Roma, una parodia de la cumbre del G8 por las asociaciones Oxfam International y Ucodep. Foto : Ucodep.

El G8 necesita una puesta al día

Mal organizada por un Silvio Berlusconi desacreditado, la cumbre de los países más industrializados del mundo, que se abre el 8 de julio en L´Aquila, parece el fin de una época. Para la prensa europea, ha llegado la hora de pensar en un nuevo sistema de gobernanza mundial.

Publicado en 8 julio 2009 a las 16:36
Roma, una parodia de la cumbre del G8 por las asociaciones Oxfam International y Ucodep. Foto : Ucodep.

Oficialmente nada podría ir mejor en el mejor de los G8 posibles. En realidad, el optimismo demostrado por el primer ministro italiano es tan solo un "optimismo de fachada", publica el Corriere della Sera. "Berlusconi aborda la cumbre tras meses de escándalos sobre su vida privada. Su ambición de aprovechar la ocasión para volver a vestir el traje de mediador, parece ilusoria. Y varios entre los participantes de la cumbre, como la canciller alemana Ángela Merkel, declararon sus preferencias por un G20 ampliado a China y a India".

El diario The Guardian, que denuncia un G8 de mascarada y compara a Silvio Berlusconi con "un Benny Hill de poca monta", afirma que "Italia podría sufrir una nueva humillación al quedar excluida del G8 y ser reemplazada por España". Esta hipótesis ha tenido mucha repercusión en la prensa española. El Mundo señala que España se ha mostrado más reactiva que Italia sobre la idea, que cuenta con el apoyo de Barack Obama, de un nuevo pacto que garantice la seguridad alimentaria mundial. "Esta circunstancia, unida a los vaivenes en la preparación de la macro reunión (...) ha dado aire a las voces que desde dentro del propio G-8 sugieren la idea de asociar a España a este club, habida cuenta de que ha superado en renta per cápita a Italia y dedica un mayor porcentaje de su PIB a la ayuda al desarrollo". "Pero el propio diario [The Guardian] reconoce que esa posibilidad es poco probable", matiza Público. "Estados Unidos prefiere, en caso de expulsar a Italia, que su lugar lo ocupase alguna economía emergente"

Más allá de las críticas de la prensa europea acerca de la organización azarosa del G8 y del liderazgo descarriado del primer ministro italiano, lo que se pone en tela de juicio es la utilidad e inclusive la existencia misma de esta cumbre. En The Guardian, Larry Elliot estima que Silvio Berlusconi ha contribuido, por su parte, a deslegitimar el G8. Reclamó directamente una ayuda a los países extranjeros para la reconstrucción del Aquila, sin pasar por organismos internacionales. Al mismo tiempo, disminuyó en un 56 % la contribución italiana destinada a la ayuda a los países en vías de desarrollo. De este modo Berlusconi lo que ha demostrado es que el G8 ya no sirve para nada.

En una entrevista para Le Monde, el presidente brasileño Luiz Ignacio da Silva, estima que "la cumbre del G8 ya no tiene razón de ser". Supuestamente representa a los países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia), pero en realidad ya no es representativo de la escena económica actual y carece de legitimidad para discutir los medios que se deben implementar en pos de hacer frente a la crisis mundial. El presidente brasileño pide entonces que el G8 sea reemplazado por el G20 que, según él, debería ser en una suerte de institución permanente y que debería implicar también a los ministros de Economía, a los representantes de los bancos centrales y a los ministros de Asuntos Exteriores. "La democracia necesita foros multilaterales fortalecidos", afirma Lula.

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En Alemania, Die Tageszeitung está "consternado" al observar que desde la primera reunión de las grandes naciones industrializadas, en 1975, "en realidad no hemos avanzado". "Hoy como ayer sufrimos la amenaza de una crisis sistémica del capitalismo". Y sus causas son comparables: crisis económica, alza del precio del petróleo, monedas inestables, crecimiento limitado. "La crisis latente de la moneda no figura ni siquiera en el orden del día, aunque el premio Nobel Joseph Stiglitz haya recomendado reemplazar el dólar como moneda de referencia." Frente a la especulación con divisas, que continúa sin variantes, el economista norteamericano propone calmar los mercados mediante un Bretton Woods II. Pero una propuesta de tales características sólo interesa a India, China o Brasil, los países "invitados" del G8. "Así existe el peligro de que este ‘crac’ sea tan solo un ‘crac’ antes del próximo ‘crac’", concluye el rotativo Die Tageszeitung.

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