Report Grecia
Tesalónica (Grecia), Mayo de 2011: manifestación de los "Indignados de la Torre Blanca".

La revuelta del ‘no pagaremos’

Enfrentados a una dura realidad de salarios impagados, negocios en ruina y desempleo masivo, los griegos están optando cada vez más por la desobediencia civil. ¿Está Grecia camino de un nuevo paradigma político? El diario británico The Guardian informa desde Tesalónica.

Published on 5 August 2011 at 15:29
Tesalónica (Grecia), Mayo de 2011: manifestación de los "Indignados de la Torre Blanca".

Entre los elegantes bares a lo largo del histórico muelle de Tesalónica, destaca un restaurante. "¡Queremos nuestro dinero!" se lee en un cartel que cuelga de la terraza de un restaurante y asador de estilo americano. Dentro, 12 empleados han cambiando las cerraduras, están sirviendo latas de cerveza del supermercado a los que les apoyan y se turnan para dormir por la noche en el suelo del establecimiento, como protesta por los meses de sueldos sin pagar y el cierre repentino del restaurante. Este es el nuevo símbolo de la creciente crisis de la deuda en Grecia: un establecimiento ocupado por camareros.

Margarita Koutalaki, una camarera de 37 años y voz suave, divorciada y con una hija de 11 años, ha trabajado aquí a tiempo parcial durante ocho años, ganando alrededor de 6,50 € la hora. Ahora se turna con sus compañeros para dormir en un colchón inflable en una habitación del piso de arriba y vigilar el establecimiento ocupado, mientras sus padres cuidan de su hija.

"Me deben unos 3.000 € en sueldos sin pagar", comenta, señalando que esta situación la viven también innumerables trabajadores por toda Grecia, que llevan meses esperando sueldos pendientes de los propietarios de empresas en apuros. "Al principio nos dijeron que nos pagarían al mes siguiente, luego dejaron de pagar por completo y nos dijeron por teléfono que el restaurante cerraba. Seguimos trabajando, seguimos manteniendo el lugar en funcionamiento, servimos comida y bebida a los que nos apoyan. Tenemos más clientes que antes. Esta protesta es lo único que podemos hacer".

Los camareros sirven bebidas baratas y menús a precio reducido a una nueva clientela de partidarios de la izquierda y manifestantes del movimiento de "indignados" que surgió hace cuatro meses y que antes jamás habrían pisado este bastión del imperialismo, la franquicia griega del gigante estadounidense Applebee's. Una pancarta en inglés atrae a los turistas con souvlakis baratos y albóndigas "para apoyar a los trabajadores".

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Un creciente desprecio hacia partidos y sistema político

Hace ya un mes que Grecia se paralizó con la huelga general por las rigurosas medidas de austeridad, con manifestaciones masivas por las calles y las batallas campales entre la policía y los manifestantes en la plaza Syntagma de Atenas.Los griegos confían menos que nunca en su clase política y en su capacidad para sacarles de la abrumadora crisis financiera. Las encuestas revelan un creciente desprecio por todos los partidos y por el menoscabado sistema político. El desempleo registra un récord del 16%, con un índice mucho más elevado entre los jóvenes. Los afortunados que aún tienen trabajo, han sufrido drásticos recortes salariales y subidas de impuestos.

Los médicos y las enfermeras organizaron huelgas recientemente por los recortes hospitalarios. Los taxistas han paralizado Grecia con huelgas en los últimos dos meses, para protestar contra los planes del Gobierno de abrir el sector. Entre sus tácticas se incluyeron el bloqueo de puertos y la apertura de la oficina de venta de entradas de la Acrópolis para dejar que entraran gratis los turistas.

Lo más llamativo es que el movimiento griego de "desobediencia civil", en el que ciudadanos de a pie se niegan a pagar cualquier cosa, desde peajes de carreteras a billetes de autobús y pagos médicos extra, no se ha debilitado durante las vacaciones estivales. La ofensiva del "No pagaremos" se erige como la forma más pura del "poder del pueblo". Los organizadores advierten de que podría recobrar fuerza en septiembre, cuando se prevé que el Gobierno presente una nueva ronda de contención financiera.

"Desobediencia total"

En la carretera principal de Atenas a Tesalónica, cuando los conductores hacen cola para entrar en Tesalónica tras pasar el domingo en la playa, un grupo de civiles con chalecos reflectantes de seguridad se sitúa en las barreras del peaje de la carretera principal que lleva a la segunda ciudad de Grecia. En sus chalecos se lee la frase "Desobediencia total". Levantan las barreras rojas y blancas y hacen señales a los conductores para que pasen sin pagar el peaje de 2,80 €. En unas pancartas se lee: "No pagaremos" y "No daremos dinero a los bancos extranjeros". Los conductores pasan agradecidos, algunos haciendo signos de aprobación con el pulgar levantado.

"Viviremos un resurgimiento de la desobediencia civil en otoño", afirma Nikos Noulas, ingeniero civil de Tesalónica, en un café del centro de la ciudad, mientras desenrolla unos pósters que apoyan la negativa a pagar.

A principios de año, el movimiento ya estaba floreciendo y entre sus gestos se incluyó la negativa a pagar los billetes del metro de Atenas, para lo cual los manifestantes cubrieron las máquinas de billetes con bolsas de plástico, así como un prolongado boicot por las tarifas del autobús en Tesalónica, tras el aumento de precios impuesto por las empresas privadas subvencionadas por el Estado. Otros se niegan a pagar las licencias de televisión.

Los partidos de izquierda comenzaron a implicarse, con lo que aumentó la visibilidad de la campaña. En marzo, más de la mitad de la población griega apoyaba el concepto del "No pagaremos". El Gobierno criticó duramente lo que consideraba como una mentalidad irresponsable y "de aprovechados" y advirtió además de que los que no pagaban harían que el país cayera en el descrédito y que estaban privando al Estado de los ingresos vitales procedentes de los servicios de transporte. Se impusieron nuevas leyes sobre el impago de billetes y la policía adoptó medidas severas.

El norte de Grecia, de las zonas más afectadas por la crisis

El escritor y comentarista social Nikos Dimou, afirma: "Es el inicio del divorcio entre los griegos y sus políticos. Es lo que tienen en común todos estos movimientos: laaversión y repugnancia por la clase política".En Tesalónica, la segunda ciudad más importante de Grecia, los ánimos se calientan. Los "indignados" tuvieron que retirar a la fuerza sus tiendas de campaña de la plaza Syntagma de Atenas al final de julio, pero la fortificación del antiguo muelle de Tesalónica, la Torre Blanca, sigue rodeada con las tiendas de los manifestantes y forrada con pancartas en las que se lee "En venta" y "No se vende".

El norte de Grecia ha sido una de las zonas más afectadas por la crisis. Las empresas empezaron a cerrar mucho antes del colapso financiero. Son tantas las personas que no tienen suficientes ingresos como para utilizar sus vehículos y tantas las empresas que han parado su actividad, que el ayuntamiento de Tesalónica asegura que se ha producido una gran mejora en la calidad del aire de esta ciudad, conocida por los grandes atascos. El 10 de septiembre, cuando el primer ministro griego Giorgos Papandreu aparezca en la famosa feria internacional de Tesalónica para desvelar sus nuevas medidas económicas, se encontrará con los manifestantes.

Los manifestantes de Tesalónica emplean el método de las "movilizaciones relámpago", con el que la multitud se concentra inesperadamente para organizar piquetes en bancos y edificios públicos. El último objetivo fue el consulado alemán, donde decenas de manifestantes se reunieron para gritar consignas y pintar con espray el pavimento, pidiendo a la Unión Europea que hiciera más por Grecia, mientras los observaban unos policías vestidos de paisano.

En la Torre Blanca, Antonis Gazakis, un profesor de lengua e historia, comenta lo mucho que le sorprende que los jóvenes se unan a las protestas, con infinidad de puntos de vista diferentes sobre la política, tanto de derecha como de izquierda, y muchos de ellos sin vinculación a partidos ni experiencia en otras manifestaciones. Todos participan en el debate sobre cómo cambiar lo que consideran un sistema parlamentario y político corrupto. "La historia política nació en Grecia", afirma. "Por eso voy a quedarme aquí este verano. La última vez que la gente salió a una plaza para exigir un cambio constitucional como este fue en 1909. Es una oportunidad única, un cambio de paradigma. Grecia se ha despertado".

Fuga de cerebros

Los jóvenes dicen adiós al país en crisis

Como sus homólogos portugueses, españoles, irlandeses o italianos, los jóvenes griegos se marchan al extranjero, ante la ausencia de perspectivas y los estragos de la crisis económica. Según estimaciones de Le Figaro, "más de 70.000 griegos ya han salido hacia Estados Unidos y más de 15.000 se han marchado a Alemania, Inglaterra y Francia". Pero "no todos tienen las mismas oportunidades", precisa el diario parisino: "los profesionales son los más solicitados. Cada vez más, las agencias de búsqueda de personal especializado plantean a los griegos la posibilidad de garantizarles una actividad en el extranjero. La empresa sueca Paragona multiplica su publicidad en la prensa helénica o en Internet y garantiza un empleo en función de las competencias de la persona y un buen sueldo". "Desde hace algunos meses", prosigue Le Figaro, "el ministerio griego de Exteriores está desbordado con las solicitudes de creación o de renovación de pasaportes. 'El teléfono no deja de sonar, sobre todo ahora, que todos tienen prisa por marcharse. Es como si viviéramos la oleada de inmigración que se produjo en Grecia al comienzos del siglo XX. ¡Excepto que esta vez no hay ni guerra ni hambre!', comenta un diplomático".

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