El presidente Nicolas Sarkozy y el presidente Zine El Abidine Ben Ali en 2008.

París, espectador pasivo de la revolución

El Gobierno francés, desbordado por los acontecimientos y al haber tardado en mostrar su apoyo a los demócratas, parece haber apoyado al régimen de Ben Ali hasta el final. Por ello ahora tiene problemas para justificar su postura.

Publicado en 18 enero 2011 a las 16:09
El presidente Nicolas Sarkozy y el presidente Zine El Abidine Ben Ali en 2008.

"Pasar de la noche a la mañana de apoyar totalmente a una dictadura a apoyar al movimiento democrático no es fácil. Por ello, el gobierno francés se ha pronunciado con confusión y apuro desde hace unos días sobre la " Revolución de los jazmines", escribe Libération.

Para Le Monde, la diplomacia francesa, "obligada a adaptarse a la sucesión de acontecimientos que la ha desbordado", se encuentra entre la espada y la pared. Fue necesario esperar al 15 de enero, a las 14 horas, es decir, 24 horas tras la huída precipitada de Ben Ali, para que el Elíseo se posicionara por primera vez del lado de los que reclaman la democratización.

Y "con un día de retraso con respecto a Estados Unidos" Francia reclamó la organización de elecciones libres con la mayor brevedad posible en su antiguo protectorado. Cabe destacar, recuerda el diario, que "todos los predecesores de Sarkozy también dieron muestra, si no de complacencia, al menos de una prudencia extrema con respecto a este antiguo protectorado francés".

"Para justificar su espera durante las jornadas de represión policial sangrienta en Túnez", prosigue Le Monde, los responsables franceses, a través de un comunicado del Elíseo, hicieron referencia a "un concepto impreciso", el de la "no injerencia en los asuntos de un Estado soberano".

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"El gobierno se muestra incómodo", señala Libération. La principal acusada por la prensa y los políticos es la ministra de Asuntos Exteriores Michèle Alliot Marie, que fue convocada en la Asamblea Nacional el 18 de enero para que explicara la incoherencia de la política diplomática francesa en Túnez y también en Costa de Marfil. Al inicio de la revuelta tunecina, recuerda Libération, había propuesto "la experiencia de nuestras fuerzas de seguridad" para que "el derecho a manifestarse pueda aplicarse al mismo tiempo que se garantiza la seguridad".

"A Michèle Alliot-Marie le costará tanto rectificar, que ninguna persona del ejecutivo se ha apresurado a apoyarla", destaca Libération. Mientras la oposición de izquierda denuncia "una diplomacia de cinismo", el ministro de Defensa Alain Juppé reconoceque "sin duda hemos subestimado el grado de exasperación de la opinión pública ante un régimen policial y dictatorial".

"Ahora, el gobierno francés se emplea a fondo para enderezar el rumbo", observa La Croix. Pero el diario estima que "Europa debe tomar el relevo, como ha hecho la jefa de la diplomacia de la UE Catherine Asthon, prometiendo apoyar a Túnez en todos sus esfuerzos para construir una ‘democracia estable’ y para preparar y organizar elecciones, antes de poder otorgar al nuevo Túnez, esperamos que en breve, el ‘estatus avanzado’ que estrecharía los lazos entre las dos orillas del Mediterráneo, de igual a igual".

Visto desde la UE

Silencio sobre los “grupos de interés” del norte de África

Euobserver.com destacaque si bien la UE expresa su “solidaridad” con el pueblo tunecino, guarda silencio sobre el resto del norte de África. Maja Kocijancic, portavoz de Asuntos Exteriores, negándose a opinar sobre el destino de los demás regímenes de la región, declaró que "no podemos especular sobre situaciones que no están ocurriendo". Sin embargo, tal y como señala el diario Web con sede en Bruselas, este mismo fin de semana “en Argelia tuvieron lugar cuatro protestas suicidas similares a la muerte del licenciado de 26 años Mohamed Bouazizi en Túnez, mientras que también se produjeron protestas de esta índole en Mauritania y Egipto. Los disturbios se han sucedido por toda Argelia en las últimas semanas por la subida de los precios de los alimentos. En respuesta a ellos, el gobierno ha bajado el precio del aceite para cocinar y del azúcar". Ante las presiones, Kocijancic declaró que "Estamos siguiendo muy de cerca la situación en Argelia. Hemos hecho un llamamiento a la calma y a la moderación... y hemos instado a las autoridades argelinas a que continúen el diálogo constructivo con todos los grupos de interés”. ¿Con los grupos de interés?

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