La República Checa no tiene ni sol ni viento y sin embargo, en su territorio prospera el negocio de la energía solar y eólica, hasta el punto de que comienza a parecer "una proliferación cancerosa", tal y como señala Hospodářské noviny. Ante la avalancha de demandas de particulares y empresas y también de los especuladores atraídos por las subvenciones "patológicamente altas" (representan las mayores en la UE), ČEZ, el principal productor y distribuidor de energía eléctrica del país, ha decidido suspender la concesión de autorizaciones de conexión de las centrales eólicas o fotovoltaicas a su red. En enero se han unido a la red 700 nuevas centrales y a este ritmo, las subvenciones costarían al Estado 800.000 millones de coronas checas (alrededor de 31.000 millones de euros) de aquí a 2030. Por otra parte, "la expansión de la energía subvencionada ha hecho que se dispare el precio de la electricidad", explica el diario de Praga, ya que el precio de compra por parte de ČEZ es más del doble del precio de reventa a sus clientes.
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