De nuevo, el peligro se oculta tras un extraño nombre. Grimsvötn es el nombre del volcán que entró en erupción el miércoles en Islandia, un año después de que las cenizas del volcán Eyjafjalla paralizaran gran parte del tráfico aéreo europeo.
De momento, Grimsvötn tan sólo escupe cenizas virtuales. Esta erupción forma parte de un ejercicio de simulación emprendido por la Unión Europea, con el fin de comprobar si el caos de 2010 se repetiría ante la amenaza de una nueva nube de cenizas. El ejercicio prosiguió hasta el jueves por la tarde y sus resultados se presentarán a comienzos de junio. No obstante, ya sabemos algo del mismo: el cielo europeo no está en absoluto exento de peligro.
Tras la erupción del Eyjafjalla, se organizaron grupos de trabajo y planes de urgencia y la UE estaría actualmente mejor preparada ante tal situación, como explica Siim Kallas, comisario europeo de Transportes. Sin embargo, la Comisión Europea no puede negar que apenas ha progresado en lo que constituye el principal problema. "Resulta especialmente difícil la armonización de los dispositivos de suspensión del vuelo".
El enfado de las compañías aéreas estaba justificado
La cuestión suscitada por los umbrales límites fue el origen de una gran confusión y de muchos enfrentamientos. Hace un año, no existía ninguna indicación sobre el umbral límite de concentración de cenizas más allá del cual los aviones no debían despegar. Poco después de la erupción, este límite se fijó en 2 milígramos por metro cúbico. La temprana prohibición de la navegación aérea por parte del ministro alemán de Transporte fue entonces objeto de duras críticas de las compañías aéreas.
Después resultó que el enfado de las compañías aéreas estaba justificado. Según un estudio presentando a comienzos de la semana por el centro alemán aeronáutico y aeroespacial, el año pasado no se superó en ningún momento este límite. Cinco días después de la erupción, la concentración de cenizas volcánicas en el aire ascendía a 0,2 mg/m3, es decir, una décima parte del límite autorizado.
Según Lufthansa, el objetivo no es reactivar la polémica con el ministro de Transportes. Sin embargo, la reacción de la UE ha sido muy criticada. "Se hacen muchos anuncios, pero pocas cosas concretas", destaca un portavoz. El principal problema del año pasado estuvo relacionado con la falta de datos fiables. "Hoy seguimos viendo que esta cuestión aún no se ha solucionado".
El Cielo Único Europeo se sigue posponiendo
La Asociación Europea de Aerolíneas (AEA) se expresa en términos claramente menos diplomáticos. "Sufriremos un nuevo desastre", afirma un portavoz de la organización, para la que el Eurocontrol no será más que un "chismorreo burocrático a nivel supranacional". Hay que decir que el balance de las autoridades europeas apenas ha resultado fructífero. Es cierto que las autoridades han mejorado el sistema de evaluación de los riesgos y que han definido tres zonas de riesgo. Pero cada país sigue siendo libre a la hora de decidir cuándo decretar la suspensión del tráfico aéreo.
El proyecto ya antiguo de armonización del cielo europeo, denominado Cielo Único Europeo, podría haber sido útil, pero su aplicación sigue posponiéndose desde hace años. En especial, tenía previsto reunir los espacios aéreos de los Veintisiete en nueve grandes bloques. De momento, tan sólo existen tres zonas aéreas europeas: las formadas por Alemania y Francia, Suiza y el Benelux. El resto deberían haberse definido a finales de 2012, según la Comisión.
Los resultados del ejercicio de simulación deberían demostrar si las normativas actuales permiten actuar mejor ante una nueva nube de cenizas. El 13 de abril, los participantes en esta simulación, es decir, la Comisión Europea, el Eurocontrol, las autoridades nacionales de control aéreo, así como 70 compañías aéreas, aplicaron las normas en vigor en sus países. Al día siguiente, probaron la "respuesta europea armonizada".
"Si los vientos son desfavorables, se montará el mismo circo"
Sin embargo, para las compañías aéreas, no basta con una mejor supervisión del cielo europeo. Al igual que los fabricantes del nuevo carburante E10 tuvieron que aportar pruebas de la no peligrosidad de su producto, las compañías aéreas exigen que los constructores aeronáuticos les demuestren que sus aparatos no corren ningún riesgo al navegar por debajo de 2 mg/m3 de cenizas volcánicas.
Quizás las autoridades responsables no dispongan ya de mucho tiempo. El Grimsvötn muestra signos de actividad. Según el geofísico Bernd Zimanowski, una auténtica erupción es "inevitable". El volcán podría empezar a expulsar cenizas desde finales del verano o en otoño. "Si los vientos son desfavorables, se montará el mismo circo", advierte el investigador.