradigma de la precariedad laboral en el país] y otras formas de empleo precario.

Actualmente, uno de cada diez universitarios se va de Portugal al terminar sus estudios. Esto es lo que caracteriza a esta generación sin futuro. No nos sorprende por lo tanto que en este periodo de huelgas generales [el miércoles 24 de noviembre tuvo lugar una huelga general en Portugal] los sindicatos coloquen en primera línea de combate a los jóvenes.

En un país en el que es poco habitual que los trabajadores cuenten con un título universitario y en un mundo cada vez más competitivo en el que la formación es un criterio básico de diferenciación, el incremento del número de licenciados debería considerarse una buena noticia, pero sin embargo no lo es. La desaparición de empleos provocada por la crisis actual afecta sobre todo a los jóvenes y los que más puertas cerradas se encuentran son precisamente los que más han invertido en sus estudios.

En periodos de crisis, no cabe el individualismo

Para Elísio Estanque, catedrático de Economía e investigador en el Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, la postura de los sindicatos “se justifica en la medida en que el instinto de supervivencia y el individualismo han hecho que los jóvenes desarrollen cierto rechazo a cualquier forma de lucha colectiva”, el sindicalismo debería encontrar “algún método para sensibilizarles y movilizarles”. Según Estanque, “el individualismo es aceptable durante épocas de vacas gordas, cuando es fácil encontrar salidas. La cosa cambia durante periodos de crisis. El individualismo ya no da más de sí.

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Es normal que los jóvenes, ya sea porque han perdido la esperanza o porque son más conscientes de lo que sucede a su alrededor, empiecen a organizarse. Una señal indudable de esto es la invasión pacífica de un call-centerhace un par de semanas [el 11 de noviembre, organizada por la asociación Precarios Inflexibles]”. Elísio Estanque considera que con un contrato temporal o con un recibo verde en la mano no resulta nada fácil enfrentarse a la figura patronal, y mucho menos en el entorno de “déficit democrático” actual.

Mientras siga habiendo poco trabajo (y poco cualificado), no resultará extraño que muchos jóvenes portugueses se vayan del país. Durante los últimos diez años el índice de emigración ha alcanzado niveles que no se habían visto desde los años 60. Y si últimamente las cifras han descendido, se debe a que la crisis también hace estragos en el extranjero. Rui Pena Pires, sociólogo y profesor en el Instituto Superior de Ciencias del Trabajo y de la Empresa de Lisboa, habla de 60.000 personas que se van de Portugal al año (en los 60 eran alrededor de 70.000). Aunque los movimientos migratorios son diferentes, antes “casi nadie volvía a su país de origen al cabo de unos años, ahora hay mucha más movilidad”.

Fuga de cerebros

El coordinador del proyecto Atlas das Migrações[Atlas de las Migraciones] explica que “hasta dentro de seis meses no contaremos con estadísticas por edades, pero de momento sabemos que los que más emigran son los jóvenes en edad activa”. Estas cifras probablemente confirmarán una sensación que ya casi todos comparten: “Todos conocemos a jóvenes que se han ido hace poco de Portugal. Mis dos hijos, sin ir más lejos, están en el extranjero”.

Los universitarios son los que actúan de avanzadilla más allá de las fronteras portuguesas, ya que están mejor preparados y cuentan con una red de conocidos en el extranjero que han desarrollado gracias a los programas de intercambio de la universidad. El mercado de trabajo se ha internacionalizado. Según el Banco Mundial, el 20% de los portugueses que tiene un título universitario vive en el extranjero, y afinando todavía un poco más las cifras, más de uno de cada diez (el 11%) se acaba de sacar el título en Portugal antes de emigrar.

“En el Reino Unido emigra el 10% de los estudiantes que acaban de obtener su título universitario, pero esto se compensa con la llegada de inmigrantes con estudios universitarios. En Portugal no sucede lo mismo”, apunta Rui Pena Pires. Dicho de otro modo, Portugal es un exportador neto de cerebros. Elísio Estanque insiste en que “tenemos que preocuparnos más por las nuevas generaciones si queremos que nuestra economía sea competitiva, que los portugueses se sientan seguros y que la democracia prospere. Pero siempre son los más cualificados y competentes los que tienen menos miedo y se atreven a asumir el riesgo de dejar su país”.

Austria

Generación perdida

¿Estamos ante una "generación perdida"?,se pregunta Falter, tras la constatación de que en la Unión Europea, uno de cada cinco jóvenes menor de 25 años no tiene empleo. En España, Letonia o Lituania es el caso de uno de cada dos jóvenes. En Austria, donde el índice de desempleo entre los jóvenes "tan sólo" es del 9%, dos tercios de los menores de 25 años sin empleo son hijos de inmigrantes, destaca el semanario vienés. Falter añade que no se valoran sus competencias, sobre todo en el ámbito lingüístico: sólo un 2% de las empresas vienesas exige el dominio de un idioma extranjero además del inglés. "Es algo sorprendente en una ciudad que vive de las exportaciones y donde una de cada dos personas es de origen extranjero", destaca Falter.

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