La cooperación entre los partidos de la oposición y una facción secular dentro del partido gobernante Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi ha hecho parecer que Italia estuviera a punto de adoptar una ley que penalizara la homofobia. Hasta que han intervenido los católicos. El texto, que incluía los ataques a los gays en las leyes existentes sobre violencia motivada por cuestiones raciales, fue rechazado el 13 de octubre. El diario romano La Repubblica explica que se consideró inconstitucional porque equivalía a una discriminación positiva. El Partido Democrático (PD) de la oposición amenazó con expulsar a la diputada católica Paola Binetti, que votó junto a la mayoría contra la ley. En una entrevista en La Stampa, Binetti se defendió y planteó si dicha ley era realmente necesaria.
Según La Repubblica, la respuesta es sí. En Italia están aumentando los ataques homofóbicos: se han registrado 54 desde enero. El rechazo de la ley sobre la homofobia es por lo tanto "una buena noticia para los que, en un país aún más feroz, deambulan por las noches como perros de caza, en busca de una presa a la que insultar, golpear y pisotear", comenta la editorialista y veterana feminista Miriam Mafai.