La disyuntiva de Kiev

Moscú aumenta la presión sobre Kiev para impedir que Ucrania firme un acuerdo de asociación con la UE, porque de hacerlo mandaría una clara señal de que el país quiere salir de o abandonar la esfera de influencia de Rusia. ¿Pero hasta dónde está dispuesto a llegar?

Publicado en 29 agosto 2013 a las 11:43

“La asociación con la Unión Europea contribuirá a que Ucrania se constituya como un Estado moderno europeo”, explicó el presidente Viktor Yanukóvich en un discurso conmemorativo del 22 aniversario de la independencia del país, el 24 de agosto.
Y mientras se apresuró a añadir que las buenas relaciones con Rusia también resultaban vitales, el mismo orden en que se enunció la secuencia mostraba claramente de qué lado sopla el viento en Kiev hoy. Con una población de 44 millones y una extensión que lo hace el más grande de toda Europa, Ucrania se enfrenta a una disyuntiva histórica entre un acuerdo de asociación con Bruselas y un tratado aduanero con Moscú. Como los citados documentos son recíprocamente excluyentes, Kiev tiene que tomar una decisión estratégica. Si no firma el trato negociado con la UE antes de que finalice el año su proceso de integración podría verse paralizado durante años, o incluso suspendido indefinidamente. En la práctica, significaría que Ucrania se ha decantado por su vecino oriental como socio estratégico.

No habrá trato sin reformas

La UE está dispuesta a firmar el acuerdo de asociación con tres condiciones: que Ucrania mejore sus leyes de enjuiciamiento, que adopte un código electoral que respete las recomendaciones del Consejo de Europa, y que solucione el problema de la aplicación discriminatoria de la ley. Cumplir esos tres criterios está en manos de Yanukóvich. Los dos primeros pueden solventarse rápidamente a través de la Rada, que domina su propio Partido de las Regiones; y el tercero podría considerarse como resuelto si se libera de la cárcel a la ex primera ministra Yulia Timoshenko, algo que no resulta impensable tras la puesta en libertad este mismo año de su colaborador cercano, Yuri Lutsenko.
[[Por supuesto, el líder ucraniano es impredecible y puede cambiar de idea en cualquier momento]]. Aunque hoy en día parece que está decidido a ratificar el acuerdo con la UE este otoño.
“A menos que cambie de opinión, el acuerdo de asociación se firmará en noviembre”, declaró al Polska the Times el diputado Pawel Zalewski (Plataforma Cívica), un experto en política ucraniana. En su opinión, Rusia intentará minar el proceso.
“Moscú tratará de crear un ambiente tenso y de confrontación, con la esperanza de que incluso si Ucrania logra mantener la calma, la UE ceda ante la presión”, auguró el diputado Pawel Kowal (Polonia es lo más importante, derecha) que encabezó la misión de supervisión del Parlamento Europeo en Ucrania durante las elecciones generales de 2012.

Moscú ya ha iniciado una campaña para “ablandar” a Ucrania. En una visita que realizó a Kiev para asistir a las celebraciones del 1025 aniversario del bautismo de Kievan Rus, el presidente ruso Vladimir Putin enfatizó la comunidad cultural y de civilización que comparten ambos países. Esta visita, sin embargo, no tuvo el impacto que se esperaba, así que Moscú cambió la zanahoria por un palo e inició una guerra comercial al bloquear la importación de algunos bienes ucranianos.

¿Se repite el caso de Georgia?

La crisis aduanera se solventó relativamente rápido, con la ayuda de la UE, pero muchos expertos consideran que eso era solo el principio. Pavel Nuss, líder del Comité Cívico de Salvación de Ucrania, sugirió recientemente que Rusia trataría de desestabilizar Ucrania pronto, en septiembre, empleando su influencia para fomentar entre los ucranianos el rechazo del impulso hacia Europa.
“Hay bastantes probabilidades de que el conflicto llegue a ser bélico”, apunta Nuss, al evocar la invasión rusa de Georgia en 2008, pocos meses después de que la Cumbre de Bucarest se comprometiese a permitir que Georgia y Ucrania se adhiriesen finalmente a la Alianza Atlántica. [[Incluso si el Kremlin no llega hasta ese extremo en esta ocasión, no puede descartarse que se produzcan provocaciones de gran calado como, por ejemplo, la interrupción en el suministro de gas]]. De hecho, Rusia ya ha empleado la “pistola del gas” contra Ucrania en dos ocasiones: en 2006 y en 2009.
Otra posibilidad es que Rusia trate de asegurar que el ganador de las elecciones presidenciales de 2015 en Ucrania sea partidario de su propuesta. “El próximo presidente podría entonces revocar el proceso de asociación”, sugirió el diputado Pawel Zalewski.
“Ucrania no es el único país que está en el punto de mira. Rusia también ha presionado a Armenia y a Moldavia para que se olviden de buscar este u otro tipo de acuerdo con Bruselas”, declaró el diputado de EEP (Plataforma Cívica) Jacek Saryusz-Wolski, el vicepresidente de Euronest, el elemento parlamentario de la Asociación Oriental propuesta, compuesta por miembros del Parlamento Europeo y de los Parlamentos de los países de Europa del Este.
Parece que los meses previos a la cumbre de noviembre de la Asociación Oriental estarán marcados por un conflicto diplomático candente. Polonia será uno de los escenarios principales, puesto que tiene un gran interés en que se concluya satisfactoriamente el pacto UE-Ucrania, más que cualquier otro Estado de la UE. Los rusos también lo saben, así que no resultaría extraño que traten de debilitar la posición política del Gobierno polaco antes de que se alcancen las negociaciones finales. El Kremlin ha demostrado su destreza a la hora de enfrentar a políticos polacos entre sí en numerosas ocasiones, la más reciente, el pasado abril, cuando se despidió a un ministro polaco por un memorándum de gas firmado con Gazprom.

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Visto desde Ucrania

Sin señales de deshielo con respecto a Rusia

Los punitivos controles de aduanas llevados a cabo durante una semana, introducidos el 14 de agosto por Rusia contra las importaciones de bienes ucranianos, desencadenó importantes retrasos en los pasos fronterizos ferroviarios y por carretera, pero no persuadirán a Kiev de que abandone su esperanza de acercarse a Europa, informa el diario ucraniano Den.

El bloqueo, que tiene como objetivo disuadir a Ucrania de firmar un acuerdo de asociación con la UE y atraerla hacia una Unión Aduanera con Rusia, suscitó una oleada de denuncias, incluyendo una de la Comisión Europea, que condenaba dichas tácticas y las tachaba de “inaceptables”.

Viacheslav Yutkin, vicepresidente de la junta directiva del Prominvestbank, declara ante Den que:

No creo que tales acciones hagan que Ucrania se decante por la Unión Aduanera. Por el contrario, puede que se produzca la reacción inversa y que dañe a Rusia. Y pienso que la mayor parte de los rusos comparten este punto de vista porque el conflicto comercial muestra métodos inapropiados y adquiere una forma equivocada. Toma el cariz de una “guerra”.
Para el diario establecido en Kiev, la intimidación de Rusia está abocada al fracaso porque si Ucrania da la espalda a la UE:
esto provocaría una crisis política en el país y arrebataría las oportunidades de [el presidente Viktor] Yanukóvich en las elecciones presidenciales.
Mientras, el periódico informa que los medios rusos anticipan que si el conflicto continua,
el servicio de inmigración ruso podrían recurrir a expulsar masivamente a trabajadores ucranianos.

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