Un golpe de realidad sobre China

La crisis de la deuda que se abate sobre Europa se ha convertido en un objetivo de inversión para China. Esta es la razón por la que resulta necesario comprender el tipo de potencia en el que se está convirtiendo el gigante asiático, afirma el historiador británico Timothy Garton Ash.

Publicado en 28 junio 2011 a las 15:19

En otros tiempos, Europa colonizaba pedazos de China. Hoy, China coloniza pedazos de Europa. De manera informal, por supuesto, y mucho más cortés que cuando la situación era al revés. El ascenso de China esclarece y al tiempo aprovecha el declive relativo de Europa.

El primer ministro chino, Wen Jiabao, que llegó a Europa el día 24, ha visitado Alemania, Reino Unido y Hungría. ¿Por qué Hungría? En parte, porque ocupa la presidencia de turno de la UE, pero también porque China dispone de grandes inversiones en el país y pretende hacer más, como en otros lugares del sur y el sureste de Europa. Un estudio que van a publicar Francois Godement y Jonas Parello-Plesner, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR en sus siglas en inglés), calcula que China hoy tiene el 40% de sus inversiones de la UE en Portugal, España, Italia, Grecia y Europa del Este. El último año, varias autoridades chinas han visitado asimismo España, Portugal y Grecia.

¿Por qué prestar tanta atención a la periferia? Porque en esos países se pueden hacer inversiones prometedoras, y esas economías periféricas, más pequeñas, son una forma sencilla de entrar en un mercado europeo único de 500 millones de consumidores. El mercado de la UE está mucho más abierto a los inversores chinos que el chino a los europeos. Además, hacer grandes inversiones en estos países tiene una compensación política. Cuanto más dependan económicamente de China, menos probabilidades habrá de que apoyen las acciones comunes de la UE que China considera hostiles a sus intereses fundamentales. No es demasiado cínico darse cuenta de que Pekín está construyendo una especie de lobby chino dentro de las estructuras de toma de decisiones de la UE, donde, al menos en teoría, el Estado más pequeño es igual que el más grande.

Lea aquí el resto del artículo de Timothy Garton Ash en El País

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Crisis de la deuda

El precioso maná de Pekín

"Hace no tanto tiempo, la visita de un primer ministro chino era sinónimo de protestas y debates sobre los derechos humanos o la represión en el Tíbet", observa El País. Sin embargo, apunta el diario, "estos días, la presencia en Hungría, Reino Unido y Alemania de Wen Jiabao prácticamente solo es analizada desde el prisma de la importancia que el gigante asiático tiene para la economía europea. Y el invitado se tomó incluso la libertad de advertir a su anfitrión sobre los riesgos de querer imponer la paz en Libia con las armas. Precavidos, los chinos habían liberado a varios disidentes, incluido el artista Ai Weiwei, en vísperas del viaje".

"Cuando Wen Jiabao visitó Reino Unido por última vez, en febrero de 2009, un joven le lanzó un zapato mientras pronunciaba una conferencia en la Universidad de Cambridge. Ahora, dos años y la misma crisis después, ha prometido en Budapest que China no dejará a Europa de lado, se ha paseado por una factoría china de coches en Birmingham como Pedro por su casa y hoy discutirá con Angela Merkel las vicisitudes del euro. Todo eso regado con varios miles de millones de euros en contratos comerciales."

El País añade que la adquisición por parte de Pekín de títulos de deuda de países con dificultades financieras, léase España, Irlanda Portugal o Grecia, ha despertado las simpatías europeas y el instinto por los negocios. Y de la misma manera ha ocurrido con su apetito por la tecnología. Porque, concluye el diario, "Europa está encantada de ayudar. Aunque sea tapándose la nariz y mirando hacia otro lado las veces que haga falta. Se llama pragmatismo... y ha existido siempre".

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