Noticias Una ciudad en Europa
Przemyśl, Polonia.

La doble vida de Przemyśl

La pequeña ciudad polaca de Przemysl, en la frontera con Ucrania, es una de las puertas orientales del espacio Schengen. A pesar de la línea divisoria, los habitantes de ambos lados mantienen estrechos vínculos y los aduaneros hacen la vista gorda al próspero y discreto tráfico dudoso.

Publicado en 28 junio 2011 a las 14:51
Maciej Zygmunt  | Przemyśl, Polonia.

De buena mañana no abunda la clientela en los embarrados paseos del “bazar ucraniano” de Przemysl, ciudad de 65.000 habitantes atravesada por el río San. Estamos en la región polaca de los Cárpatos, a 15 km de la frontera con Ucrania. Un dependiente de cabello rubio y mofletes colorados dispone la mercancía: chocolatinas rellenas comparten aparador con linternas, cuchillas de afeitar y frascos de manteca de oca.

“Va bien para la úlcera, ¡nos la traen de las farmacias de Kiev!”, asegura el tendero. Con la mano callosa muestra la etiqueta, escrita en cirílico. El milagroso remedio, el tabaco y un legendario “vodka de las despedidas” —tan fuerte que puede resultar mortal— son casi los únicos productos ucranianos del bazar. Frente a uno de los puestos de lencería fabricada en China y Turquía, un vendedor espeta: “Los ucranianos ya no vienen, todos los comerciantes que hay aquí son polacos”.

Guardiana del templo europeo

Tras la desaparición de la Unión Soviética, en 1991, Przemysl y sus innumerables campanas se abrieron a la vecina Ucrania. Azúcar, especias, telas, alcohol… Los comerciantes de ambos países aprovechaban las diferencias de precio y convertían su oficio en un trajín diario para vender mercancía del otro lado de la frontera sin obstáculo administrativo alguno. En aquella Polonia rural y poco industrializada era una forma de llegar a fin de mes.

El equilibrio se rompió en 2004. La entrada de Polonia en la UE convirtió Przemysl en el umbral de un territorio sometido a un control estricto. Tras haber sido ciudadela austrohúngara asediada por las tropas rusas durante la Primera Guerra Mundial y territorio ocupado por los ejércitos ruso y alemán durante la Segunda, la ciudad es desde entonces la guardiana del templo europeo.

Recibe lo mejor del periodismo europeo en tu correo electrónico todos los jueves

Se han impuesto cupos: está prohibido entrar en el país con más de dos paquetes de tabaco y un litro de vodka. Los ucranianos necesitan un visado para cruzar la frontera; al principio era gratuito, pero con la integración de Varsovia en el espacio Schengen, en 2007, pasó a ser de pago. Y más difícil de conseguir. Lógico, si se tiene en cuenta que, desde entonces, un visado para Polonia es válido para toda la Unión. Para los residentes polacos, en cambio, las reglas no han cambiado: les basta con el pasaporte para entrar en Ucrania.

Polonia, centinela de Schengen

Polonia debe ser hábil en el desempeño de la función de centinela de Schengen que le ha tocado, puesto que no quiere dañar la relación fraternal que mantiene con Ucrania. Ambos países están unidos por la historia. La población de Polonia cuenta con minoría ucraniana, y viceversa. De modo que, para Varsovia, la ecuación es la siguiente: conservar el vínculo con su “hermana” sin eludir las responsabilidades derivadas de su posición geográfica, en los confines del espacio Schengen.

El delicado ejercicio se practica en el puesto fronterizo de Medyka, a 15 km de Przemysl. En fila india, unos cincuenta vehículos esperan para franquear un pórtico negro alzado entre campos de maíz. Al volante de una furgoneta naranja, Bogdan, ucraniano de 49 años, resopla: “¡Podemos estar aquí tres horas!”. Ingeniero aeronáutico durante la era soviética, Bogdan pasa por aquí cada diez días.

Tras una jornada de trabajo en Przemysl, regresa con el maletero cargado de material de construcción para revender en Ucrania. “En nuestro país no se encuentra nada y aquí esto es mucho más barato. Me quedo con un margen del 20%, lo cual es más rentable que trabajar en Ucrania por 80€ al mes”, cuenta Bogdan.

Una ciudad excluida del crecimiento

En teoría, las importaciones están limitadas para los particulares, pero los aduaneros ucranianos —que son los encargados de controlar la mercancía que sale de Polonia— tienen fama de no esmerarse mucho.Con 1.000 pasos al día, Medyka es el puesto fronterizo más concurrido de los tres que hay en el distrito. Aunque la afluencia podría hacer pensar que no ha cambiado nada desde 2004, el 80% de quienes cruzan ahora son ucranianos que vienen al vecino reino del consumo dispuestos a aprovisionarse. Antiguamente desiertas, las vías de acceso al puesto fronterizo de Medyka están hoy plagadas de comercios: supermercados de alimentación, tiendas de electrodomésticos, de bricolaje, de ropa…

En 2009, Polonia implementó un sistema de acreditaciones que permite a los residentes ucranianos fronterizos transitar por su país sin visado hasta un perímetro de 30 km de la frontera. El sistema ha funcionado.La mayoría de la gente de Przemysl no asocia Schengen a evasión y promoción social. El nuevo estatus de la ciudad ha acentuado su sensación de olvidada, excluida del crecimiento; un sentimiento muy arraigado en esta mitad oriental de Polonia. (En los Cárpatos Bajos, el paro asciende al 15,9%, cuando la media nacional es del 9,3%.)

En un banco de la plaza Juan Pablo II, Stefania, vieja dama endomingada, añora los tiempos pasados. “Me dedicaba al contrabando —explica—; era ilegal, pero era un medio de vida. Ahora no me queda nada. La apertura de las fronteras no ha durado lo suficiente como para que hayamos podido enriquecernos”.

Tags
¿Te ha gustado este artículo? Nos alegra mucho. Se encuentra disponible para todos nuestros lectores, ya que consideramos que el derecho a la información libre e independiente es esencial para la democracia. No obstante, este derecho no está garantizado para siempre, y la independencia tiene su precio. Necesitamos tu apoyo para seguir publicando nuestras noticias independientes y multilingües para todos los europeos. ¡Descubre nuestras ofertas de suscripción y sus ventajas exclusivas y hazte miembro de nuestra comunidad desde ahora!

¿Eres un medio de comunicación, una empresa o una organización? Consulta nuestros servicios editoriales y de traducción multilingüe.

Apoya el periodismo europeo independiente

La democracia europea necesita prensa independiente. Voxeurop te necesita a ti. ¡Únete a nosotros!

Sobre el mismo tema