Noticias Bulgaria a las urnas

Tres referendos y unas presidenciales

El 6 de noviembre, los búlgaros tienen que elegir a un nuevo jefe de Estado. El presidente del Parlamento y un general de la armada del aire jubilado son los favoritos. De igual manera, los electores van a expresarse por referéndum acerca de 3 preguntas muy serias hechas a la iniciativa del presentador de televisión más célebre del país.

Publicado en 5 noviembre 2016 a las 17:21

El 6 de noviembre, los búlgaros están llamados a elegir a un nuevo presidente. En Bulgaria, aunque elegido por sufragio universal, el jefe de Estado tiene principalmente una función de control y de representación. Sin embargo, los resultados de ésta elección podrían tener importantes consecuencias en una escena política agitada. Además de las presidenciales, se llevarán a cabo al mismo tiempo una serie de referendos que podrían modificar el sistema electoral y el financiamiento público de los partidos.

Una novedad importante es la introducción del voto obligatorio, que debería hacer subir la tasa de participación, habitualmente baja en Bulgaria. Ya en estas presidenciales, se encuentra la mención “yo no apoyo a ninguno de los candidatos” en la papeleta electoral. Una opción que ha provocado complicaciones por su carácter ambiguo: las papeletas con esta mención deben ser contabilizadas dentro de la participación, pero, ¿excluidas del recuento de votos?, Estas complicaciones llegaron a tal punto que los parlamentarios han tenido que recortar sus vacaciones preelectorales del verano para enmendar de forma urgente la ley electoral a unas semanas del voto.

¿Un duelo?

Las pretendientes al puesto de presidente de la República son varias decenas, pero, según los sondeos, los únicos con una verdadera posibilidad son Tsetska Tsacheva, actual presidenta del Parlamento nacional y candidata del GERB (Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria), el movimiento de centro-derecha en el poder, y Rumen Radev, ex-comandante en jefe del Ejército del Aire y candidato del Partido socialista, que dirige a la oposición. Los dos, según los principales institutos de sondeo, se desmarcan netamente de los otros candidatos y deberían encontrarse en la segunda vuelta.

La candidatura de Tsetska Tsacheva, quien encabeza los sondeos, ha sido particularmente laboriosa. Después de que el actual jefe de Estado, Rosen Plevneliev, elegido en 2011 con el apoyo del primer ministro Boiko Borísov, ha anunciado que no se presentaría a un segundo mandato, el GERB ha tenido muchos problemas para encontrarle un posible sucesor.

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La alcaldesa de Sofía, Yordanka Fandykova, y el de Burgas, Dimitr Nikolov, ambos muy populares, así como el viceprimer ministro Tomislav Donchev, estaban entre los favoritos, pero al final, es Tsacheva, considerada como una fiel entre los fieles de Borísov, que ha sido elegida.

El Partido Socialista, que apenas sale de un largo periodo sequía electoral, ha apostado por su parte a una personalidad externa a la élite política. En efecto, hasta el verano pasado, el ex-general Rumen Radev comandaba a la fuerza aérea búlgara, coronando una carrera totalmente dedicada al ejército y lejos de la política. En el pasado, había entrado en conflicto con Borísov acerca de las opciones a elegir en el tema de la renovación del ejército del aire búlgara, y terminó renunciando un poco antes de aceptar la candidatura presidencial.

El debate

Tsetska Tsacheva, primera mujer en ocupar el cargo de presidente del Parlamento búlgaro, goza del apoyo del aparato del GERB y de un perfil institucional clásico, pero se le reprocha su poco carisma y su muy fuerte dependencia de Borísov. En pocas palabras, una candidatura débil, cosa que las más recientes salidas Borísov parecen confirmar. Tras las primeras reacciones tibias hacia la candidatura de Tsacheva, Borísov amenazó con renunciar a su cargo si ella no calificaba al menos a la segunda vuelta, haciendo cargar un peso político adicional a su candidata.

El general Radev, por su parte, se apoya en el hecho de que puede ser presentado como un técnico externo a la política, a pesar de que lo sostenga el Partido Socialista que todavía es visto en Bulgaria como uno de los responsables del statu quo del país.

A pesar de estar en frentes opuestos, los dos principales pretendientes a la investidura suprema han tenido problemas para mostrar ideas y proposiciones realmente alternativas. Su primer debate televisado no suscitó los chorros de adrenalina esperados y se concentró sobre todo en las prioridades de la política exterior búlgara, basada sobre los tres ejes principales que determinan hoy la posición de Sofía en el mundo: la Unión Europea, Rusia, y Turquía (ésta última, principalmente por la gestión de los fenómenos migratorios).

La única pregunta que ha sacado algunas chispas es la de las relaciones con Moscú: “¿A quién pertenece Crimea?”, Tsacheva ha respondido evocando “una invasión y una violación gravísima de parte de Rusia”, mientras que Radev ha volteado hacia otro lado diciendo que “el destino de Crimea depende del pueblo de Crimea”. Acusado de “rusofilia” por sus adversarios, Radev ha sin embargo confirmado su fidelidad el eje euro-atlántico, precisando que “ser proeuropeo no quiere decir ser antiruso”.

Los referendos

Además de elegir a un nuevo jefe de Estado, los búlgaros tendrán que manifestarse en tres referendos. Conciernen la introducción de un sistema electoral mayoritario a dos vueltas, la introducción del voto obligatorio para las otras elecciones, y la limitación de la financiación pública hacia los partidos políticos a un lev (50 céntimos de euro) por cada voto válido recibido por los parlamentarios.

Los tres referendos no fueron iniciados por una fuerza política, sino por el más célebre presentados de televisión búlgaro, Slavi Trifonov, estrella indiscutible de la televisión desde inicios de los años 90 y animador desde el 2000 del “show de Slavi”, transmitido cada noche en la cadena bTV. El da lectura a los hechos del día con un punto de vista satírico, sin renunciar a expresar su propia opinión acerca de los temas de actualidad y de la política.

Con sus colaboradores, y aprovechando su proyección en televisión, Trifonov ha decidió lanzar una serie de referendos con el objetivo de revolucionar el sistema institucional y – tal vez – de lanzarse en la política gracias al trampolín que le otorga la pantalla chica. Tres de los seis referendos propuestos originalmente, probablemente aquellos que habrían tenido el mayor impacto (reducción a la mitad del número de parlamentarios, introducción del voto electrónico, elección directa de los gobernadores regionales), fueron retocados por la Corte Constitucional.

Hasta hoy la herramienta del referéndum, introducida hace poco en Bulgaria, ha producido pocos efectos en el marco político e institucional, principalmente debido a la baja participación. La introducción del voto obligatorio le da esperanzas al comité refrendario de que si el “sí” ganara, Bulgaria podría también – como en Italia con Beppe Grillo – asistir a la transformación de un brillante personaje del mundo del espectáculo en un líder político anti-sistema.

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