En el momento en el que los diputados británicos se reunían en la Cámara de los Comunes para escuchar la declaración del primer ministro David Cameron sobre el histórico veto al nuevo tratado de unión fiscal de la UE, destacaba una ausencia notable: la del socio de coalición liberal Nick Clegg.
Clegg, que en principio pareció apoyar el veto de Cameron, para declarar posteriormente que estaba "profundamente contrariado" y temía que el Reino Unido se convirtiera en un "pigmeos en el mundo", justificó dicha ausencia manifestando que "su presencia hubiera sido una distracción".
Para el diario The Independent, tradicionalmente cercano a los demócrata-liberales, fue el "día de la ira de Clegg".El primer ministro y su aliado, escribe el diario londinense,
no se ponen de acuerdo en si el Gobierno debería reconstruir los puentes con los otros 26 países de la Unión Europea tras el aislamiento del Reino Unido en la cumbre de la semana pasada en Bruselas
[...]Tanto los ministros conservadores como los demócrata-liberales admiten que la coalición se enfrenta a la mayor crisis desde que se formó el año pasado
Para el euroescéptico Daily Mail, el "histrionismo" de Clegg no está exento de "cobardía":
Nadie esperaba que Clegg o los obsesivamente eurófilos democrata-liberales estuvieran satisfechos tras el abandono por Cameron de las conversaciones liderales por el eje franco-alemán con objeto de proteger a la City y otros intereses vitales nacionales [Pero] la triste realidad es que...Clegg se ha revelado como un hombre débil.
El Daily Mail también apunta a la posibilidad de que el asunto pueda llevar a que los demócratas-liberales abandonen la coalición de Gobierno.
Los sondeos apuntan a la catástrofe si abandonan ahora y, además, tienen mucho aprecio por sus coches ministeriales.