"Die Kontrakte des Kaufmanns" de Elfriede Jelinek. Foto : www.thalia-theater.de

La crisis triunfa sobre el escenario

Si hay un sector que goza de buena salud en Alemania y Austria en estos tiempos de miseria es el teatro: la crisis da material para representar los desengaños del alma humana enfrentada a las adversidades y al imperio del capitalismo.

Publicado en 27 agosto 2009 a las 14:50
"Die Kontrakte des Kaufmanns" de Elfriede Jelinek. Foto : www.thalia-theater.de

Elfriede Jelinek ha sido otra vez la más rápida. Su obra Die Kontrakte des Kaufmanns, representada por primera vez el pasado mes de abril en el Teatro de Colonia, fue la primera puesta en escena que hablaba explícitamente de la crisis financiera. “¡La Bolsa se ha hundido, ay ay ay!”, exclama el coro de banqueros de la obra lanzando una cínica avalancha de palabras, y es como si ese grito resonara durante el resto de la temporada. Con sólo una ojeada al programa de la temporada podemos constatar que la crisis no afecta a las tablas. “El teatro es la crisis” afirmó con lucidez el dramaturgo Heiner Müller. En efecto, el teatro sigue teniendo y tendrá siempre como telón de fondo las flaquezas de la humanidad, pero las circunstancias especiales requieren medidas especiales. ¿Que los bancos quiebran, que la economía está en punto muerto? ¡Pues mejor aún! Las obras que se inspiran en el capitalismo y en la crisis van viento en popa por los escenarios germanohablantes.

Y siempre que el capitalismo se encuentra hundido en la miseria, como ahora, volvemos a evocar al viejo Bertolt Brecht. ¿La ópera de cuatro cuartos? Un regalo. Encontramos en ella una pregunta digna de reflexión: “¿Qué es una ganzúa en comparación con una acción bancaria? ¿Qué es un atraco en comparación con la fundación de un banco?” Incluso las obras de crítica social, y con personajes de baja estofa, escritas por Ödon von Horváth, en particular Casimiro y Carolina, disfrutan recientemente de una gran popularidad al evocar los daños colaterales causados por el mundo capitalista. Contar historias de personas y poner al descubierto siempre que el caso lo permita los grandes acontecimientos del mundo: tal es el deber más noble del teatro.

En el teatro de Friburgo, vuestro dinero está en un lugar seguro

Si se estudian las reflexiones nacidas de la crisis y alimentadas por casi todos los administradores teatrales en el prefacio de sus programas, resulta difícil sustraerse a la impresión de que el teatro se siente más poderoso e importante en estos tiempos: estamos ante el verdadero beneficiario de la crisis. Nos parece escucharlo gritar “¡Ves!”. ¿Acaso no ha pasado el teatro siglos ridiculizando y denunciando la sed de poder y la vileza de los hombres? Seguramente ha llegado al fin el momento de rendirle homenaje y de hacer que la gente retorne a lo que es realmente auténtico mientras están sentados en la butaca de una sala de teatro. “Con nosotros, vuestro dinero está seguro”: este era el eslogan con el que se anunciaba el Teatro de Friburgo la temporada pasada. Y la autora y directora, Julia Lochte, constata en el nuevo cuaderno de temporada del Teatro de Cámara de Múnich que las historias constituyen la moneda más estable en este momento.

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Así pues, el teatro comienza a tomar impulso gracias al viento de la crisis, aun cuando no sepa exactamente adónde le ha de llevar, y si no va a convertirse en otra víctima de la miseria financiera. ¿Revuelta? ¿Revolución? ¿Barriga llena? La frase de Brecht: “So wie es ist, bleibt es nicht”, (literalmente: Las cosas tal como son no perduran) posee una renovada fuerza explosiva, escribe Achim Thorwald, administrador del Teatro de Stuttgart. Pero el comunista Brecht pretendía cambiar el sistema y modificar radicalmente la sociedad con su teatro, mientras que hoy se trata esencialmente de hacer inventario y, en el mejor de los casos, de elaborar un discurso productivo: “Dinero, poder y codicia” son las consignas de la nueva temporada. El Teatro de Düsseldorf presentará en septiembre una adaptación de El Dinero, la novela de Emile Zola, a cargo del dramaturgo John von Düffel. En ella se cuenta la historia de Saccard, un mago de las finanzas sediento de poder que logra amasar una colosal fortuna gracias a una oscura especulación bursátil y obtener el reconocimiento de la sociedad parisina. Antes de caer, como de costumbre.

Stefan Kaegi, del grupo Rimini Protokoll, estudia las langostas con toda la minuciosidad de un ojo aguzado por la crisis en una coproducción del Teatro de Zurich con el HAU (Hebbel am Ufer) de Berlín. Los animales son observados, puestos en escena, sus comportamientos son comentados y sonorizados con la ayuda de cámaras y anteojos. El público tiene potencialmente mucho que aprender de ellos, pues se trata de unos animalitos que pasan por ser los grandes triunfadores de la evolución, aun cuando lo que hacen sea devastar su hábitat.

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