Misrata (Libia), 18 de abril de 2011.

El enredo libio

La llegada de los asesores militares a Bengasi intensifica la implicación militar de la OTAN en la guerra de Libia. Sin embargo, el atrincheramiento de las fuerzas del coronel Gadafi complica en extremo el pronóstico de la situación.

Publicado en 22 abril 2011 a las 14:26
Misrata (Libia), 18 de abril de 2011.

Los 20 asesores militares británicos y franceses [e italianos] enviados para ayudar a los rebeldes en Bengasi no constituyen una fuerza de ocupación. Son consejeros, más que instructores, pero no dejan de ser hombres sobre el terreno. A cada paso que den, crecerá la implicación militar de la OTAN en la guerra civil de Libia. Su presencia es tan significativa como la ampliación de los objetivos de la OTAN, que ahora incluye el control de las conversaciones telefónicas de Gadafi y de los pequeños sistemas de comunicación vía satélite, calificados de forma inquietante como de doble uso [civil o militar].

Los anuncios de Londres y Bruselas a lo largo de esta semana suponen el tercer punto de inflexión desde que la ONU autorizara una zona de exclusión aérea sobre Libia. Los anteriores fueron la decisión de enviar chalecos antibalas a los rebeldes y la firma de Barack Obama en una carta que afirmaba que no hay futuro para Libia mientras Gadafi permanezca en el poder. Los objetivos de la guerra, que Obama había prometido no ampliar para incluir un cambio de régimen, acababan de ampliarse.

Gadafi no parece amedrentarse

Cada uno de estos pasos ha alimentado los temores en torno a una expansión o desbordamiento de la misión, si bien lo más probable es que se trate de evitar que la acción militar se estanque por completo, tal como ha apuntado un observador. Los pasos son acumulativos y la dirección que se tome debería incumbirnos a todos. Hace un mes, algunos creían que las fuerzas de Gadafi se replegarían y abandonarían en cuanto cayera el primer misil Tomahawk. Pero, en muchos sentidos, ha ocurrido justo lo contrario. Se han adaptado al campo de batalla urbano, han escondido su armamento pesado bajo tierra, han sembrado de francotiradores las azoteas de Misrata y han bombardeado las zonas controladas por los rebeldes con bombas de racimo. Sus lanzamisiles ya no son presa fácil.

Los oficiales de la OTAN dijeron ayer que los ataques contra un centro de comunicaciones de la debilitada 32ª brigada han reducido la capacidad del régimen para dirigir sus fuerzas hacia Brega y Ajdabiya. Pero, al mismo tiempo, tuvieron que admitir que golpes como éste tienen poco efecto en el combate cuerpo a cuerpo que se libra en Misrata. El comandante canadiense de la campaña aérea, teniente general Charles Bouchard, lo ha comparado con una reyerta dentro de una cabina telefónica: es difícil meterse en medio. En otras palabras, es posible que una intervención que se emprendió en nombre de la protección de la vida civil de Bengasi haya tenido el efecto contrario en Misrata, Ras Lanuf, Brega y Ajdabiya.

Recibe lo mejor del periodismo europeo en tu correo electrónico todos los jueves

Misrata podría convertirse perfectamente en el punto decisivo. Es el lugar donde han coincidido los propósitos de proteger la vida de civiles no combatientes con los de avanzar en los objetivos bélicos de un destacamento de combatientes; y se han mezclado hasta tal punto que ahora mismo es imposible deslindarlos. A medida que prosiguen los enfrentamientos, el efecto simbólico de los movimientos de la OTAN disminuye. Hace un mes, podrían haber actuado como catalizadores para los allegados de Gadafi que no querían estar en el bando perdedor. Hoy, sin embargo, su efecto psicológico ha perdido fuelle. Gadafi no parece amedrentarse; si lo hubiera hecho, quizá sus tropas se habrían desvinculado de él. En cambio, lo que sucede es que los enfrentamientos se extienden, y es posible que el coronel conserve intacta la esperanza de imponerse en Misrata. Si tal cosa sucediera, la rebelión armada se detendría en seco.

Dos opciones: a atrincherarse o volver a la vía diplomática

Ahora existen dos opciones: la primera es atrincherarse con la esperanza de que, a largo plazo, los rebeldes logren constituirse en fuerza de combate. Lo cual significaría que los pasos dados hasta el momento no serían los últimos, puesto que la OTAN estaría adelantando su presencia por vía aérea y terrestre. La segunda opción es regresar a la vía diplomática y buscar una salida en la línea de las propuestas planteadas por Turquía y la Unión Africana. Tal como se presenta a día de hoy el equilibrio de poderes, es muy posible que el clan de Gadafi lograse conservar el poder en manos de uno de los suyos.

Ninguna de las dos opciones es alentadora, pero atendiendo a la lógica de la resolución de las Naciones Unidas, no cabe duda de que la segunda acabaría antes con el sufrimiento de la población civil. Para los rebeldes de Bengasi, Saif, el hijo de Gadafi, ha dejado de ser el adalid público de una reforma respetuosa con los derechos humanos. Actualmente resulta tan inaceptable como cualquier otro miembro del clan de Gadafi. Aun así, en vista de que el régimen no se derrumba, es posible que acabe siendo el interlocutor de la diplomacia.

Tags
¿Te ha gustado este artículo? Nos alegra mucho. Se encuentra disponible para todos nuestros lectores, ya que consideramos que el derecho a la información libre e independiente es esencial para la democracia. No obstante, este derecho no está garantizado para siempre, y la independencia tiene su precio. Necesitamos tu apoyo para seguir publicando nuestras noticias independientes y multilingües para todos los europeos. ¡Descubre nuestras ofertas de suscripción y sus ventajas exclusivas y hazte miembro de nuestra comunidad desde ahora!

¿Eres un medio de comunicación, una empresa o una organización? Consulta nuestros servicios editoriales y de traducción multilingüe.

Apoya el periodismo europeo independiente

La democracia europea necesita prensa independiente. Voxeurop te necesita a ti. ¡Únete a nosotros!

Sobre el mismo tema