La Comisión Europea podría haber expuesto la vida de su personal destinado a Kabul a una seguridad amateur, revela Libération. En 2008, la protección del representante permanente de la UE en Afganistán, las instalaciones y los miembros de la embajada fue confiado a la sociedad británica Page Protective Services Ltd (PPS). Un contrato que se estima costó 27 millones de euros en cuatro años. El diario añade que PPS "no se aseguró más que parcialmente la misión, hecho que los servicios de la Comisión conocían pertinentemente". Libération señala numerosas irregularidades: de entre las cuatro empresas en la palestra de ofertas, Bruselas eligió a la menos profesional "sin ninguna experiencia en zonas de guerra", y la más cara. Además, esta empresa no proporcionó el material ni contrató al personal previsto, al que no pagó más que una pequeña parte del salario presupuestado en el contrato que se extendió a la Comisión. La Oficina Europea de Lucha Antifraude(OLAF) ha abierto una investigación.
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