Jueces de la segunda sección del Tribunal Constitucional alemán. © 2009 BVerfG

Lisboa hace una pausa en Berlín

El Tribunal Constitucional de Karlsruhe ha dado luz verde a la ratificación del tratado de Lisboa, pero ha pedido algunas modificaciones para garantizar las prerrogativas del Parlamento nacional. Este "sí, pero" puede retrasar la ratificación del Tratado.

Publicado en 1 julio 2009 a las 14:31
Jueces de la segunda sección del Tribunal Constitucional alemán. © 2009 BVerfG

El Tribunal Constitucional de Karlsruhe, en Alemania, ha dado luz verde a la ratificación del Tratado simplificado de Lisboa pero ha exigido algunas modificaciones de la legislación alemana para garantizar las prerrogativas del Parlamento nacional. El sí “a medias” de Berlín, que ha suscitado diversas reacciones en la prensa europea, podría retrasar la ratificación del tratado y además demuestra que Alemania ha dejado de ser la locomotora europea que un día fue.

Ante diputados alemanes europeístas y euro-escépticos, el Tribunal Constitucional de Karlsruhe ha aprobado el Tratado de Lisboa al estimar que era acorde con la Ley Fundamental, es decir, la Constitución alemana. Los jueces han suspendido no obstante el proceso de ratificación del texto reclamando una revisión de la Ley de Acompañamiento que, según ellos, no garantiza suficientemente las competencias del Parlamento alemán. Según comenta el [Süddeutsche Zeitung](http:// http://www.sueddeutsche.de/politik/374/476881/text/), “El veredicto es ‘Yes, we can’. Sí, podemos construir Europa, una Europa fuerte, siempre y cuando se respeten los principios de la democracia, en cuyo centro se encuentra la voluntad del pueblo”. El Parlamento alemán dejará de ser una oficina de registro de las decisiones de Bruselas, se regocija el diario, para el que la sentencia no supone la interrupción del proceso de integración sino más bien “abono para la democracia”.

El [Tageszeitung](http:// http://www.taz.de/1/debatte/kommentar/artikel/1/oberaufseher-der-eu/) teme que la sentencia cree un precedente nefasto. Para el rotativo de izquierdas, la decisión del tribunal “se enmarca en el ambiente nacionalista que reina actualmente en los demás Estados miembros. El verdadero peligro reside en la posibilidad de que los tribunales constitucionales de los 26 países restantes sigan el ejemplo de Karlsruhe y se autoproclamen “máxima autoridad” de la Unión Europea. Demasiada arena en el motor podría detener incluso a un vehículo robusto como la Unión Europea”.

Para Polonia y España, ésta es una mala noticia para Europa. “¿Cómo va a presionar Angela Merkel a los irlandeses y exhortar a Vaclav Klaus y a Lech Kaczynski a que firmen el tratado?”, se pregunta el politólogo Cornelius Ochmann en el diario Gazeta Wyborcza. “Los alemanes han decidido que su nación es más importante que Bruselas”, escribe al respecto Polska. Para este periódico, esta decisión marca el fin de “la idea de una nueva superpotencia federal”. “Lo que ha quedado (de la Constitución europea) no es más que un manual de uso para los tecnócratas europeos. No hay que sorprenderse de que el tratado haya sido rechazado tantas veces. Y ahora resulta que los juristas del país más grande de Europa han echado el freno a su destino”.

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“Alemania ha demostrado que ya no es la locomotora europea sino que es un país normal, que acepta a regañadientes las nuevas etapas (…) del proyecto comunitario”, opina el ABC, que también teme que la sentencia pueda “dar alas a los euro-escépticos en los países que aún no han ratificado el Tratado de Lisboa: Polonia, República Checa e Irlanda. En Gran Bretaña, David Cameron debe de estar frotándose las manos: el conservador tiene el firme propósito, si resulta elegido, de convocar un referendo sobre el tratado”.

“El Tribunal Constitucional alemán ha reafirmado la centralidad del Parlamento nacional”, apunta el Corriere Della Sera de Milán: “en cuestiones como la defensa, el ejército, la fiscalidad, el derecho laboral, la familia y el derecho penal, el Bundestag y el Bundesrat jugarán un papel central en el proceso de decisión europea, incluso después de la ratificación del Tratado de Lisboa, y el gobierno tendrá que someter al Parlamento los asuntos que se discutan en el Consejo Europeo. La orientación de Alemania es clara: Europa no es una unión federal, es una alianza entre naciones”.

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