En la luterana Alemania representa una de las referencias morales por excelencia. Sin embargo, la obispo de Hannover, Margot Käsmann, "modelo para de millones de cristianos", tendrá que "descender al infierno". Efectivamente, en plena cuaresma, la obispo ha sido detenida conduciendo su coche oficial con una tasa de alcoholemia de 1,54 gramos de alcohol por litro, después de haberse saltado un semáforo en rojo. Die Welt, periódico tradicionalmente hostil al "gran ego" político de la obispo, opinaque "hay una diferencia entre un ciudadano de a pie" y "la persona que encarna una autoridad moral superior a casi todas las otras funciones oficiales del país". Margot Käsmann, presidente del Consejo de los obispos, es muy popular en Alemania y siempre se ha distinguido por su discurso directo y por su costumbre de intervenir en los debates políticos. Hace algunas semanas, Käsmann desató una tormenta mediática cuando declaró que "nada funciona en Afganistán" o que el vice-canciller, el liberal Guido Westerwelle ponía "en peligro el consenso social del país". Ante los hechos, la obispo ha presentado finalmente su dimisión.
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