“¡¡¡Ahora os advertimos por última-última-última-ultimísima vez!!!”. Sobre la puerta: Siria. Sobre el maletín: Occidente.

¿Crimen sin castigo?

Con el ataque con armas químicas del 21 de agosto, el conflicto se recrudece aún más. Hasta el punto de que en Europa comienzan a alzarse las voces a favor de una intervención militar. Pero ninguna de las opciones parece poder detener “una guerra en caída libre”, como señala The Guardian.

Publicado en 23 agosto 2013 a las 15:11
“¡¡¡Ahora os advertimos por última-última-última-ultimísima vez!!!”. Sobre la puerta: Siria. Sobre el maletín: Occidente.

Casi no quedan dudas de que se han utilizado armas químicas en Ghouta, al este de Damasco, y de que, a diferencia de los presuntos ataques anteriores, han producido un gran número de víctimas mortales. Si el número de muertos supera los centenares o el millar, como afirman los rebeldes, se trata del mayor ataque con armas químicas desde el cometido por Sadam Hussein contra los kurdos en Halabja hace 25 años y claramente de un desafío a la promesa que realizó [el presidente estadounidense] Barack Obama hace un año de que, si se demostraba el uso de armas químicas o biológicas, "cambiaría mis cálculos".

Tampoco hay muchas dudas sobre quién ha cometido esta atrocidad. El Gobierno sirio reconoció que había lanzado una importante ofensiva en la zona y son el único combatiente con la capacidad de emplear armas químicas a esta escala. Los altos mandos de los servicios de inteligencia occidentales han calculado que para la invasión se necesitaría una fuerza militar de 60.000 hombres para asegurar los 12 depósitos de armas químicas a disposición de Bashar al Assad. Si el gas sarín es realmente el agente empleado, se necesitaría una gran cantidad para matar a ese número de personas. El ataque con gas sarín en el metro de Tokio mató a 13 personas.

Todas las opciones son malas

La siguiente pregunta que se plantea es por qué. En su defensa ante las acusaciones a su Estado cliente, Rusia calificó el ataque de una provocación planificada, puesto que ocurrió a sólo ocho kilómetros del hotel al que llegaron los inspectores de la ONU para investigar supuestos incidentes anteriores. Existen cuatro causas posibles: un comandante sirio que actuara por su cuenta, algo que es improbable; una orden de Assad, sabiendo que Obama no respondería; o una decisión de intensificar el ataque contra los rebeldes, ya que a pesar de sus pérdidas en Qusair u Homs, siguen controlando alrededor de la mitad del país. La cuarta causa posible es que fuera un ataque que salió mal y mató a más personas de las previstas.

Las opciones de respuesta son todas malas. Francia y Turquía apoyan una acción militar, Gran Bretaña no lo descartará: posiblemente se propondrán ataques aéreos contra los depósitos de misiles y aviones que a Assad no le gustaría perder. No existe ninguna posibilidad de que permita al equipo de inspección de la ONU ampliar el área de investigación a más de tres lugares limitados. Y con la protección de Rusia y China, tampoco hay posibilidades de que el Consejo de Seguridad le obligue a hacerlo. La misión del Gobierno sirio está clara: ganar tiempo, confinar al equipo de inspección de la ONU y dejar que las pruebas físicas se degraden, algo que se produce rápidamente en una zona de combate activa.

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Existen dudas de que los ataques aéreos disuadan este tipo de acciones. El General Martin Dempsey, presidente del Estado Mayor Conjunto, explicó al Congreso que aunque Estados Unidos interviniera en la guerra, ningún grupo rebelde moderado está listo para llenar el vacío de poder. De este modo, la guerra regional se encuentra en caída libre. Y este ataque con armas químicas podría no ser el último.

Reacciones

Ruido de botas occidentales en Siria

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, mencionó la necesidad de "emplear la fuerza como respuesta” si se confirman los datos del presunto ataque químico que el 21 de agosto llevó a cabo el Gobierno sirio contra un barrio periférico de Damasco, informa Le Figaro. No obstante, el ministro excluyó cualquier tipo de intervención sobre el terreno.

El diario conservador revela además que se prepara “una ofensiva anti-Assad” en el sur de Siria:

Se cree que un primer grupo de 300 hombres, sin duda alguna respaldados por comandos israelíes y jordanos, así como por efectivos de la CIA, cruzó la frontera el 17 de agosto. Un segundo grupo se les habría unido el día 19. Según fuentes militares, los estadounidenses, que no quieren desplegar soldados en territorio sirio, ni armar a los rebeldes que en parte están controlados por islamistas radicales, instruyen desde hace meses en un campo instalado en la frontera jordano-siria a combatientes del Ejército Sirio Libre, a un grupo que se ha seleccionado exhaustivamente.

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