"Algo momentáneo ha sucedido. El encuentro entre los primeros ministros polaco y ruso pone punto y final a la 'mentira de Katyń que ha envenenado las relaciones entre Rusia y Polonia durante años", escribe el historiador Adam Michnik en portada del diario Gazeta Wyborcza. Ayer, Donlad Dusk y Vladimir Putin conmemoraron conjuntamente el setenta aniversario de la masacre de 20.000 oficiales polacos asesinados por la policía secreta soviética (NKVD) en la primavera de 1940. El primer ministro ruso provocó la sorpresa general al arrodillarse ante el altar de los fallecidos, pero no expresó el tan esperado perdón. La mayoría de los comentaristas polacos, sin embargo, han quedado satisfechos con su declaración de que "no hay justificación para semejante masacre" y que "no podemos cambiar el pasado pero podemos preservar la verdad". "Escuché de él lo que quería escuchar. nunca pensé que viviría para presenciar este momento", ha dicho el director de cine Andrzej Wajda, cuyo padre murió en Katyń. Michnik, en Gazeta Wyborcza, concluye que "las palabras [de Putin] traen la esperanza de paz y conciliación".
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