Efigie y bandera griega colgando desde el ocupado Ayuntamiento de Atenas, 13 de abril de 2011.

Las mentiras matarán al euro

El 6 de mayo, al reunirse en secreto para hablar de la crisis griega, algunos ministros de Finanzas de la Unión Europea le han dado el golpe de gracia a la confianza que habían depositado los ciudadanos en sus Gobiernos. El diario Süddeutsche Zeitung advierte que así no salvaremos al euro.

Publicado en 9 mayo 2011 a las 15:13
Efigie y bandera griega colgando desde el ocupado Ayuntamiento de Atenas, 13 de abril de 2011.

En pocas ocasiones los responsables políticos europeos se han comportado de forma tan irresponsable como el viernes 6 de mayo. En Berlín, Bruselas, Roma, París y Luxemburgo, han guardado silencio, se han burlado de todos, han mentido abiertamente. Y todo con el único fin de mantener en secreto la reunión de algunos ministros de Finanzas, durante la cual, tal y como supimos después, no se tomó ninguna decisión y lo único que se hizo fue intercambiar algunas opiniones sobre la situación de Grecia, que acabó sumiéndose aún más en la crisis.

En el transcurso de unas horas, los Gobiernos de los países de la eurozona lograron acabar con la poca confianza que los ciudadanos depositaban aún en sus planes de rescate. ¿Quién va a creerse ahora las declaraciones que afirman que los griegos no tienen ninguna intención de salir de la Unión Monetaria, cuando sabemos que Jean-Claude Juncker, primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo ha sido el cabecilla de este engaño? Empieza negando por escrito que los ministros de Finanzas se hayan reunido en Luxemburgo. Luego proclama públicamente su confianza en Grecia. Y por último, nos enteramos de que ha invitado personalmente a los ministros en cuestión.

Los ciudadanos se sienten timados

Cualquier ciudadano que se interese por la Unión, por poco que sea, se preguntará ahora con asombro o irritación cuál es realmente el nivel de gravedad de la crisis griega. ¿Está el país al borde de la quiebra a pesar de todas las ayudas y los discursos discordantes? Esto significaría que se habría incumplido otra promesa de los Gobiernos: la de que los helenos devolverían íntegramente los créditos que se les concedieron, incluidos los intereses. Ahora bien, si no pagan, será el contribuyente [europeo] el que cubrirá los daños.

No es la primera vez que los ciudadanos se sienten timados. Hace ya un año, cuando la crisis de la deuda se volvía cada vez más amenazante en Grecia y todo hacía pensar que Atenas necesitaba ayuda extranjera, los responsables políticos en Berlín, Bruselas y otras capitales restaban importancia a la gravedad de la situación. In extremis, garantizaron un fondo de 110.000 millones de euros en créditos.

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El rescate de Irlanda siguió el mismo camino. Para empezar, los grandes países de la eurozona no quisieron admitir que el Gobierno de Dublín ya no era capaz de gestionar por sí mismo la situación. Y luego, de repente, se propuso negociar un plan de rescate. Por último, le llegó el turno a Portugal. El país se aprieta el cinturón, aplica reformas, sí, es cierto que la situación es tensa, pero no desesperada, nos volvieron a decir. Y después nos enteramos de que Lisboa ni siquiera podía pagar los salarios a los funcionarios y el país se refugió tras la ayuda internacional.

Sin explicación ni excusas ante esta mentira

Para ser sinceros, hay que reconocer que los países de la eurozona, el Banco Central Europeo y la Comisión, al menos al principio de la crisis, se vieron superados por los acontecimientos y quizás realmente creyeron durante mucho tiempo que estos países se las arreglarían sin ayuda exterior. Pero desde el 6 de mayo, las cosas han cambiado. El viernes pasado, se mintió intencionadamente al gran público. Por primera vez tenemos la prueba. Y dos días más tardes, seguimos sin explicación ni excusas ante esta mentira.

Los responsables políticos en cuestión guardan silencio.Si salen indemnes de este asunto, será en cambio la Unión Económica y Monetaria la que salga debilitada. Porque este engaño no hace sino alentar a todos aquellos a los que les gustaría librarse del euro. Y enciende la imaginación de los contribuyentes, que dudan de que vuelvan a ver algún día el dinero que prestaron.

Quizás la escena política pueda seguir haciendo caso omiso del estado de ánimo de los ciudadanos, pero los responsables no podrán escapar a la ley de los mercados. Durante el craso error de comunicación del 6 de mayo, el euro perdía hasta dos céntimos con respecto al dólar y los inversores se refugiaban en los valores estadounidenses. Una cosa está clara: para recuperar la confianza, el engaño deliberado del 6 de mayo debe tener consecuencias.

Visto desde Atenas

Mantengamos la sangre fría

En Atenas, últimamente los signos de un nuevo periodo de turbulencias financieras resultaban evidentes. "Se podía leer en la prensa internacional y se entendía al seguir la presión constante de los mercados: el problema griego volvía a ocupar la primera plana y hubiese requerido la toma de decisiones políticas y económicas radicales, mucho más fuertes que las ya adoptadas hace un año con el plan de rigor", escribe Antonis Karakousis en el diario To Vima. "La publicación de que Grecia iba a solicitar su salida de la zona euro, el pasado 6 de mayo por la tarde en la página web de la revista alemana Der Spiegel, ha sido suficiente para poner al país en estado de emergencia. Todo muestra que hemos alcanzado un punto de no retorno y que la marcha de los acontecimientos dependerá de la capacidad del Gobierno, de la clase política en general y de la sociedad, de estar dispuestos a afrontar la situación. El ataque de la revista alemana y sus alegaciones revelan las intenciones de algunos Estados miembros en estos momentos cruciales. La presión marcará sin duda los próximos dos meses. Habrá que demostrar calma, fuerza y serenidad".

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