El momento Sputnik de Europa

Más allá de la indignación, el escándalo de las escuchas estadounidenses debe servir como una revelación para los europeos. Al igual que el primer satélite soviético impulsó a los estadounidenses a salir al espacio, estas revelaciones deben motivar a Europa para subsanar su retraso en las tecnologías de la información.

Publicado en 30 octubre 2013 a las 12:58

Edward Snowden ya ha recibido el premio del "denunciante" del año. Pero para ser justos, el ministerio de Economía alemán también debería conceder otro premio al tránsfuga de la NSA por haber dado un empujón al sector alemán de las tecnologías de la información y la comunicación. Porque en los últimos años, ningún director de empresa, ningún científico, ni ningún responsable político ha logrado reactivar con tanta eficacia a las empresas alemanas y europeas de las tecnologías de la información y la comunicación como Edward Snowden, gracias a sus revelaciones sobre los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos.

En el ámbito de la política berlinesa se observa una alegría contenida por varios motivos, porque si bien el escándalo de las escuchas de la NSA reactiva de forma inesperada la demanda de software alemán de codificación, la política alemana se encuentra en estado de shock: con estas revelaciones, Edward Snowden ha aportado la prueba definitiva de que Europa no era capaz de proteger con eficacia los datos personales de sus ciudadanos y de que ni siquiera es competitiva en materia de tecnologías de la información y la comunicación. El hardware, el software, las líneas y los servicios de Internet proceden principalmente de grupos estadounidenses o chinos. La infraestructura de Internet también está dominada por Estados Unidos, donde se concentran la mayoría de los principales servidores. Alemania y los demás países miembros de la UE son como mucho “colonias digitales”.

Necesidad de resistencia europea

Pero en lo que hasta ahora no habíamos reparado es que, al margen de la novela de espionaje de la cual es su protagonista, Edward Snowden también ha reavivado la competencia transatlántica por la cuota de mercado del sector de las tecnologías de la información y la comunicación. [[El escándalo de las escuchas de la NSA sin duda brinda a Europa la última oportunidad de subsanar su retraso con respecto a los estadounidenses, que se encuentran por delante en la carrera]]. La situación actual recuerda al impacto que produjo el Sputnik en Estados Unidos en 1957, cuando los rusos se convirtieron en la primera nación en lanzar un satélite al espacio. Los estadounidenses se quedaron primero consternados, pero luego hicieron todo lo posible para convertirse en líderes de la navegación espacial y acabaron enviando al primer hombre a la luna.

Las condiciones de la situación actual es comparable: Europa debe hacer todo lo posible para no quedarse rezagada definitivamente en la carrera de las tecnologías estratégicas. "Dependemos de las empresas estadounidenses de la tecnología de la información y la comunicación. Se ha tenido que producir un escándalo de esta magnitud para ser conscientes de ello", lamenta Octave Klaba, director del grupo francés OHV, que propone servidores Cloud en los que tanto particulares como empresas pueden almacenar sus datos en línea.

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Sin embargo, no han faltado las señales de alarma: el Gobierno francés lleva insistiendo desde 2011 en la necesidad de una resistencia europea, teniendo en cuenta la importancia estratégica de las tecnologías de la información y la comunicación. Francia aboga por la creación de una oferta de servidores propios con una inversión de 200 millones de euros. Una nimiedad, si lo comparamos con los miles de millones invertidos por los gigantes de Internet como Microsoft, Amazon o Google. Pero gracias a Edward Snowden, la comisaria europea competente en este ámbito, Neelie Kroes, tiene el viento a favor para poner en marcha sus proyectos y emplear el dinero de los contribuyentes para impulsar el sector europeo de las tecnologías de la información y la comunicación, así como para dotarse de una infraestructura europea. La Comisión está estudiando la posibilidad de sacar varios miles de millones de los fondos estructurales europeos y destinarlos a la consecución de este objetivo.

Cambio de Alemania

Alemania, que debería desempeñar una función decisiva en esta remontada, hasta ahora ha actuado como un obstáculo, ya que Berlín tradicionalmente ha visto con escepticismo las iniciativas político-industriales de París. Sin embargo, se vislumbra un cambio en la posición de Alemania. En la inauguración de la Hannover Messe [el salón industrial de Hanóver] en abril, Angela Merkel, hizo hincapié en que Europa y sobre todo Alemania debían reconquistar su posición de líder mundial gracias a la "industria 4.0", es decir, la fusión de la producción y las tecnologías de la información y la comunicación. La conmoción provocada por las escuchas del teléfono móvil de Angela Merkel por parte de la NSA constituye hoy el acicate emocional para imponer las decisiones políticas necesarias.

[[Incluso en Estados Unidos se encuentra en pleno apogeo el debate sobre las repercusiones en la economía de las revelaciones de Edward Snowden]]. Un estudio realizado por el grupo de expertos independientes Itif de Washington demuestra que corre peligro el domino de los gigantes estadounidenses en el desarrollo de las capacidades mundiales de alojamiento Cloud: debido a la pérdida de confianza, los expertos del Itif calculan un descenso en su volumen de negocios de entre 22.000 y 35.000 millones de dólares en los próximos tres años. La comisaria europea Neelie Kroes volvió a poner el dedo en la llaga durante un congreso del sector en Tallin: "Si los clientes europeos de los servicios Cloud no pueden confiar en el Gobierno estadounidense ni en sus promesas, quizás también dejen de confiar en los proveedores de los servicios Cloud de Estados Unidos". Dicho de otro modo, la redistribución de los 22.000 a 35.000 millones de dólares del volumen de negocios [perdidos por los estadounidenses] debería animar a las empresas alemanas y europeas de servicios Cloud a invertir masivamente en un mercado que creían perdido.

De este modo, asistimos al surgimiento de un discurso curioso, que va a contracorriente de la globalización dominante hasta ahora: los proveedores de servicios Cloud franceses, como el grupo de telecomunicaciones SFR, hacen publicidad afirmando que en Francia es donde se encuentran más seguros los datos franceses. Y ahora los competidores al otro lado del Rin les pisan los talones. A juzgar por las encuestas, más de la mitad de pequeñas y medianas empresas alemanas ahora desean almacenar sus datos exclusivamente en empresas alemanas, si es que siguen utilizando los servicios Cloud.

Contexto

Un retraso flagrante

“Este asunto de espionaje muestra que, en el conjunto de la cadena de información digital, la relación de poder entre los Estados Unidos y Europa es probablemente de 1 a 100”, observa el cronista Eric Le Boucher en Les Echos.

Comprobando filosofías radicalmente diferentes entre norteamericanos y europeos sobre el equilibrio entre seguridad y liberta, el periodista defiende que

La revolución digital ofrece una doble ventaja a Norteamérica. Por una parte, los Estados Unidos se encuentran naturalmente más cómodos para desarrollar miles de aplicaciones y de empleos que van a florecer sobre los “datas”. Cuantos más datos conserven las máquinas, mejor será el servicio posiblemente ofrecido; aquí juega una confianza en el sistema económico, que es natural en los Estados Unidos pero en absoluto en Francia. Por otra parte, las empresas que recogen los “datas” son ya casi todas norteamericanas, y tienen una considerable ventaja de salida sobre rivales que quisieran lanzarse en Europa. Estas tendrán que comprar, si los norteamericanos quieren venderlos, datos que “pertenecen” a europeos. Es el gran robo de las memorias… [...] Finalmente, añadámoslo para cerrar el círculo, que los miles de millones de datos son almacenados la mayor parte del tiempo en grandes centros situados en suelo norteamericano, a los que tienen acceso las agencias de seguridad federales, de una manera completamente opaca. Todo sucede en el Net: la defensa, la libertad, la economía. La revolución digital hace temblar estos fundamentos de Europa.

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