Los rumores de que Italia solicitará, como en el caso español, una ayuda financiera a la UE, han provocado que en la Bota se alcen en armas, empezando por el propio jefe de Gobierno. “Italia no corre peligro”, titula La Stampa, citando a Mario Monti. La víspera, Monti desmintió secamente las declaraciones de la ministra des Finanzas austriaca Maria Fekter, según la cual Italia podría correr la misma suerte que España.
Después de que Madrid solicitase ayuda para sus bancos, la Bolsa de Milán ha caído y los tipos de interés de la deuda pública italiana han hecho que los bonos rebasen el límite psicológico del 6%. Ahondando en la misma dirección que Monti, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, declaró en una entrevista concedida a La Stampa que “Roma no está en peligro”, siempre que “prosiga con firmeza el camino que el Gobierno ya ha iniciado”.
“Es realmente absurdo plantear que si los bancos españoles han necesitado ser rescatados, también lo necesitarán los bancos italianos”, defiende Stefano Lepri en La Stampa:
Nada justifica que la inquietud ante nuestro país crezca, excepto una confusión en aumento en su política. […] Los problemas en el seno de la zona euro han dejado que se degenere hasta tal punto, que la mala fe de quienes especulan contra Italia se confunde con el miedo generalizado. La noticia de una intervención a favor de España era una buena noticia. Sin embargo, en un solo día, la irracionalidad de los mercados parece que la ha transformado en una mala noticia.
Il Sole 24 Ore continúa en esa línea:
Quienes pensaban que la rápida intervención, por una vez preventiva, del eurogrupo a favor de los bancos españoles iba a ofrecer paz, o al menos algún día de tregua, se han equivocado totalmente. Los mercados están manifiestamente hartos de los bomberos reticentes. Cada vez se dejan convencer menos por las medidas a medias y por esa solidaridad pusilánime que tapa agujeros aquí y allá, pero implicando siempre el mínimo de medios posibles, y siempre distanciándose de intervenciones radicales y definitivas, es decir, creíbles. Por tanto, el contagio se expande y amenaza con arrastrar a la moneda única. Tras Grecia, Irlanda, Portugal y España, le toca a Italia. Y puede que en el intermedio se produzca el que probablemente sea el quinto rescate de la serie: Chipre podría solicitar ayuda para sus bancos en los próximos días.