La explosíon del contenedor del reactor n°1 de la central nuclear de Fukushima (Japón), el 14 de marzo de 2011.

Fukushima relanza el debate

La explosión de la central nuclear japonesa inquieta a los europeos. ¿Son seguras las instalaciones en nuestro continente? ¿Hay que abandonar esta forma de energía? La prensa ofrece respuestas diversas.

Publicado en 14 marzo 2011 a las 13:44
La explosíon del contenedor del reactor n°1 de la central nuclear de Fukushima (Japón), el 14 de marzo de 2011.

Sea cual sea la magnitud final del accidente nuclear que se está produciendo en la central japonesa de Fukushima, en Europa ya se sienten sus efectos. "El debate que parecía apagarse al mismo ritmo que el recuerdo de Chernobil, resurge con brutalidad", [constata Le Figaro](http:// http://www.lefigaro.fr/international/2011/03/13/01003-20110313ARTFIG00237-coup-de-semonce-pour-l-energie-nucleaire-mondiale.php).

El diario parisino explica que lo que ocurre en Japón constituye "un golpe extremadamente duro que acaba de caer sobre el sector nuclear mundial". Aunque la escalada del petróleo en 2008 "permitió hablar de un despertar del átomo civil por todo el mundo" y aunque "Bruselas, a petición de París, acabe de incluir explícitamente lo nuclear entre 'las energías sin carbono', en la misma categoría que la energía hidráulica, solar o eólica".

"En ninguna región del mundo la energía nuclear es tan importante como en Europa", señala Die Welt. Mientras en el mundo la energía nuclear satisface de media un 15 % de las necesidades de electricidad, las 144 centrales europeas producen el 30% de la electricidad consumida. El 71 % de los ciudadanos de la UE vive en un país que cuenta con reactores en su territorio.

Pero hoy, escribe Le Figaro, "los oponentes de lo nuclear han vuelto a cobrar fuerza en toda Europa. En Alemania, donde el gobierno conservador-liberal de Angela Merkel votó en otoño de 2009 la prolongación de la vida útil de los 17 reactores nucleares del país (...), en Austria, país tradicionalmente hostil a la energía nuclear, Nikolaus Berlakovich, ministro de Medio Ambiente, ha realizado un llamamiento para llevar a cabo una ‘prueba de resistencia’ de las centrales europeas (...) en Gran Bretaña, donde el gobierno de Cameron relanzó su programa de construcción de centrales y propuso en octubre ocho nuevos centros, el ministro de Energía Chris Huhne se ha declarado a favor de realizar una investigación ‘para sacar las conclusiones necesarias’ del suceso, mientras se decide en junio si se recurre a la tecnología EPR de Areva y EDF".

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Der Spiegel no duda en afirmar que, el choque es tal, que nos encontramos ante "el fin de la era nuclear". El semanario alemán exige que se revise la doctrina del riesgo cero: "Es cierto que Japón es una zona sísmica, lo que aumenta el riesgo y constituye una gran diferencia entre Japón y Alemania o Francia. Pero Japón también es parte de las industrias más desarrolladas, donde los ingenieros con una gran formación y un gran nivel de perfeccionamiento construyen los vehículos más modernos y más fiables del mundo. En la época de la catástrofe de Chernobil, la industria nuclear alemana podía convencerse a sí misma y a los ciudadanos de que en Europa del Este existían reactores anticuados e ingenieros ineptos y negligentes. Ahora vemos lo presuntuosa que era dicha percepción. […] Basta con una serie de casualidades fatídicas [y] se puede producir un Fukushima en cualquier lugar".

Desde hace años, [recuerda Der Standard](http:// http://derstandard.at/1297820283794/Alexandra-Foederl-Schmid-Die-EU-muss-alle-AKWs-pruefen), "han vuelto a surgir dudas sobre la seguridad de las centrales de Europa del Este, como las de Mochovce, en Eslovaquia o Temelin en República Checa y no lejos de la frontera austríaca. Pero cuando se trata de las centrales alemanas, las críticas no son tan duras. Ahora bien, se sabe desde hace años, por ejemplo, "que la central de Neckarwestheim, en Bade-Wurtemberg, se encuentra en una zona sísmica".

Esta vulnerabilidad recuerda que "las cuestiones centrales no encuentran respuestas evidentes: ¿Se puede controlar la técnica? ¿Se puede aumentar la seguridad de las centrales? ¿Se puede garantizar una eliminación segura de los residuos?" "La UE es quien debe imponer un control de todas las instalaciones nucleares en Europa", considera el periódico, que estima que las propuestas del ministro austríaco de Medio Ambiente, Nikolaus Berlakovich sobre la organización de pruebas de resistencia para las centrales nucleares "van en la dirección correcta".

¿Se trata de prudencia o de histeria? Desde 1979, fecha de la fuga radioactiva en la central estadounidense de Three Miles Island, "hemos realizado progresos tecnológicos", destaca Hospodářské noviny. Al contrario que en 1986, fecha de la catástrofe de Chernobil, "ya no existe ningún régimen comunista que, por principio, se burle de la seguridad de su pueblo", y la gran mayoría de Europa no se encuentra situada en una región con actividad sísmica. Por consiguiente, asegura el diario checo, "descartar la energía nuclear sería especialmente aberrante, dado que las fuentes de energía alternativas son limitadas". "Ante lo sucedido en Fukushima", plantea el diario, "la reacción correcta no es salir de lo nuclear con pánico, sino sacar conclusiones precisas de lo que ha ocurrido y mejorar las medidas de seguridad".

Por su parte, el editorialista Sergio Rizzo en[Corriere della Sera plantea](http:// http://www.corriere.it/editoriali/11_marzo_14/rizzo-nucleare-giappone-italia_b1a2feca-4e02-11e0-992a-dbfddd704513.shtml) que el accidente de Fukushima no debe subestimarse, pero "la emoción comprensible producida por esta tragedia no debe determinar las elecciones fundamentales en nuestra política energética. Ya lo hicimos antes y nos equivocamos: el referéndum anti-nuclear de 1987 logró una gran mayoría por el impacto del accidente de Chernobil". Pero en lugar de fomentar las energías verdes prometidas, este voto que aprobaba el cierre de las centrales italianas acabó con una nueva dependencia del petróleo.

Es también lo que apunta De Standaarden Bélgica: "Debemos pagar el precio de nuestro modo de vida", ya que "al no estar dispuestos a cambiar radicalmente nuestro consumo, debemos aceptar que la electricidad producida a precio asequible no está exenta de riesgos". Y en este contexto, y por casualidades del calendario, el Gobierno belga lanza esta semana una campaña para "informar a la población sobre las medidas de protección en caso de accidente nuclear".

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