Italia. Inmigrantes desembarcan en Manduria (región de Apulia), transferidos desde la isla de Lampedusa, el 1 de abril.

La “carga” no es tan pesada

Frente a la llegada de varios miles de emigrantes provenientes del Norte de África, Italia apela a la solidaridad de sus socios europeos. Sin embargo, el 11 de abril, los ministros del Interior y de Justicia de los Veintisiete, liderados por París y Berlín, recordaron a Roma sus obligaciones en materia de acogida y de gestión de los inmigrantes y, en el mismo foro, dejaron claro que, en materia de inmigración, se impone la regla de que cada cual mira por sí mismo.

Publicado en 12 abril 2011 a las 14:23
Italia. Inmigrantes desembarcan en Manduria (región de Apulia), transferidos desde la isla de Lampedusa, el 1 de abril.

Según el Gobierno de Silvio Berlusconi, Italia se enfrenta a un verdadero tsunami de inmigrantes ilegales, esencialmente tunecinos. Pide a voz en grito un reparto de la “carga” entre los Estados miembros de la Unión Europea y amenaza con dejar que los clandestinos pasen libremente hacia los territorios de sus socios dotándoles de “permisos temporales de residencia” válidos por tres meses, lo cual, según Italia, les obligaría a acogerlos…

Los mencionados socios, en particular Alemania, Austria y Francia, no han prestado apenas atención a este chantaje. El pasado 11 de abril en Luxemburgo, en una reunión del Consejo de Ministros de Justicia y del Interior, se lo manifestaron claramente al representante italiano, Roberto Maroni - miembro prominente de la Liga Norte, un partido regionalista y xenófobo.

“No podemos aceptar que numerosos emigrantes económicos vengan a Europa pasando por Italia. Por ello, esperamos que Italia respete las reglas jurídicas existentes y cumpla con sus obligaciones”, interpeló el ministro del Interior alemán, Hans-Peter Friedrich, que se muestra dispuesto a restablecer los controles de las fronteras interiores de la UE.

"Me pregunto si tiene sentido formar parte de la UE"

A continuación, el francés Claude Guéant anunció que iba a reforzar los controles en la frontera franco-italiana con el fin de enviar de vuelta al otro lado de los Alpes a los ilegales tunecinos. No se plantea, por tanto, ceder ante el chantaje italiano. Maroni ha dado rienda suelta a su cólera y ha subido un peldaño más en la escalada verbal: “Italia se ha quedado sola. […] Me pregunto si, en esta situación, tiene verdaderamente sentido formar parte de la UE”.

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“Todo esto es mera agitación electoralista, tanto en Italia como en Francia”, considera Patrick Weill, director de investigaciones del CNRS [el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia] y especialista en inmigración. “No se trata de una llegada masiva, contrariamente a lo que sostiene el Gobierno italiano y a lo que dejan entrever las espectaculares imágenes de la isla de Lampedusa”, puerta de entrada de la mayoría de los sin papeles tunecinos.

De hecho, tras la revolución de los jazmines, en enero, 25.800 personas han desembarcado en las costas italianas, un número escaso teniendo en cuenta la situación económica de Túnez y la guerra en Libia. Esta cifra es menos espectacular en lo que atañe a ‘la Bota’, puesto que Italia – convertida en tierra de inmigración – ha regularizado en varias oleadas a lo largo de los últimos años a más de un millón de sin papeles. La última operación de este tipo se remonta a 2009. “No existe en realidad ninguna ‘carga’ que compartir”, ironiza Patrick Weill, puesto que “esta afluencia está dentro de la normalidad y se puede gestionar”.

Roma quiere transformar la cuestión en un problema europeo

No obstante, Roma quiere transformar esta cuestión en un problema europeo, haciendo creer que la UE es un colador. Ha matado dos pájaros de un tiro apelando a la vez a la xenofobia y al euroescepticismo que imperan en parte del electorado italiano. Ahora bien, en contra de los que afirma el Gobierno de Berlusconi, la expedición de permisos de residencia temporales no permite a sus titulares instalarse en otros países de la Unión, tal y como recuerda la Comisión Europea, furiosa ante el intento de tergiversar las normas.

En efecto, cuando conforme a una directiva de 2003 se concede un permiso de residencia a extranjeros no comunitarios válida para el conjunto de la UE, éste queda sujeto a la posesión de un permiso de larga duración (y no de tres meses) y a que justifiquen los medios de subsistencia necesarios (trabajo o ahorros). Así mismo, si un extranjero no comunitario en situación regular dispone del derecho de libre circulación en la UE, también queda sujeto a la condición de que disponga de dichos recursos. Los extranjeros provistos de simples autorizaciones temporales de residencia y que no cuenten con dinero podrán ser devueltos al primer país de acogida, en este caso, a Italia.

Aunque los controles fijos se hayan suprimido dentro de los Estados miembros del espacio Schengen, esto no significa que los Estados hayan renunciado por completo a cualquier tipo de control. De hecho, los controles móviles son plenamente legales y, en caso de amenaza del orden público o de la seguridad, las fronteras interiores pueden restablecerse con carácter temporal. En resumen, Claude Guéant sabe que juega sobre seguro al declarar que utilizará “todos los recursos legales a su disposición para hacer respetar la convención de Schengen”.

Frontex puede ayudar en la gestión de las fronteras

Italia se encuentra en una mala posición para criticar a sus socios, dado que Frontex puede ayudarle en la gestión de sus fronteras. De hecho, esta agencia europea permite comunitarizar los recursos de los diferentes Estados miembros en caso de que surjan problemas. Tal y como ya sucede en las fronteras orientales de la UE. Además, Guéant y Maroni acordaron el pasado viernes en Roma “organizar patrullas comunes para bloquear las salidas desde las costas tunecinas”, todo ello en el marco de Frontex.

En fin, la UE, que ha prometido ayudar económicamente a Túnez para gestionar su transición, va a exigir como contrapartida la cooperación de las nuevas autoridades en la lucha contra la emigración clandestina, contra la que las éstas ya han empezado a tomar medidas. ¿Mucho ruido para nada?

Desde Italia

Los europeos desoyen el llamamiento de Roma

Según informa La Stampa, el ministro italiano de Interior Roberto Maroni, que salió con las manos vacías del Consejo de Ministros de Interior y Justicia de la UE en Luxemburgo, donde pidió la solidaridad de los socios europeos para acoger a los miles de inmigrantes llegados a Italia en las últimas semanas, afirmó que sería mejor "salir de la UE". Sus homólogos también han criticado la decisión italiana de conceder permisos de estancia temporales a los inmigrantes para aliviar los saturados campos de retención italianos. "¿Podrán 22.000 refugiados indeseables arruinar en 48 horas decenas de años de construcción europea?", se pregunta el diario de Turín, según el cual, la propuesta italiana "pone de manifiesto las nuevas y profundas angustias de la Europa de los Gobiernos. Efectivamente, se tiene la impresión de que la perspectiva de tener que acoger a los inmigrantes genera más preocupación que el hecho de tener que encargarse del coste del rescate financiero de Grecia o Portugal". Sin embargo, el diario Il Sole 24 Ore estima que, por una vez, no se puede hablar de "egoísmos nacionales", ya que, en esta ocasión "los europeos son unánimes: los franceses y los alemanes han creado un bloque, con el apoyo de Reino Unido. Más que de egoísmos nacionales, habría que hablar de un pacto continental, o mejor, norteuropeo, del que se ha excluido a Italia, demasiado débil en el ámbito político para hacer valer sus motivos". La humillación de Italia también se ha debido a la ausencia de Silvio Berlusconi en este asunto: el jefe del Gobierno está ocupado con el proceso judicial por prostitución de menores y de abuso de poder en el que está implicado como acusado en Milán. "En condiciones normales, Italia habría negociado un compromiso razonable entre los jefes de Gobierno. No ha sido el caso y nuestros representantes se han quedado solos".

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