Sin duda alguna que el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, ha demostrado nuevamente su sentido del humor al inventar el eslogan "Happy Bärsday" (en alemán, Bär significa oso, emblema del evento). Sin embargo, con el 60 aniversariode la edición del festival de cine en la capital alemana,Tagesspiegel entrega una durísima crítica del "primer lobbista del cine alemán". El periódico berlinés manifiesta con inquietud que entre "la masa o la clase", Kosslick haya optado por la primera. Es verdad que la Berlinale ha crecido y continúa siendo "divertida", pero la otra prioridad, la de volverla más "cosmopolita", no se ha conseguido. "En sus esfuerzos de ser tan profundamente social demócrata y de presentarse como el hombre que aporta la diversión al pueblo por medio del cine, Kosslick ha terminado por crear compartimentos en la Berlinale. Peor aún: al poner la alfombra roja a los pies del cine alemán (directores desconocidos con futuro incierto), la ha vuelto provinciana". Tagesspiegel estima que el director de la Berlinale debería más bien intentar atraer a los grandes del cine y competir con Cannes y en vez de tratar al concurso oficial como la cenicienta del festival.
Live | IA, medios de comunicación y democracia: ¿una ecuación imposible?
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