Corren malos tiempos para las minorías en Europa: según el informe de 2009 sobre minorías y discriminaciones (EU-MIDIS) de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA), no es fácil ser brasileño en Portugal, africano subsahariano en Irlanda, norteafricano en Italia, somalí en Finlandia o en Dinamarca ni africano en Malta. Y según señala The Irish Examiner, sin duda no es agradable ser rom en la República Checa, en Hungría, en Polonia o en Grecia. No es sorprendente que la encuesta revele que esta minoría constituye la población más discriminada en Europa, junto a los 23.000 inmigrantes y miembros de minorías y otros 5.000 ciudadanos que viven en los 27 países de la Unión. La mayoría de las discriminaciones se producen en los ámbitos del trabajo y la educación y no se denuncian, ya que "las víctimas están convencidas de que no cambiaría nada", añade el diario dublinés.
Live | IA, medios de comunicación y democracia: ¿una ecuación imposible?
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