Lo cierto es que nuestro país no puede sentirse satisfecho de la política seguida estos últimos 20 años en materia de inmigración. Se trata de un asunto que nos concierne y nos supera a un tiempo. Europa se encuentra inmersa en una importante ola de inmigración. Las causas aparentes son económicas, sociales y políticas.
A fin de afrontar el problema de manera eficaz, debemos examinar en profundidad las causas del fenómeno, aquellas que se dan en los países de salida de los refugiados y, en función de esto, elaborar las políticas pertinentes. Pero esta labor es demasiado ardua para un sólo país, y concierne tanto a Europa como a Naciones Unidas.
Un muro que nos deja atónitos
Grecia no puede servir de “muralla” para Europa, o ser el único destino en nuestro continente, sólo porque supone una de las principales puertas de entrada de inmigrantes. Por lo tanto, es preciso desarrollar una política europea sólida en materia de inmigración, algo que, desgraciadamente, por el momento no existe. Es en este sentido en el que debemos actuar con mayor perseverancia e intensidad, siendo la revisión del reglamento deDublín IIuna prioridad.
Este texto es la base sobre la que se fundamenta el "bloqueo" de los inmigrantes en el primer país europeo al que llegan, haciendo que pasemos de ser un país "de tránsito" a un país “de destino final” para miles de inmigrantes. Al mismo tiempo, es necesario que nos decidamos, con ayuda de Europa, a resolver el problema. ¡Se necesitan políticas de disuasión y políticas humanitarias!
Lo cierto es que el muro de Evros nos deja atónitos. Nunca en la historia una “barrera” ha sido capaz de contener los flujos migratorios y esta llama la atención porque simboliza la fobia y la introversión en un mundo dominado por la apertura. Por otra parte, existen serias dudas acerca de la eficacia de esta medida, que no aborda el problema desde la raíz.
Los traficantes pedirán más dinero
Si el efecto disuasorio del cierre de la frontera se sostuviese a través de una verdadera política de emigración que revisase las condiciones de otorgamiento de asilo y fomentase la apertura de centros de acogida, podría revelarse como algo positivo. Pero eso está por ver. Esperemos que no se trate únicamente de un “golpe mediático” a nivel nacional y que no anime a los traficantes ilegales de seres humanos a exigir más dinero a los inmigrantes.
Lo más importante es la necesidad de una política común en materia de inmigración, que no convierta a Grecia en el único lugar de residencia para los inmigrantes y que trate de resolver el problema desde la raíz, para lo cual es necesario desarrollar una labor seria, sólida y constante.