"Los temores sobre la economía y los bancos tumban las Bolsas " titula ElPaís en portada. "Tres años después" del otoño de 2008, "el fantasma del hundimiento del banco estadounidense Lehman Brothers recorre el mundo". El diario subraya que "los índices europeos viven el peor día desde la caída de Lehman" y "el temor a la recesión" recobra fuerza dado que "sin crecimiento económico no es posible pagar las deudas". "Ha sido en la eurozona donde el Banco Central Europeo y la mayoría de los Gobiernos, lejos de favorecer políticas neutralizadoras del estancamiento, han priorizado actuaciones contractivas", apunta El País, que, además, defiende que "hacen falta políticas que fomenten el crecimiento para devolver la confianza a los mercados". "No es un ejercicio fácil, tras la inútil retórica de la austeridad a ultranza", concluye.
“¿Está Europa en vías de fracasar?” se plantea en portada el Handelsblatt. Según el diario económico alemán, las propuestas de Merkel y Sarkozy "no son ciertamente las únicas causas de este ataque de pánico de los inversores en las Bolsas”: éstos tienen claramente “miedo de que Europa entre en quiebra: los americanos temen que los problemas del sector bancario europeo salpiquen a sus instituciones". "En estos momentos se comenta a menudo que los europeos deberían decidir si dejar que el euro se hunda, o bien, si construir una especie de Estados Unidos de Europa. Pero esto llevará su tiempo. Sin embargo, puede que sobre todo tuviesen que determinar si realmente no puede ser garantes de los propios Estados, de proteger al menos a los bancos para conservar su credibilidad. Ello reduciría en parte el pánico de los inversores y permitiría evitar gastar miles de millones de euros en vano".
“Europa arde” titula por su parte Il Manifesto, para quien “es inminente la doble caída que se teme. Y parece que nada ha cambiado desde el crack de 2008”. El diario comunista señala como culpable a las finanzas internacionales: “los Estados se han movilizado para salvar el sistema financiero; por él, han desbarajustados sus propios balanzas, al inflar la deuda pública sobremanera, mientras recortaban desesperadamente los gastos sociales para tener recursos. Tras esta primera ola de recortes, el sistema financiero ha dado las gracias y ha retomado el camino de la especulación. Ya no se habla de la regulación de los mercados financieros. No obstante, los Estados no son un recurso de dinero fresco, sino que son parte del problema. He ahí por qué las medidas esbozadas por Merkel y Sarkozy no han podido tranquilizar a los mercados, incluso aunque hubiesen sido mucho más inteligentes”.
Gazeta Wyborcza titula con “los índices que caen, las economías que tiemblan y el espectro de la recesión que planea”. El editorialista económico Witold Gadomski escribe que “ya es hora de abandonar la táctica de los pequeños pasos. Los líderes europeos parecen sorprenderse con la propia evolución de la crisis, que ya ha engullido a Grecia, a Portugal, a Irlanda, a España y bien pronto — quién sabe — a Italia. Estos se debaten entre los problemas de sus propios países y los de Europa, entre la valoración de sus votantes — a quienes les han prometido mucho — y la de los mercados financieros. La UE tiene un déficit democrático y carece de líderes notables. Corren tiempos duros. Preferiría estar gobernado por gente seria que por personajes famosos”.