¡Hablen con ellos!

Publicado en 5 julio 2013 a las 14:23

Dos años después de la eclosión del movimiento de los “indignados”, los Veintiocho se han dado cuenta por fin de que en Europa hay una bomba de relojería preparada para estallar: la conforman los cerca de 6 millones de jóvenes parados.

Se trata en efecto de una bomba racimo, que forma parte de un arsenal más amplio. En mayo, la UE contaba con 26,52 millones de personas sin empleo, pero con un 23,1% de las personas entre 18 y 25 años en el paro, lo que representa más del doble de la media de la (11%). Una tasa que, en los países del sur de Europa, a menudo se dobla.

De ahí la urgencia por actuar. A menos de tres meses de las elecciones legislativas alemanas, la verdadera primera vuelta de las elecciones europeas de mayo de 2014, Angela Merkel parece ser la primera en haberse dado cuenta, ella que se jacta de tener una de las tasas de desempleo juvenil más bajas del continente.
Merkel convocó en Berlín el 3 de julio, unos días después del Consejo Europeo dedicado a este tema, una conferencia europea para atajar el problema a través de medidas concretas que habrá que adoptar… en unos meses. 18 de sus homólogos fueron invitados, así como a los ministros de Trabajo y agentes sociales. Únicamente faltaban los jóvenes.

Estos se congregaron ante la Cancillería, a instancias del sindicato alemán DGB y de la CGT francesa, para celebrar una “cumbre alternativa”. En esta ocasión, el Foro Europeo de la Juventud y los Consejos Nacionales de la Juventud de numerosos países aportaron propuestas concretas ante la Comisión y el Parlamento Europeo.

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“No entendemos por qué no estamos allí”, en la Cancillería, reconocía al Financial Times Florian Haggenmiller, el secretario de la sección de jóvenes del DGB: “Hablan sobre jóvenes pero no con los jóvenes. Pensamos que no pueden encontrar soluciones a menos que hablen con nosotros”.

Resulta difícil no estar de acuerdo, puesto que que el malestar de los jóvenes europeos se manifiesta en las calles del continente desde hace ya un tiempo, y también en las urnas. ¿Hay que esperar a que se produzca un nuevo repunte de la abstención y de los movimientos populistas durante las elecciones europeas para que los dirigentes europeos empiecen a hablar con ellos?

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