“La carne no es una necesidad básica, pero la reducción de su consumo sí lo es”, opinan el ex ministro de Economía holandés, Jan Terlouw y Hans Baaij, director de la asociación Varkens in Nood (“cerdos en peligro”). En un artículo publicado en el periódico holandés NRC Handelsblad, ambos defienden la implantación de un impuesto sobre la carne alegando los peligros que implica, tanto para el ecosistema como para la salud un consumo excesivo de dicho producto. Ya en 2007, la oficina de estudios CPB (Central Planning Bureau) consideraba que este tipo de impuesto era posible y recomendaba reducir en dos tercios el consumo de carne en el país (que se estima entorno a 85 kg por holandés al año). Según los autores, que también recuerdan las terribles condiciones en las que viven los animales por su cría intensiva y la utilización de antibióticos, este impuesto permitiría además reducir el déficit presupuestario holandés (calculado entorno a un 4,8% del PIB en 2010). Según sus cálculos, un impuesto de 1 euro por kilo reportaría 1.500 millones de euros al año a las arcas públicas.
Live | IA, medios de comunicación y democracia: ¿una ecuación imposible?
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